Capitulo-3

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En la región Especial, luego del ataque sorpresa a la base Arnus los Perros negros el grupo de Mercenarios, bandidos y ahora catalogados como terroristas se encontraban huyendo en aquel momento creyendo que habían tenido suerte en huir aun después de que muchos resultaron heridos y la mayoría de gravedad por los disparos.

-Eh pero que es eso que está en el aire-, decía un Orco mercenario de los Perros Negros quien no sabía en aquel momento que la Teniente Anderson y su compañero a bordo de sus A-10 ya estaban listos para atacar.

-Bien Marsen, allí están-, le decía la Teniente Anderson a su compañero...

-Recibido no hay que dejar que esos infelices se salgan con la suya-, le decía Marsen.

-Y no lo harán compañero, prepárate-, le decía la Teniente en lo que ambos pilotos se preparaban para atacar en aquel momento armando sus misiles AIM9.

-No tan rápido desgraciados-, decía la Teniente Anderson quien junto a su compañero presionaban al mismo tiempo el botón de disparo, disparando sus misiles al mismo tiempo eh impactando al mismo tiempo en dos de las carretas de las caravanas matando al instante a sus ocupantes tomándolos por sorpresa, al resto que estaban detrás.

-Que carajos que tipo de magia es esta-, decía el tal Kin quien se mostraba algo aterrado al igual que el resto de sus cómplices.

Sin embargo...

-Ah señor esas cosas del cielo vienen de nuevo hacia nosotros-, le decía el Troll aterrado.

-Que hacemos-, decía uno de los Orcos aterrados, al mago el cual no tenía palabras para responder pues creyó que lo tenía todo calculado para su escape sin embargo no contaba con ese ataque sorpresa.

-Señor que hacemos, señor-, decía uno de los Perros Negros tratando de hablarle a este pues estaba tan embobado el tal Kin que no sabía qué hacer.

Entonces...

-Huyan por sus vidas-, decía uno de los Orcos aterrados a sus compañeros, quienes no lo dudan ni un momento, en lo que uno de los mercenarios de los Perros Negros agarra al tal Kin quien aun seguía abombado y torpe sin reaccionar, por lo que todos empienzan a correr en aquel momento abandonando las carretas restantes justo cuando los segundos misiles AIM9, impactando con el resto de las caravanas eliminándolas y aun que de lo asustados que estaban los mercenarios tendrían la posibilidad de huir contando con que estaban en un bosque.

No contaron con el hecho de que la Teniente y su compañero continuarían su ataque disparando sus cañones de treinta milímetros acribillando a algunos de los mercenarios que trataban de huir mientras que algunos consiguieron huir al bosque aterrados, mientras veían como sus cómplices morían acribillados sin dejarlos con vida alguna generándose una carnicería.

-Por favor ya basta tengan piedad de nosotros-, decía uno de los Orcos aterrados ya no pudiendo soportar los ruidos y los disparos de los cañones de Treinta-milímetros.

-Por favor ya basta tengan piedad de nosotros-, decía uno de los Orcos aterrados ya no pudiendo soportar los ruidos y los disparos de los cañones de Treinta-milímetros

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Preludio de una GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora