Nuestra Familia ͟͟͞͞➳❥ Satosugu ˏˋ°•*⁀➷

「I」❥ Satoru Gojo

Siempre creí que conocía a Suguru casi al cien porciento, digo, ¿Cómo no hacerlo? No somos compañeros hace demasiado tiempo pero siempre hubo algo entre nosotros que simplemente hizo "click" luego de un par de semanas de conocernos.

No fuimos amigos desde un principio, para nada, de hecho la primera impresión que tuve de él fue que no era más que otro hechicero cuyos valores eran demasiado fuertes para mí gusto, discutimos más de una vez las primeras veces que nos asignaron misiones juntos y era de lo más normal que Yaga tuviera que regañarnos a los dos por las peleas que teníamos dentro de la escuela, buenos tiempos la verdad.

La primera vez que se rio con uno de mis chistes fue mientras cumplíamos con un castigo estúpido dónde pasamos más de 3 horas encerrados en una sala de clases sin hacer absolutamente nada, lo recuerdo porque me tomó por sorpresa, ni siquiera fue que hubiese pensado en un chiste o algo gracioso para contarle, simplemente fue un comentario que salió de mi boca y que al parecer le causó gracia, podría apostar incluso que ni siquiera le hizo gracia sino que el agotamiento de estar encerrados en un aula extremadamente calurosa sin tener absolutamente nada que hacer le estaba comenzando a freír el cerebro lo suficiente como para que se riera en ese momento. Las cosas cambiaron entre nosotros luego de eso, nos volvimos amigos, claro que seguíamos peleando y metiéndonos en problemas de vez en cuando pero ahora disfrutábamos la compañía del otro, nos reíamos de estupideces y molestábamos a Shoko y a los de primero solo por las risas.

Luego nos dieron un título, "los hechiceros más fuertes", muy alargador por supuesto, y comenzamos a pasar incluso más tiempo juntos, las misiones eran cada vez más peligrosas pero no lo suficiente para dos clase especial que siempre se cuidaban la espalda el uno al otro, era divertido. Las cosas cambiaron demasiado luego de la misión del recipiente de Tengen, fallamos la misión, mataron a Kuroi y Riko, literalmente estuve a casi 1 segundo de morir, Suguru se traumó, mucha mierda la verdad, una misión de mierda con resultados de mierda y consecuencias de mierda.

Suguru siempre ha sido de esas personas que se toman su trabajo como hechicero muy en serio, siempre preocupado por el bien de los humanos normales e intentando ocupar su poder "para el bien" como si fuese algún superhéroe o algo así, por eso mismo me sorprendió tanto cuando me confesó sobre todos sus pensamientos intrusivos. Jamás me lo podría haber imaginado, ¿El maldito moralista se había vuelto racista? Increíble la verdad, si el contexto hubiese sido diferente y no me lo hubiera dicho con una cara de que no había dormido bien en las últimas semanas, probablemente de mi bocota habría salido algún comentario irónico de mal gusto, pero en ese momento no supe qué decir. Es un tema demasiado profundo para mí gusto, no tengo sentimientos lo suficientemente fuertes hacia los no hechiceros como para estar de acuerdo o no, no es algo que me hubiera planteado antes ni mucho menos imaginado, así que no tenía ni la menor idea de qué decirle en ese momento, simplemente lo abracé y lo escuché llorar por primera vez en toda mi vida, le dije que estaría con él sin importar lo que pensara, ¿Qué más podía hacer? Hasta hoy no tengo ni la menor idea sobre cuál era la respuesta correcta.

El día que lo enviaron a un pueblito a investigar unas desapariciones extrañas, me llegó una llamada suya cerca de las 1 de la madrugada. Apenas entendí lo que intentó decirme por teléfono, solo supe que por el tono de su voz y su respiración entrecortada era algo urgente. Conseguí a la primera persona que estaba disponible para que manejara hasta donde se encontraba Suguru y jamás pensé que lo encontraría con un par de mocosas sucias, desnutridas y descalzas, aunque lo peor de todo fue ver el rostro completamente derrotado de Suguru, estaba perdido en sus pensamientos y a penas respondía. Esa noche nadie durmió, ni Shoko ni Yaga ni Suguru ni yo, las gemelas fueron las únicas capaces de dormir tranquilas, probablemente porque era la primera vez que dormían sobre una cama y no en el frío suelo encerradas dentro de una jaula como animales. Esa vez, mientras recuperaba el cuerpo de Riko, Suguru fue capaz de decirme que no era necesario matar a todos los humanos que habían causado esa situación, a pesar de eso, estoy completamente seguro de que hacer esa decisión dos veces fue lo más difícil que Suguru ha hecho en su vida.