Capitulo 7

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-Dios mío -gemí al abrir la puerta y ver a JiSoo allí de pie-. ¿Puedes dejarme en paz, por favor?

-No. -Me empujó y entró deteniéndose a mirar la masacre de mi salón-. Dios, esto huele como un bar clandestino.

-No he bebido tanto -mentí-. Además, esas botellas no son todas de hoy.

Aunque para ser justos algunas lo eran. Habían sido unos días muy extraños para mí.

-Dios, ¿qué te pasa? -preguntó mientras se dirigía a la cocina y cogía un vaso del armario, volviendo y vertiendo unos dedos de whisky en él antes de sentarse en el sofá.

-Nada -insistí, cogiendo mi propio vaso mientras me acomodaba en la silla.

-Eres un maldito mentiroso -dijo, poniendo los ojos en blanco-. No te derrumbaste por culpa de mamá. ¿Qué pasó allí con el padre Jeon?

-No pasó nada. -Lo cual era cierto en su mayor parte. Ni siquiera estaba completamente seguro de lo que había estado a punto de pasar. Probablemente nada. Porque era un sacerdote, y éramos amigos y eso era todo-. ¿Qué pasa contigo? Pareces especialmente atormentada últimamente, y sé que eso tampoco tiene nada que ver con mamá.

-BoHyun ha estado teniendo una aventura -admitió, levantando el hombro en un pequeño encogimiento de hombros.

-Dios, JiSoo, lo siento mucho. ¿Desde hace cuánto?

-Como tres años -respondió, su tono plano como si ni siquiera le importara.

-¿Qué cojones? -La miré con incredulidad-. ¿Cuándo te enteraste?

-Hace como... tres años -dijo-. Jin, está bien. De verdad. Acordamos que seguiríamos casados por el bien de JiWoo. Cuando sea mayor, probablemente nos divorciemos. Pero está bien.

-No está bien -espeté.

-Dios mío -gimió-. No he venido aquí para discutir contigo sobre mi matrimonio. Sólo quería asegurarme de que estabas bien.

-Estoy bien -le prometí.

-Bien. Porque tengo que irme. BoHyun va a salir esta noche y quiero estar en casa con JiWoo.

-Espera, ¿así que él te dice cuándo se va a follar a otras mujeres y tú simplemente... lo permites? -No podía creer lo que estaba oyendo. Eso era... repugnante. Como si no odiara ya lo suficiente al cabrón de su marido. ¿Ahora tenía que saber esto?- Eso suena jodidamente horrible.

-Bueno, es mejor que estar sola -espetó. Sus ojos se abrieron de par en par y al instante se llenaron de lágrimas-. Dios, Jin. No quería...

-Olvídalo -dije, sacudiendo la cabeza-. Tal vez tengas razón. No tengo espacio para hablar de relaciones, ya que nunca he estado en una.

Sin mencionar el hecho de que en ese momento deseaba tener una relación con un sacerdote. Hablando de tirar ladrillos en casas de cristal.

-Estás enamorado de él, ¿verdad? -JiSoo susurró.

-¿De quién? -pregunté, momentáneamente confundido por su inmediato cambio de tema.

-Del padre Jeon -dijo-. Estás enamorado de él.

-¿De qué estás hablando? Lo conozco desde hace dos semanas. Y es un maldito sacerdote. No, no estoy enamorado de él. -Aparté la mirada de ella, sin querer ver la incredulidad que sabía que se vería claramente en su cara. Nunca podría mentirle a mi hermana.

-Está bien -dijo ella, deslizándose hacia delante y apoyando su mano en mi rodilla-. Nunca te he juzgado. Y nunca lo haría. Es sólo que... eres diferente con él. Más tranquilo. Más abierto. Quiero decir, nunca te he visto con otros chicos antes, pero incluso cuando estamos todos juntos en una habitación... hay una luz en ti. Es bonito.

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