Coffee Shop - Taylor & Nicholas ✮

5 ☆

Taylor se encontraba esperando a Nicholas en la mesa del comedor, pues el castaño estaba preparando el desayuno. Su mirada viajó por el interior de la casa. Era espaciosa, ordenada y podría decirse que bastante cálida en aquellos duros días de invierno.

—¿Vives con tu familia?—Preguntó el moreno, intentando sacar tema de conversación, pues pensó que la situación estaba siendo algo incómoda.

—Sí. Vivo con mis padres, pero se fueron hace unos días por algo de la empresa. Nada importante de todos modos.—Nicholas suspiró mientras colocaba una taza blanca en la cafetera.

Taylor asintió. Realmente no sabía que decir. La noche que hablaron por teléfono hizo todo lo que pudo para seguir la conversación, pero ahora mismo no podía pensar en nada más que en las pintas que tenía Nicholas. Se veía tierno en pijama y adormilado, y con el frío que estaba haciendo lo único que quería era acurrucarse con él hasta quedarse dormido y olvidarse por completo del proyecto. Se golpeó a si mismo sin intentar esconderlo por pensar en algo así.

—¿Por qué hiciste eso?—Nicholas dejó escapar una risa y se sentó frente a él en la mesa, alcanzándole una taza de aquella bebida con cafeína.

—Uh.—Tragó en seco.—Tenía un mosquito.—Taylor se excusó.—Y decir que antes era yo quien te servía el café.—Agregó con una sonrisa ladina mientras acariciaba suavemente la taza. Estaba haciendo su mejor esfuerzo para que el contrario se fijara en él, para que lo viera como alguien atractivo y tal vez, tal vez llegar a gustarle tanto como a él le gustaba.

—Bueno, sí, pero ahora estamos en una situación totalmente diferente. Tú me sirves café porque es tu trabajo, yo por educación y además, porque te apareces en mi casa a las ocho de la mañana, ¿siquiera desayunaste antes de venir?—Preguntó sarcástico sin dejar de mirarlo fijamente levantando ambas cejas, para justo después dejar escapar un bostezo.

—Qué va. No es para tanto. Y sí, desayuné, pero gracias por el café. Al menos tendremos tiempo de sobra para trabajar en el proyecto, ¿no?

—Tal vez.—Pensó por un momento.—Por cierto, ya que viniste tan temprano, me gustaría pedirte un favor antes de comenzar con todo eso del trabajo.—Tomó un sorbo de café y se recostó en la silla estirando los brazos.

—¿Y cuál sería ese favor?—Agarró la taza y bebió un sorbo de la misma forma, sin dejar de mirarlo en ningún momento.

—Pues...—Se quedó en silencio unos momentos, parecía estar un poco avergonzado por culpa de algo.—¿Podrías ayudarme a decorar algunas habitaciones? Se viene navidad y mis padres están como locos por terminar las decoraciones, pero como no están en casa me dejaron la tarea a mí. Y déjame decirte, decorar toda la casa por mi cuenta es más difícil de lo que parece.—Rodó los ojos y tomó otro sorbo de café.

Los ojos de Taylor se abrieron de par en par, ¿qué estaba diciendo? ¿Quería ayuda con la decoraciones? ¿Por qué le pediría a él ayuda con eso? No, no debía sobrepensar. Sólo lo hacía porque tenían bastante tiempo libre y era una tarea complicada para realizar por si mismo. Obviamente.

—Uhm.—Dudó por un momento y bebió de su café, otra vez.—Está bien. Te voy a ayudar, entonces.

Nicholas le dedicó una sonrisa genuina a la que Taylor no pudo evitar reaccionar con las mejillas levemente enrojecidas. Se aclaró la garganta y miró hacia un lado.

—Gracias.

Realmente era la primera vez que veía al contrario tan emocionado por algo. Siempre tenía una cara inexpresiva, como que si de una roca se tratase. Pero ahora se veía emocionado y hasta contento, fue algo que el moreno no pudo ignorar. Su mirada se fijaba en los labios sonrientes del castaño y se moría por tenerlos sólo para él en ese mismo instante. Un suspiro pesado se escapó de entre sus labios ante la vista que tenía enfrente.