Capítulo 4

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Mini maratón: 1/2❤️

La fiesta [parte 1]

Ethan
Ya llevaba una semana viviendo con Natalie y todo resultaba bastante bien. Coincidíamos muy poco, ella siempre estaba en su habitación y yo en la mía, solo salíamos para comer o ir al baño.
Abro la puerta de casa y suelto un suspiro cansado, una pareja me contrató para una boda pero son muy exquisitos con el lugar de las fotos y creo que he recorrí media ciudad en moto buscando el lugar perfecto. Natalie levanta la cabeza de su libro cuando nota mi presencia, esta sentada en el alféizar de la ventana, lleva el pelo atado en un moño desordenado, una camiseta tres tallas más ancha que ella y unos minúsculos shorts de tela.

—Hola, vi que llegabas tarde así que te pedí una hamburguesa— dice levantándose y mi vista se clava fijamente en sus piernas.
—Gracias— digo obligándome a apartar la vista.

Voy a mi habitación a dejar la cámara y buscar ropa para darme una ducha. En mi móvil tenía unas cuántas llamadas de Ian, mi mejor amigo, que llevaba una semana insistiendo en que fuéramos a una absurda fiesta de Halloween. Lo ignoré una vez más y me fui a la ducha.
Al salir del baño fui a por la hamburguesa que Natalie había pedido para mi, era con queso extra, mi favorita —cosa que supo hace unos días en uno de sus intentos de conocernos mejor— y me senté en el sofá a ver una serie cualquiera.

—¿Estás bien?— preguntó la pelirroja lectora sacando la cabeza de su libro.
—Si, sólo un poco estresado.
—¿La universidad?
—El trabajo— dejé lo que me quedaba de hamburguesa en la mesita y me giré hacia ella para explicarle mejor.— Tengo una pareja que se casa en diciembre y quieren que yo les haga las fotos de la boda, pero son un poco exquisitos. Quieren un lugar especial y que llame la atención, les he enseñado un montón de lugares pero ninguno les gusta y se me acaba el tiempo.
—¿Es una boda temática?
—No, es una sencilla y con poca gente.
—Creo que te puedo ayudar.— cerró el libro de golpe y vino para sentarse a mi lado en el sofá.— En el libro que estoy leyendo, los protagonistas se casan en la playa, al atardecer. Ya sé que es un poco cliché pero no tiene que ser necesariamente en una playa, puede ser en una costa, y tienes una luz natural divina para tus fotos.

Medité su idea por unos segundos y la verdad es que tenía razón.

Además de guapa, es inteligente.

Ignoré a mi conciencia y clave mi vista en sus ojos color esmeralda, estaba tan cerca de mí que podía ver las pequeñas pecas que salpicaban sus mejillas.
—¿Que opinas?— su voz me trajo de vuelta a la realidad.
—La verdad es que es muy buena idea.— ella sonrió e hizo el ademán de levantarse pero la detuve tomándola de la muñeca.—¿ Te gustaría ir a una fiesta de Halloween?
—¿Qué?
—Mi mejor amigo organiza una fiesta y pensé que te gustaría venir, puedes invitar a quien quieras.
—Vale, creo que iré.— me dedicó una sonrisa antes de ir a por su libro.— Buenas noches Ethan.
—Buenas noches Natalie.

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Podía escuchar la risa de Natalie desde hace media hora, no sabía con quien hablaba pero se lo estaba pasando en grande. Parece que esta era otra de esas noches sin dormir. Hace unos días que tenía insomnio, creo que era por el tema de las fotos. Miré el reloj de mi mesilla, eran las tres y dos minutos, me pasé las manos por la cara y el pelo exasperado y me levanté de la cama. Max salió de su camita en cuanto me vió y pensé en sacarlo a pasear, un paseo nocturno ayudaría con mi insomnio.
Me puse una sudadera por encima de la camiseta y unos pantalones de algodón. Salí de mi habitación con Max al tiempo que Natalie salía de la suya, al ver a Max chilló y se le cayó el móvil al piso.
—¿E..eso es tuyo?— dijo señalando a Max.
—No es un objeto, es un perro, se llama Max y si, es mío.— una idea cruzó mi mente al verla tan aterrada.—¿Le tienes miedo?
—¿Mi...miedo y-yo? Bah tonterías, solo me impresioné cuando lo vi.— dijo tratando de sonar segura y agachándose lentamente a recoger su móvil.
—Pues yo creo todo lo contrario.
Max salió de mi lado hacia ella para olerla y lo siguiente que sentí fue un cuerpo abrazándome y una cabellera pelirroja frente a mis ojos.

Esto se pone interesante.
Conciencia no es momento de bromas.
Perdón perdón.

Natalie luchaba por permanecer lejos del piso para que Max no se acercara a ella. Sus brazos estaban alrededor de mi cuello y y sus piernas se enredaban en mi cintura.
—Dices que no le tienes miedo pero el cuanto el perrito se acerca a olerte saltas a mis brazos.— comenté burlón.
Pareció percatarse de dónde estaba porque se alejó de mi como si quemara, con sus mejillas muy rojas.
—Lo siento, no me gustan los perros.— dijo mirando su móvil.
—Max es inofensivo.— tiré de su brazo hasta el salón.— Ven, hoy vamos a aprender a perderle el miedo a Max.
—¿Qué?— se detuvo pero yo seguí tirando de ella.— No no no y yo, Ethan me da miedo.
—Y yo te voy a enseñar a que no te de miedo.

Llamé a Max y me senté en el suelo, al ver que Natalie seguía estática tiré de ella hacia abajo para que se sentara. Max era un cachorro de golden retriever así que era pequeño todavía.

—Los perros huelen el miedo, así que si sientes miedo ellos lo sienten.— dije acariciando la cabecita de Max.
—Genial, seguro que ahora me muerde.
—No sea negativa, venga, tócalo.

Su mano temblaba cuando la acercó a Max y comenzó a acariciarle el lomo muy suavemente. Max la olió y comenzó a lamerle el brazo.

—Bueno ya se llevan bien.— me levanté tomando la correa me Max.— Vámonos Max.
—¿A dónde van?
—A caminar.— lo pensé un momento antes de decir:—¿quieres venir?
—Vale, voy a por una sudadera.
Se fue corriendo a su habitación y volvió a los dos minutos con una sudadera gris por encima del pijama. Salimos del piso directo al ascensor, ella no paraba de tocarse el pelo, era un gesto que hacía mucho cuando estaba nerviosa, lo descubrí hace unos días cuando estaba leyendo un libro de misterio que estaba casi en el final y no sabía quién era el asesino. El frío de Londres nos recibió cuando llegamos a la acera y fuimos a paso tranquilo hasta el parque.
—¿Quieres un café?— dijo Natalie.
—¿Tienes dinero para invitarme?
—Claro.
—Pues vamos a por ese café.
Cuando doblamos en la esquina mi mano libre rozó la suya por accidente y la sentí tensarse.
Por suerte había una cafetería abierta a estas horas de la madrugada, yo pedí un frappuccino
y ella un latte y nos lo tomamos de camino a casa.
—¿La fiesta de tu amigo es de disfraces?
—Si, pero puedes ir vestida como quieras. A mi eso de los disfraces me parece un poco de niños.
—Seguro que mi mejor amiga va disfrazada, y como la conozco tan bien seguro se pone uno de esos muy sexys, de enfermera o diabla.
—¿Y tú?
—¿Yo?
—¿Vas disfrazada?
—No, es de niños.— dijo imitando mis palabras.
Ambos reímos y continuamos el camino a casa. Llegamos 20 minutos después al piso y dejé a Max libre por la casa que fue a por el cariño de despedida de su nueva amiga.
—Gracias por el café.
—De nada. Gracias por ayudarme con lo de Max.
—De nada.
—Buenas noches Ethan.
–Buenas noches Nat.
Me fui a mi habitación, me quite la sudadera y me metí en la cama. El sueño me invadió en menos de cinco minutos y esa noche soñé con unos ojos color esmeralda.

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N/A:
Volviiiiiii, quería actualizar desde hace mucho pero los exámenes no me dejaban. ¡¡¡¡Primer capítulo narrado por Ethan!!!!
¿Qué opinan?
Los leo en los comentarios.
Besitos<3

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