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Taylor salió de la universidad a paso apurado y se dirigió hasta la cafetería, listo para comenzar el turno del martes. Si bien el día estaba soleado y agradable, seguía haciendo bastante frío por lo que Taylor decidió ponerse una bufanda antes de salir de casa.

Cuando llegó a la cafetería fue recibido por el característico tintineo al abrir la puerta.

-Buenas tardes.-Dijo, pero igual al día anterior, no recibió respuesta. Se adentró en la sala del personal y dejó su mochila sobre una banca antes de ponerse el delantal y la gorra que colgaban de la percha. Cuando se dio vuelta, se encontró con Oliver, quien estaba de espaldas haciendo lo mismo.

-Oye, Oliver.

-¿Qué?-Preguntó sin ni siquiera darse la vuelta para mirarlo.

-¿Hoy viene Andrea?-Susurró curioso.

-Me supongo que sí, ¿por?

-Nada. Solo preguntaba.

Salió de la habitación y se sentó en la barra, esperando que empiecen a llegar los clientes. En ese momento, escuchó el tintineo de la puerta y la vio. Una mujer bastante bajita con cabello castaño ondulado que portaba una expresión despreocupada entró a la cafetería. Se adentró a la sala del personal a paso apurado.

-¿Esa es?..-Le susurró Taylor a Oliver.

-Sí. Es Andrea.

-Pensé que daría más miedo.

-¿Cuándo dije que da miedo? Es la persona más dulce que conozco. Solo no la hagas enojar.

-Parece un perrito de peluche.

-No digas eso. Es raro.

-Pff. Está bien, "señor normal".-Rodó los ojos.

Al cabo de unos minutos, la de cabellos castaños apareció en escena, vistiendo el delantal y la gorra atada del cinturón.

-¡Hey! Tú debes ser Taylor, ¿verdad?

-Sí, mucho gusto.-Respondió con una sonrisa, extendiendo la mano.

-El gusto es mío, soy Andrea. Espero que Oliver no te haya contado muchas tonterías. Le gusta ser muy exagerado.-Le guiñó un ojo.

Andrea le dio unos golpecitos con el hombro, a lo que el pelirrojo se quejó.

-Para nada.-Taylor rió nervioso.

En ese preciso momento, se pudo escuchar el tintineo de la puerta y una pareja entró a la cafetería antes de tomar lugar en una mesa cerca de la ventana. El moreno se acercó a paso rápido sosteniendo la libreta y el lápiz.

-Buenas tardes. ¿Qué les ofrezco?-Preguntó en un tono amistoso.

-¿Qué vas a querer, cariño?-El chico de cabello largo de color negro acariciaba el rostro de lo que parecía ser su novia, quien sonreía coqueta.

-Uhmm~ No lo sé.-Hizo un puchero acompañado de unos soniditos raros como que si fuera un cachorro llorando.

Taylor intentó no fruncir el ceño, ¿qué mierda? ¿Por qué esa chica se comportaba así?

-Yo invito.-Le susurró el chico, acariciándole el hombro descubierto.

Los ojos de su novia parecieron iluminarse.

-Entonces, voy a querer un batido de fresa, cariño. Con crema.

-Está bien.-Después de severos minutos conversando entre ellos como que si Taylor no existiera, el de cabello largo se giró para hablar con él y le dio una palmada en el hombro, a lo que el moreno dio un paso atrás, incómodo.

Coffee Shop - Taylor & Nicholas ✮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora