2. Sofía

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Quedar con esta putita no fue para nada sencillo, no paraba de darme largas aunque parecía que estaba muy "interesada" en tener una cita conmigo. Esta chica no era un cardo borriquero como Eleanor, aunque ya sabéis, todos manipulamos nuestras fotografías cuando las ponemos en esta red social.

Al final, quedamos a las afueras de un McDonald 's un sábado para cenar de forma desentendida. Nada muy glamuroso, pero ella entendía que yo no estaba en mi mejor época a nivel económico, que me habían despedido injustamente de forma reciente.

Me engalane con mi mejor chándal para la cita, medio bote de perfume barato del Mercadona y algo de gomina para sostener mi distintivo flequillo en alto. Acudí con mi coche, un Seat Ibiza del 93, y aparqué en el propio aparcamiento del establecimiento. Esta vez llegué un poquito tarde porque las mujeres siempre se hacen de rogar llegando tarde, por lo que me sorprendió encontrarme a Sofía en la puerta del establecimiento esperándome.

- Hola, Soy Koll, ¿llevas mucho rato esperando?

- Hola cariño, no, acabo de llegar.

- Vale, estupendo, ¿quieres que entremos y vayamos pidiendo?

- Vamos, que tengo hambre

Como buen caballero le sostuve la puerta para que ella pudiera entrar primero al establecimiento, gesto que me agradeció con una picarona sonrisa. Cabe decir que, como todos los hombres, hacemos este gesto gentil con una idea en mente: Poder contemplar el pandero y evaluar así a la "minita".

Sofía era muy guapa, venia con un vestido de cuerpo entero con minifalda de color rojo brillante que me estaba poniendo a cien solo de verla. Muy agraciada tanto de cara como de cuerpo, líneas muy definidas, unos pechos muy bondadosos. Pelo lacio suelto de color cobrizo. En definitiva, un auténtico bombón que esta noche iba a caer seducida ante mis encantos.

La cena y la conversación fue bastante amena, de hecho, nos quedamos un buen rato tomándonos nuestras cervezas aguadas, aunque tenía ya los 30 y pico cumplidos ella aun seguía estudiando historia del arte. Se mostraba bastante interesada en mí, me hizo preguntas referentes a mi empleo, mis relaciones sociales, etc. De hecho, mostró mucho su apoyo cuando le comente los diversos problemas que han acontecido en los distintos foros por los que he estado.

Al final, decidimos ir a su piso, ya que mi casa no era factible porque podríamos despertar a mi madre. Así que nos montamos en mi coche y nos dirigimos hacia su casa, situada en las afueras de la ciudad.

Durante el trayecto continuamos charlando de forma animada sobre nuestras vidas. Teníamos un "filling" especial y llegué a pensar que con esta mujer me gustaría pasar el resto de mis días. Tenía todo lo que esperaba en una mujer, un buen cuerpo, era complaciente y se podía conversar con ella. Sin duda, había que atacar nada más llegar a su casa para asegurar a la presa.

La verdad, no me hice esperar, y en el portal de su casa, le robe un apasionado beso sujetandole su cabecita con mis manos. Ella, aunque reacia al principio, respondió con pasión al beso, abrazándome fuertemente y estrujando sus senos contra mi pecho.

Estuvimos un buen rato besándonos en el portal, cuando mi mano empezó a subir hacia sus pechos, momento en el que me detuvo con una sonrisa picarona diciéndome:

- Espera cariño, aquí en el portal no, sígueme, vamos arriba.

Me agarró de la mano mientras con la otra abría el portal, nos introdujimos en el mismo y en el ascensor volvimos a atacarnos nuevamente hasta llegar a su planta. Continuamos besándonos hasta llegar a su puerta donde apenas atinó a abrirla. Éramos como dos animales en celo dispuestos a devorarse mutuamente.

Tras entrar en su piso, se quitó los tacones, tiró las llaves en una mesita en la entrada y de nuevo se abalanzó sobre mí arrinconandome contra el sofá, mi mano no pudo más que asirse sobre sus pechos mientras le devolvía el beso lo que provocó en ella un sensual gemidito que me hizo ponerme a mil.

Empezó a desvestirme lentamente mientras no paraba de besarme, así que procedí a hacer lo mismo. Tras algo de esfuerzo conseguí desatar su sujetador para introducir sus tersos pezones en mi boca, por lo que, en respuesta, ella introdujo su mano entre mis calzones.

Ya en el sofá, empecé a quitarle las braguitas cuando un trozo de carne firme asomo debajo de las mismas. Esto me dejó estupefacto y la aparte de encima mía de un golpe.

- Ey, ¿pero qué pasa cariño? ¿Está todo bien? - Preguntó Sofía.

- Es que... no sabía que...

- ¿Qué no sabías que? ¿Qué tengo pene? En fin... lo pone en mi bio, soy una mujer trans, esperaba que no fuera una molestia.

- Pero es que... lo siento. Es que no soy de esos... - dije mientras buscaba de forma apresurada mis pantalones.

- ¿Qué no eres de esos? ¿De cuales dices que no eres?

- Es solo... que.... A mi no me van los tios - respondí titubeando

Empecé a ver como su cara se ponía roja de furia, sin duda lo que acaba de decir de forma casi involuntaria le había enfadado, por lo que, antes de que ella pudiera reaccionar salí corriendo lo más rápido posible de su piso sin echar la vista atrás.

No mentire, me sentí aliviado, en mi cabeza se empezaron a cruzar muchas dudas, porque Sofía realmente me atraía, me veía a su lado, pero estar en una relación con otro hombre me ponía los pelos de punta. Decidí abandonar estos pensamientos, no fuera a ser que esta infecta idea al final calara sobre mi ser y dejará de ser el macho que realmente soy.

Y así es como termino mi cita con Sofía, aunque no todo es malo, ahora sé que, antes de acudir a la cita, debo leer con detenimiento el perfil de la chica. Todo sea por mejorar mi sistema para poder mojar.

Diario de Koll
12 de Julio del 2020

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⏰ Última actualización: Dec 20, 2023 ⏰

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