Necesidad

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Chestappen
Mención de alcohol y drogas, casi coito

Había terminado el Gran Premio de Brasil, y como siempre, se había organizado una fiesta para celebrar a aquella gente que logró entrar al podio, sin importar quién fuera.

El siete veces campeón del mundo decidió organizar la fiesta en su casa y no en un bar al azar, para que pudieran hacer miles de tonterías sin ser filmados o estar preocupados por las cámaras que, de seguro, los estarían acosando.

La gente invitada siempre eran los pilotos, algunos ingenieros, jefes de escuderías y uno que otro amigo de confianza de cualquier piloto.

Todos los pilotos asistieron, y como se esperaba hubo alcohol por montón y una que otra droga para extender el éxtasis en el cuál ya estaban sumergidos.

Algunos focos habían sido cambiados por unos que daban una luz morada para crear un ambiente energético pero a la misma vez apagado de los bares. Era un lugar cerrado con mucha gente adentro, por lo que el calor no se hizo esperar. Si trataban de hablar con alguien, lo único que escucharían eran los gritos de felicidad cuando cambiaban a una canción famosa, mejorando el ambiente, mucha gente se encontraba bailando por la música, la cual se encontraba a un volumen muy alto, tan alto que parecía que las ventanas podrían explotar fácilmente. El aroma era una mezcla entre alcohol, perfume caro y un olor muy leve a sudor.

El chico que había ganado esa carrera se encontraba sentado en un sillón, bebiendo lo que sea que le había dado Ricciardo. Siendo honesto, no sabía qué era aquel líquido que tomaba de su vaso; solo lo bebía muy feliz por lo borracho que se encontraba en esos instantes.

Ya se había aburrido; el ambiente era muy bueno para disfrutar, pero no tenía ganas de bailar, solo de tomar. Una chica se sentó en el mismo sillón; era Shoha, una empresaria británica que patrocinaba a Red Bull. Se llevaba muy bien con ella, por lo que decidió comenzar una plática en la cuál la única manera de comunicarse era con gritos. En medio de la conversación se dio cuenta que su querido compañero o más bien su querido novio, Checo, se había ido hace ya un largo rato.

Buscó con la mirada al mexicano y lo encontró; estaba cantando una canción en español con un vaso en la mano. Tenía a Carlos y otra chica al lado; estos dos también cantaban la canción a todo pulmón. Lance apareció y abrazó a Checo; era muy bien sabido que estos dos tenían una buena amistad. Las manos de Lance bajaron inconscientemente hasta la cadera del pecoso, cosa de la cuál nadie se percató, excepto por Max, el cual notó ese detalle mejor que nadie.

Las caderas del mexicano se veían bien con unas manos encima, pero no las de Lance, sino las de él. La mente del de ojos azules empezó a imaginar miles de escenarios en los cuales dejaba claro quién era el dueño de aquel bonito chico.

-"¿Celoso, Verstappen?"- Aquella pregunta logró sacar al neerlandés de su mente, la chica también mira al mismo lugar pero no a la misma persona.

-"¿Por qué lo preguntas?"- Cuestionó poniéndose a la defensiva.

-"Lo digo por tu mirada fija en Checo y Lance." - Ese comentario estuvo lleno de burla.

-"¿y tú? ¿Celosa o desconfiada?"- pregunto viendo a la chica que ahora abrazaba a Carlos

-"Por Keyla? Nah, tiene toda mi confianza solo que está borracho y no se de lo que es capaz."- Keyla era su prometida, era una modelo mexicana que también trabaja en la F1 promocionando ropa de las escuderías, al ser mexicana logró llevarse bien con Checo y los españoles fácilmente.

Max logró identificar un cambio en la música, la cual cambió reproduciendo en esos instantes canciones de reguetón o bachata que lograron sacar a bailar más gente de la que ya estaba.

One Shots¹¹// Checo Pérez X F1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora