Segunda Oportunidad {Charrleo}

5. Una cena incomoda

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El silencio cubría por toda la hacienda, en la oficina del Charro Negro aún se encontraba Valentina aún sin saber que hacer.

—Se ve que es un buen hombre, pero es un demonio, no sé, en que pensar— Dijo Valentina aún confundida entonces miro aún la carta que esta en el escritorio, la tomo y en eso ideó un plan.

Guardo la carta en uno de los bolsillos de su ropa y acomodó la oficina para que se vea que nadie entró y salió de ahí, y se fue para estar con Leo.
Mientras caminaba saco una pequeña libreta, en una hoja un poco doblada tenía escrito "pretendientes para Leo" donde veía varios nombres tachados y apenas unos dos o tres nombres se veía, pero tenía un número muy bajo, sacó un lápiz que estuvo apunto de escribir hasta que...
—No, aún es muy pronto para saber si es el tipo indicado para Leo, mejor veré como es, para saber si vale la pena anotar su "nombre"— Dijo Valentina algo pensativa y guardo todo antes de ir con Leo.

Mientras que con Leo estaba confundido aún sentado cerca de la destiladora, tenía tantas emociones encontradas y no sabia como ver al Charro ahora, hasta que una sombra lo cubrió al levantar la vista se encontró con Chuy algo preocupado y tenía la cabeza algo inclinada, entonces intento hablar mientras lo señalaba a Leo, entonces Leo entendió que quería saber como se encontraba.

—Tranquilo Chuy, estoy bien, es solo que estoy algo cansado y confundido— Dijo Leo algo cansado y bajando su vista, Chuy se sentó enfrente de Leo para darle compañía, Leo nuevamente levantó la vista para verlo, y en eso recuerda que las calaveritas le ayudaron, para que él estuviera de su lado, le dio mucha curiosidad saber que pasó con ellos cuando abandonó el inframundo —Por cierto Chuy— Dijo llamando la atención de Chuy —Sabes que paso con las calaveritas de azúcar y mis amigos cuando me fui?— Preguntó Leo a Chuy, entonces Chuy empezó a hacer señas que es comprensible para Leo.

Cómo las calaveritas al igual que Chuy son mudos, y también Leo en su niñez también tenía dificultades para hablar, Leo aprendió a comunicar con las calaveritas a base de mímica o dibujos, y en su tiempo libre les enseño a escribir.
Chuy no relato mucho, decía que el junto con sus amigo, iba a enfrentar al Charro Negro, pero una luz los cegó y luego cuando abrió los ojos, él aún estaba en el inframundo y sus amigos había desaparecido, estaba buscando a ellos cuando se topo con su padrino y tuvo que perdonarlo solo porque era su único familiar y aún se encontraba solo en el inframundo.

—Al menos él te ha tratado bien— Dijo Leo vío como Chuy asentía, entonces Leo también tenía curiosidad de algo más.
—Y sobre el Charro, realmente cambio o sigue siendo aterrador?— Preguntó Leo y Chuy no sabía cómo expresar, así que solamente le señaló el pulgar arriba.

Leo solo sentía algo confundido, aunque Chuy dio una respuesta sigue sin saber que hacer, hasta que escucharon pasos ambos se giraron donde se escuchaba los pasos y vieron a Resendo con los brazos cruzados.
—La cena esta lista— Dijo algo serio mientras miraba alrededor —Y la chamaca?— Preguntó este.

—Se fue a explorar— Respondió Leo algo incómodo con su presencia y Resendo veía al niño, aún estaba confundido de cómo su patrón pueda estar enamorado de un niño demasiado puro y timido, pero no lo va juzgar, después de todo aún respeta al Charro y acepta que este niño sea su futuro patrón, por lo debe mostrar respeto.
—Chuy, te importaria llevar a nuestro invitado hacia el comedor mientras busco a la chamaca— Dijo Resendo a su ahijado y este asentía.