CAPÍTULO 3

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Louis despertó con un hermoso cachorro jugando con su nariz  y los castaños cabellos que caían sobre su frente, el aroma de de su pequeño hijo expresaba la tranquilidad y comodidad que el menor sentía en aquel lugar. No lo juzgaba, él se sentía igual entre aquellas mantas en aquella enorme cama. Enterró su rostro en la esponjosa almohada e inhalo, el exquisito aroma a chocolate y avellanas le recordó dónde se encontraba y lo que había sucedido hace unas horas. Dios, se había quedado dormido en el regazo de Harry y para sentir más vergüenza aún, el alfa lo había marcado con su olor. Cómo iba a verle a la cara cuando saliera de la habitación. Echó un vistazo a su alrededor, la habitación del rizado era simple pero amplia. Dirigió su vista a la mesita a un lado de la cama y observó el portaretrato que allí se encontraba; una foto del alfa con una chica - no quiso hacerlo- pero supuso que era una omega.

Algo dentro lo hizo removerse al pensar en el alfa con una omega, debía de estar volviéndose loco o era la mala alimentación de los últimos meses.

Miro el reloj digital del despertador que se encontraba a un lado de la foto y se sobresaltó al ver la hora. Cuánto había dormido, eran casi las ocho y media de la noche y él seguía allí, en el departamento del alfa. Debía volver a la panadería, ya era tarde para intentar conseguir algo de comida para Max asique tendría que pedirle algo de sobra de la panadería a Martha. Debía apurarse, haber dormido en aquella cama solo hizo que se pasara el día completo envuelto en una confortable comodidad que ahora le trajo un sentimiento de vergüenza por haberse atrevido a tanto en un solo día con Harry.

Se apresuró a acomodar las mantas de la cama y a abrigar a su cachorro con su campera de invierno. El camino a la panadería sería largo y frío así que debía proteger a su pequeño del invierno que estaba haciendo lo suyo en la ciudad.

~☆~

Había salido hace unas horas al mercado, debía comprar todo lo necesario para preparar una cena nutritiva y caliente. Afuera la noche estaba helada y supuso que al omega y cachorro que descansaban en su habitación les apetecería cenar comida hecha en casa.

Estaba terminando de lavar las verduras que echara a la olla junto con el pollo y el arroz cuando sintió la presencia de alguien más en la espaciosa cocina. El castaño se encontraba en la puerta de esta con su cachorro en brazos, quien al verlo le estiró los brazos para que lo cargara. Eso hizo seguido de saludar al omega cuyo rostro seguía con algún rastro del sueño anterior.

–Buenas noches, omega. ¿Has descansado? – preguntó el alfa.
–Hola, Harry. Si, gracias por dejarnos usar tu cama la he dejado como estaba antes ordenada. – respondió el ojiazul.
–No hay problema con eso Lou, ¿van a cenar? . – volvió a hablar el alfa mientras observaba a Max jugar con el collar de cruz que colgaba en su pecho.

Louis pensó en aceptar por un momento, no quería irse de la casa del alfa. Algo de aquel lugar hacía que no solo su cachorro sino él, se sintiera cómodo y a salvo. Aquel alfa hacía que se sintiera así, y bueno también el hecho de que su cachorro no ha tenido una cena decente en varias semanas hacía que quisiera aceptar aquella oferta. Pero recordó a aquella omega en la foto de la habitación del rizado y su corazón se sintió pesado haciendo que su omega se encogiera dentro suyo. No quería que aquella bella mujer -porque si, debía admitir que era bonita- llegará a la casa con su alfa y que el; un omega de la calle y madre soltero se encontrara allí con su alfa cenando. El no se sentiría bien si en su lugar estuviese otro omega y el fuese el de Harry, por lo que decidió que era mejor irse cuanto antes y llegar a la panadería lo más rápido posible. Con un poco de suerte, Martha tendría un poco de pan para ellos.

–Y-yo…te lo agradezco pero debemos volver – respondió el omega tartamudeando un poco –ya es tarde y aun tengo algo de sueño y Max debe dormir también.

𝑪𝑯𝑹𝑰𝑺𝑻𝑴𝑨𝑺 𝑻𝑰𝑴𝑬 (𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora