❝III❞

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❝de regreso en Konoha❞
•──capítulo tres──•

─Princesa Temari No Sabaku, ¿qué cree que está haciendo? —preguntó el caballero arrugando el entrecejo

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─Princesa Temari No Sabaku, ¿qué cree que está haciendo? —preguntó el caballero arrugando el entrecejo.

—¿No es obvio? No tengo muchas ganas de seguir el plan —contestó la mujer con una sonrisa maliciosa.

—Podríamos considerar esto como una puñalada por la espalda, ¿eh?

Temari comenzó a reírse ante eso y Shikamaru la miró confundido, no entendía qué era tan gracioso para esa mujer.

—¿De qué te ríes? No vienes a matarme o lo que sea?

—No, en realidad sólo vengo a abrir el portón para ayudar con la evacuación. No sería tan estúpida como para permitir que esta mierda continúe —explicó Temari con un semblante serio—. Si me permites, iré a hacer mi trabajo, suerte.

La princesa desapareció y Shikamaru sintió una clase de alivio, esa princesa no era para nada idiota, al contrario, era una mujer perspicaz que sabía de estrategia. Ahora que se vendría con él a Konoha, estaba seguro de que en más de una oportunidad intentaría entablar conversaciones con ella para poder hablar con alguien interesante.

«Concéntrate, Shikamaru. Tendrás todo el viaje de vuelta para pensar en ella» se regañó.

Su hechizo «Kagemane» estaba siendo todo un éxito. Shizune parecía tener la situación resuelta, y los soldados a su alrededor se veían lo suficientemente atemorizados como para osar meterse con ella.

La mujer se acercó a Kabuto, lo aprisionó con su hechizo de hilos y lo selló; verán, los sellos eran una técnica muy común utilizada para asentar el poder y resistencia de un hechizo, sobre todo de esos para retener y manipular el cuerpo y mente del enemigo.

—Bien Kabuto, fue lindo verte por última vez, honestamente no tengo ganas de seguir viéndote. ¡Hasta nunca! —dijo Shizune y seguido a eso le acertó un golpe en el cuello que lo dejó, además de inmóvil, inconsciente.

—Maldita perra… —murmuró en el suelo antes de desmayarse por completo.

El hechizo que retenía al caballo de Tsunade se deshizo, las divisiones de Konoha salían victoriosas de los enfrentamientos individuales, lo único de lo que se debían encargar era de Orochimaru. Las tropas de Konoha comenzaron a retirarse bajo la supervisión de Temari, Shikamaru y Shizune, y cuando no quedaba casi nadie, Jiraya silbó.

—¡Ya fue suficiente, niño! ¡Vuelve para acá! —llamó.

La criatura que atacaba a Orochimaru y Guren huyó por el balcón y saltó de vuelta al lugar del que salió. Entró en el cajón que cargaba el caballo de Kakashi. Los dos hermanos, Kankuro y Gaara; Rock Lee; los reyes y el soldado Kakashi partieron fuera del castillo real de Suna Gakure y, después de que la princesa cerrara los portones, emprendieron su viaje a Konoha.

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⏰ Última actualización: Apr 04 ⏰

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