16. Observa el Ocaso

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Y así como la última semana ambos se dirigían al refugio para cumplir con su labor de las tardes. Mentiría si dijera que Heeseung no se hallaba emocionado por llegar; o sea, él amaba bañar perritos.

Pero ahora era diferente, pues contaría con la ayuda de cierto azabache renegón.

---¿Cómo te fue en tu ultima clase?--- inició la conversación Heeseung.

Como la mierda, y todo por tu culpa. Quiso decir el porrista.

---Bien hyung, tuvimos historia universal.--- le comentó ---¿Sabia el que profesor al hablar silba?

Heeseung rió.

Sí, sí se había dado cuenta de ese problema en el profesor.

---¿No deberías atender la clase en vez de estar prestándole atención al profesor y su voz de pito?--- preguntó gracioso, alzando una ceja.

Jungwon hizo ojitos de huevo cocido.

---Mi mamá te dijo que me cuides, no que la reemplaces idiota.--- Avanzó unos pasos adelante y le sacó la lengua mientras echaba a correr calle abajo.

Heeseung se quedó sorprendido un momento, para luego negar con una sonrisa y perseguir al niño insolente.

Yang Sumi ya ni se sorprendía al ver a su hijo llegar mientras juegueteonaba y reía con su empleado, se había hecho cosa de todos los días y de algún modo le agradaba.

Desde el vergonzoso incidente de la semana pasada en la casa del porrista se hicieron muy cercanos (demasiado). Ya no era novedad ver a Lee Heeseung en los pasillos charlando con su "elegido" —pues todos pensaban que debido a eso la cercanía, más la curiosidad era palpable— La mesa del lado izquierdo de la cafetería abarrotada con Lee siempre al lado de Yang; Sim Jake, Kim Sunoo y Nishimura Riki como fieles sujeta velas.

Si hace un mes le hubieran dicho a Yang Jungwon, capitán del equipo de porristas; que Lee Heeseung, alumno modelo y popular de la escuela, estaría pegado a él como sanguijuela, habría invadido su casa a su petición—y también la aromatizó, muy considerado. — aparte de que le haya contado cosas que parecían muy personales y trabajarían juntos, él se habría reído hasta cagarse.

Mas esto era la realidad.

Lee Heeseung estaba jodidamente frente a él con un polo con el logo de coca cola mientras entibiaba agua para bañar a los perros.

No lo malentiendan, él no lo admiraba e idolatraba solo por... bueno en realidad no sabe por qué lo hace el resto, ¿Es porque es guapo? No tenía ni idea, no quería saber tampoco.

Pero debía aceptar que Lee era buena compañía cuando se lo proponía, así que ñeh.

---Te vez hermoso cuando piensas, pero ayúdame.--- escuchó la voz de Heeseung.

Dirigió su mirada hacia el chico y se sorprendió al encontrarlo con Tori—una perrita hallada con problemas óseos— en brazos.

---Ya voy...

Espera. ¿Dijo hermoso?

Sacudió su cabeza

Dejaron a la cachorra parada en las baldosas de baño y empezaron a enjabonarla, masajeando detrás de las orejas, por las patitas y su pancita.

---Aww...--- le cariñaba Heeseung, bajo la atenta mirada de Jungwon ---Eres una buena niña, Tori--- la felicitó por su obediencia a la hora del baño.

---Hyung la voy a enjuagar--- avisó Jungwon parándose para agarrar la jarra que iban a usar; más el piso resbaloso le jugó en contra y se hubiera muy probablemente golpeado la cabeza de no ser por que cayó sobre algo que soltó un quejido atorado.

Saliendo rápidamente de la impresión se incorporó.

---¡Dios mío, Tori!

La perrita estaba a un lado aún llena de espuma mirándolo confundida, frunció el ceño.

Más al mover la mirada dio con lo que había salvado su cabeza.

---¡Mierda, Lee! ¡Casi me muero del susto pensando que caí en la perrita! Tonto.--- Y volvió a agarrar la jarrita para proceder a rellenarla.

Heeseung aún en el suelo soltó un suspira nasal.

«Dale cálmate. Cuenta hasta tres»

Uno, dos...

---¿Por qué estás descansando?

«Que sea hasta diez»

♡♡♡

El ocaso ya se empezaba a observar cuando ellos estaban en el jardín del local disfrutando de su granizado.

—El cielo está hermoso.--- comentó Heeseung.

Ambos alzaron la mirada para observarlo.

---Si...--- concordó Jungwon ---Mi mamá suele tomarle fotos y subirlas a su historia en Instagram.--- bromeó.

Pero se sorprendió cuando Heeseung no respondió.

No hasta después de un rato.

---¿Recuerdas lo que te conté la semana pasada en tu casa? Después de...mmh, ya sabes.--- Jungwon asistió. ---A ella le gustaba coleccionar fotografías del ocaso.

Jungwon bajó la mirada a su ya casi vacío pote de granizado.

Nunca fue bueno para consolar.

Dejó el pote a un lado y se paró, Heeseung lo observó acercarse hasta agacharse, y no pudo abrir más los ojos cuando el chico se coló entre sus brazos abrazándolo mientas ponía ambas rodillas al lado de su cadera sentándose en su regazo. Sintió como suspiraba en su cuello, tembló.

Sintió su corazón cálido y errático, le estaba gustando demasiado la cercanía del menor y eso no era bueno.

Se tensó.

---Yah... No pienses en eso Heeseung-ah--- su anatomía entera se estremeció con el susurro del menor quien dejaba caricias en su espalda.

A pesar de sentirse abrumado por las emociones, no pudo hacer más que disfrutar de aquel abrazo.

Correspondió aferrándose como un oso; calmando y obedeciendo a su ansioso corazón, haciendo oídos sordos a sus enredados pensamientos.

Salta sobre mí [Heewon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora