Parte 2

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-¿Feas? Lo menciona como si ahora estuviera al final del arcoíris tomando el té con los duendecillos sentada en ollas de oro en un hermoso campo de flores con mariposas revoloteando a mí alrededor-Rodó los ojos al darse cuenta de lo ridículo que sonaba en una situación así-Tienes que empezar a tomarte las cosas en serio, Nicole-Se dijo a sí misma.

Quiso tomar la hoja para llevársela, pero con las manos mojadas y ocupadas no podría hacer mucho. Comenzó a buscar en la pequeña habitación algún tipo de manta con la cual secarse y encontró una sábana blanca y percudida colgada de alguna parte Eso me servirá pensó. Jaló la sábana y la retiró del lugar dónde estaba y lo que encontró detrás de ella fue un espejo grande, en el cual se podía ver su reflejo de casi todo el cuerpo. Su vestido estaba destrozado, pero aun así la cubría bien Me gusta más sin tantos detalles y piedras pensó; el vestido le llegaba ligeramente por debajo de las rodillas, pero roto le llegaba más arriba de estas. Su cabello, tan negro como las semillas de una sandía, estaba empapado y goteando, algunos mechones sobre sus hombros, otros colgando sobre su espalda. Su piel, pálida como si hubiera nacido muerta, hacía que sus hermosos ojos tricolor (los cuales tenían dos tonos de verde: El más oscuro en el contorno del iris del ojo y el más claro adentro, seguidos de un amarillo como de una hoja caída en el otoño, y por último un color café muy claro que terminaba en el agujero de negro de su pupila) resaltaran en su cara. Su nariz era pequeña y estaba ligeramente respingada. Sus labios eran delgados, de un color rosa pálido que los hacía perderse en el mar de su piel. Era delgada, pero no tanto, más bien era fuerte. Era alta, pero en ese momento se sentía como una niña pequeña sin su mamá. Su pecho se resaltaba lo suficiente para determinar su sexo a simple vista, pero sus senos eran de un tamaño promedio: Ni demasiado pequeños como para parecer hombre, ni demasiado grandes como para parecer supermodelo...

-¡Despierta! No tengo tiempo para esto.

Se secó el cuerpo con la sábana vieja, o bueno, lo que pudo y luego la dejó en su lugar, justo donde debería ir: encima del espejo. Salió de la casa y busco el camino de cristales del que hablaba la nota, sí lo encontró, pero era justamente desde dónde venía.

-Esto tiene que ser una broma...

Comenzó a caminar ligeramente más rápido, recorrió los sitios por los que había ido y volvió a dónde había despertado, pero el camino seguía en línea recta mucho más hacia atrás y allí fue cuando volvió a caminar ligeramente lento.

Caminó hasta llegar a un claro grande, sin árboles y encontró otra hoja de papel en el suelo, pero lo que decía no cobraba mucho sentido para Nicole.

¿Hace cuánto tiempo se conocieron?

-¿Qué significa esto?

Miró a su alrededor en busca de una pista y noto que los árboles alrededor del claro formaban un círculo casi perfecto. Se acercó a uno, tenía un número grabado.

26

El siguiente igual.

32

Y el que estaba después también.

17

Y de la misma manera con todos, pero tenían diferentes números. "¿Hace cuánto tiempo se conocieron?", debe significar mi edad, me conoció el día que yo nací porque él es el mayor.

-Esta vez gano yo, imbécil-Dijo intentando que quien fuera que la estaba siguiendo la escuchara.

Se acercó al árbol que tenía el número 20 y revisó a ver si podía encontrar algo útil. Detrás de él había un camino de tierra y Nicole decidió seguirlo por la oscura noche. La vela se estaba consumiendo y decidió apagarla.

Al final del camino encontró una caja de madera bastante maltrecha. Se acercó a ella con sigilo, como si esta fuera explotar de repente.

-¿Qué demonios es...?

Traición en mi sangre. SUSPENDIDA. (Y probablemente en proceso de edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora