LA EMPERATRIZ

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VALENTINA

Ya hace unos 3 días mi padre el emperador del imperio Izaecia del oeste acaba de morir y solo estamos mi madre que es la emperatriz, y yo como sucesora, mañana es el reinado, donde me van a considerar heredera al trono, claramente una emperadora.

Mi madre durante 2 días a estado llorando pero hoy, se ve mejor, la muerte de mi padre dolio mucho, para mi y para todos los del pueblo, era un hombre responsable siempre ponía su gente primero, pero era más que un mujeriego, tenía 3 concubinas.

Claramente tenía un hermano mayor pero, murió en la guerra contra el reino vecino Vrokar, el era el elegido para subir al trono ya que era mayor que yo, yo solo tengo 20 años, voy a gobernar todo un imperio.

Y mi madre desde ayer en el desayuno hasta ahora no a dejado de hablar que me tengo que conseguir una esposa que pueda tener hijos.

— Valentina, tienes que – me reprochó mi madre.

— madre, ya hablas de esto, mañana ya veremos que pasa cuando me vuelva emperadora – segui comiendo tratando de finalizar la charla.

— espero que no llegues hacer como tu madre de mujegeria por que eso va hacer otro desperdicio más – mi madre se paro de la silla y salió del comedor.

Termine de comer y decidí en salir un rato al gran patio trasero que tenemos.

— ¡Su majestad la emperadora! – gritaron los guardia a la vez que abrieron la puerta que da al patio.

Salí encontrándome a mi amigo Max, con una copa de vino en su mano.

— si que estás muy relajado – me acerque a el.

— ay que descansar un poco del todo el trabajo que su majestad ordenó.

— no seas dramático, no puse tanta.

— si claro, como digas – el se río, y yo me quede con mi semblante serio — si estás así es porque tu madre te hablo sobre que tener una esposa ¿verdad?.

— precisamente – respondi — además por que carajo tengo yo que casarme, o entiendo, pero ni siquiera creo en eso del amor.

— aja, me voy a reír de ti cuando andes detras de una – alzo su copa e hizo un brindis en el aire.

— ni loca, lo haces y te ejecuto.

Al decir eso se puso serio, aclaró la garganta, yo puse una pequeña sonrisa y me fui de allí dejándolo solo, me pasé el día, tarde y noche en la oficina, firmando papeles que debían ser entregados con urgencia a otro lados, mire la hora en el gran reloj que había en mi oficina indica que eran las 8:15 pm así que salí de la oficina para ir al comer, comer algo antes de ir a dormir.

Al terminar voy a mi habitación, voy directo al baño, mi damas siempre están listas para cambiar o algo por cualquier estilo, me tumbe en la cama, esta haciendo mucho frío ya que estamos en temporada Nevada, y la cama está muy calentita, no espere más y me quede dormida.

A la mañana siguiente me levante por el gran bullicio por los pasillos, supongo que era por que hoy era la reinacion, donde me convertiría en la emperadora.

Al terminar de bañarme y darme una mano a mi amigo matutino, me cambio, y salgo de la habitación.

— Su majestad la emperadora! – abren la puerta para el comedor.

— buenos días su majestad – dice mi madre al verme.

— buenos días madre – le respondo sentandome al frente de ella — ¿ya esta todo listo?