El sonido de las llaves cayendo en aquel mesón suena por todo el departamento, el silencio es infernal, se sienten ahogados en él.
— No quiero que vuelvas a hablar con Spreen —Dice Roier dándose vuelta para ver cara a cara al azabache el cual se sorprende por aquella demanda.
— ¿Que? ¿Porqué? —Frunce levemente el ceño confundido.
— ¿Acaso no lo notas? No seas tonto Quackity —Se acerca más al mayor—. El nos quiere alejar ¿Quieres que eso pase? ¿Quieres alejarte de mi? Responde Quackity, para saber si me tengo que ir o no...
Escuchar las palabras de Roier hace que su cuerpo tenga un escalofrío de miedo. No, no quiere que el se aleje, no se puede alejar, lo necesita para vivir, para sentirse amado, tranquilo, feliz... Perdón Spreen.
— No le hablaré nunca más —Promete mirando a los ojos al arácnido, este sonríe acercándose más al más bajo para agarrar el mentón de este y rozar sus labios.
— Así me gusta —Junta sus labios.
El beso se vuelve con rapidez en uno con lengua, las manos del castaño viajaron a la cintura de su chico mientras que este puso su manos en los hombros frunciendo su ceño mientras abría la boca aceptando que aquella lengua lo profanara, igual como había hecho esa noche.
El arácnido empezaba a querer más acción volviendo su beso a algo más salvaje, Q no sabía cómo seguirle el paso haciendo que simplemente dejará al otro hacer lo que quiera. Roier al notar esto baja sus besos para empezar a dejar chupones y lamidas por la piel de porcelana del azabache.
Pasa sus manos a la nuca del castaño y cierra sus ojos con fuerza. Esto está mal, está muy mal, la culpa empieza a llenar su cuerpo sin embargo no quiere parar al más alto, quiere sentir como le gana otra vez a Cellbit, necesita sentir esto otra vez.
"¿Crees que Cellbit merece eso?". Las palabras de Spreen resuenan en su mente para que su arrepentimiento llegue antes de que sea muy tarde.
Despierta de sus pensamientos al sentir una mordida en su cuello, suelta un gemido y apreta levemente sus manos, escucha una melodiosa risa salir del castaño.
— Quackity... Te amo Quackity —Acerca mucho más sus cuerpos—. ¿Me amas? Dímelo Quackity, ámame.
— ... —El silencio reina el sitio mientras se miraban a los ojos, aquellos ojos marrones lo hipnotizan para que cualquier negación se guarde en sus adentros—. Te amo Roier —Vuelve a juntar sus labios sin soportar tener los ojos mucho más abiertos.
Él lograr exactamente lo que quería se sentía tan satisfactorio, tener lo que muchos quieren es una sensación tan emocionante, Quackity es suyo, solamente suyo.
— Ven, cariño —Dice de una manera tan provocativa para encaminar a Quackity a la isla de la cocina y subirlo ahí así estar mucho más cómodos.
— Roier... ¿Me amas? —Su voz sale de una manera suplicante.
— Te amo Quackity. —Se vuelve a acercar al cuello de este—. Déjame demostrarlo.
De poco a poco ambos fueron cayendo en el pecaminoso manto de la lujuria y la infidelidad, dejándose llevar por el deseo de sus cuerpos. Sus mentes pasaban a blanco de manera rápida para que la culpa no llegara a ellos.
Acostado apoyando su cabeza en el pecho de Roier es cuando por fin se digno a hacer la pregunta, cuándo tuvo la valentía.
— Roier ¿Vas a dejar a Cellbit? —Fue directo.
— ¿A que viene eso? Claro que lo dejare. —El que ni siquiera lo haya pensado lleno el corazón de Quackity, puede vivir siendo el otro hombre, pero si es el oficial estaría tan feliz.
— Yo solo... ¿Cuando lo harás? —Mira para arriba encontrándose la cara de su amante.
— Está semana, tengo que tener los papeles de divorcio. —Q sonríe levemente y la emoción sube a su cuerpo, puede que nunca se le quite la culpa ¿Pero eso realmente importaba?
En este juego de ganar o perder, el siempre será victorioso.
— Me alegra que por fin me vuelvas a hablar Roier, realmente te extrañaba mucho y... —Tiene una sonrisa reluciente, feliz de volver a ver al arácnido.
— Toma los papeles de divorcio. —Los deja en la mesa en frente de su esposo, pronto ex.
— ¿Que...? —Agarro aquel documento, su semblante baja a uno serio de manera rápida—. Vaya hasta que por fin lo decidiste —Suspira y agarra un lápiz—. Te tardaste demasiado.
— Lo se, pero tenía que confirmar que Quackity está enamorado de mí ¿Eso no te duele cariño? —Se burla levemente.
— Lo asumí desde el momento en que te fuiste a los brazos de él cuando peleamos. —Lo mira con frialdad, el castaño sonríe de manera burlona, sin esperarse las próximas palabras de Cellbit—. Pero no te culpo, Quackity es realmente sexy, cuidado con dejarlo solo, cariño. — La sonrisa del arácnido se desvaneció al escuchar eso más la sonrisa de su ex esposo.
— Cellbit cállate... Bien sabes que no quieres que desfigure esa cara que es lo único bonito que tienes.
— O vamos ¿No te han enseñado a compartir acaso? —Se ríe y firma los papeles de divorcio.
— Eres un idiota...
— Si pero al menos yo no engañe a mi pareja. —Lo mira mal—. Veamos si puedes mantener escondido a tu Patinho.
— ... —Lo mira con mala cara aún así decide dejar las cosas ahí, agarra los papeles—. Más te vale que no te vea cerca de Quackity, Cellbit.
— Como digas Roier, como digas.
Ambos se dan una última mirada para ya después separar sus caminos de manera definitiva. La sangre del arácnido hierve al recordar las asquerosas frases que dijo Cellbit, ese brasileño nunca tendrá la oportunidad de robarle a su pato, nunca.
¿O quizás si?
¡Eso depende de ustedes!
(Básicamente digan en los comentarios. No se chicos, tengo sueño).
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La fiesta ʺ♯Spiderduck
Fiksi Penggemar↳Desde esa fiesta las cosas se pusieron un poco raras... - Ships de cubitos. - nunca me haré historia de estas personas en irl.