Aqui vamos de nuevo

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Tener un hijo, por muchos que se hayan tenido antes, era una experiencia única e irrepetible, eso bien lo sabía Harry, y Draco estaba por descubrirlo.

Harry recuerda que cuando James nació la madriguera se volvió un caos. Ginny había decidido pasar todo el tiempo de recuperación del parto, y de los dos siguientes, en casa junto con su madre, al pelinegro eso no le causó ningún tipo de molestia, los Weasley también eran su familia. A pesar de tener la ayuda de Molly y Arthur, cuidar de un recién nacido no era cosa fácil, sobre todo cuando el primogénito del salvador del mundo nació sabiendo que la gente haría lo que él pidiera cuando él lo quisiera. James era un bebé berrinchudo hasta por el más mínimo detalle, le encantaba ser cargado en brazos y que Merlín se apiadara de sus oídos si no recibía alimento o le cambiaban el pañal en el segundo exacto en el que lo necesitaba.

Claro que esa experiencia también le enseñó mucho, como varios hechizos de limpieza, algunas protecciones, y otros tantos de alerta. Para cuando Albus estaba en camino Harry se sentía un experto en el cuidado de los bebés y a pesar de su apretada agenda como jugador profesional se sentía totalmente confiado.

Albus por su parte, no pensó lo mismo, pues era todo lo contrario a James, casi no lloraba, no era muy activo, y tampoco necesitado. Eso preocupó a Harry y a Ginny quienes estaban acostumbrados al exceso de atención que James requería. Al ojiverde le da pena admitir que pensó en llevar a Albus a san Mungo para que checaran si había algo mal con él, y lo hubiera hecho de no ser por Molly quien luego de tranquilizarlo finalmente lo felicitó por incursionar en el mundo de la paternidad, Harry supo a qué se refería su felicitación tardía.

Lily había sido un amor, no tan necesitada ni tan independiente. Un punto medio entre sus hermanos, lo único en lo que debía poner atención era en la extrema curiosidad de la pequeña, pues desde muy joven se veía muy interesada por tocar o probar todo a su alrededor.

Luego del nacimiento de Orión, Harry estuvo a nada de cantar victoria, se vió a sí mismo cuidando perfectamente bien de sus tres torbellinos, hasta que recordó que el nuevo bebé podría sorprenderlo.

Draco por su parte, tuvo la experiencia completa con Scorpius, un poco de todo. Según su madre, Scorp era demasiado alborotado para ser un Malfoy, pero Draco nunca supo a qué se refería, no tenía ningún otro pariente Malfoy con quien compararlo, y su madre por su puesto no lo comparaba con él, ya había aprendido su lección. Así que sin parámetros con los cuales medir el grado de dificultad, lo único que puede admitir le costó trabajo fue acostumbrarse al olor de los pañales sucios.

Y ahora tendrá que volver a acostumbrarse. Porque el pequeño Orión sí que hace sus necesidades con frecuencia.

Para la lactancia era obvio que Harry no podía hacer mucho por el bebé así que inmediatamente lo alimentaron con fórmula para bebés, le platicaron sobre una poción en progreso para que los hombres pudieran amamantar, pero Draco lo desechó, esperaba no equivocarse al tomar esa decisión por Harry, ya habían sido bastante tener que asimilar que tendría que dar a luz a un bebé, no quiso abrumarlo con más experimentos. Y la fórmula sí que funcionó.

Hasta el momento Orión había sido bastante normal, en comparación con sus hermanos. Acordaron que debía dormir en el cuarto sus primeros tres meses a pesar de que sólo lloraba cuando había necesidad. Para los pañales hasta sus hermanos se habían solidarizado, hasta que tuvieron suficiente, Harry se rió de todos ellos, les recordó que él tuvo que vivir eso con cada uno y que lo pensaran bien si querían tener hijos tan jóvenes. James en definitiva se desaparecía en cuanto Orión daba la primera señal de estar haciendo sus necesidades, Albus fingía estar ocupado y Lily definitivamente ni siquiera se dejaba ver. Scorpius era el único que aún, de repente, se ofrecía. Draco esperaba que no estuviera pensando en tener hijos en ese momento.

Orion Malfoy-Potter [Drarry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora