El comienzo

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En esa noche envuelta en misterio, tras dejar atrás el aeropuerto. Nos dirigíamos a un hotel, un lugar donde pasaríamos la noche. La oscuridad nos rodeaba, y las tres horas de viaje desde Bremen hasta el hogar de Adrian requerían paciencia y determinación, por lo cual sería mejor viajar de día.


Al encontrarnos con su automóvil, una sorpresa aguardaba. Era un vehículo desconocido para mí, una pieza de ingeniería que resonaba ante mis ojos y cabeza. Todo se presentaba diferente, alejándose de los paisajes familiares de Colombia. En ese automóvil, me sentía como si fuera parte de una película, como un protagonista inmerso en una historia ajena. Una sensación extraña, pero fascinante, que se apoderaba de mis sentimientos en aquella noche que prometía ser inolvidable.


Al llegar al hotel, Adrian amablemente me ayudó a bajar mis maletas, y finalmente, tuve el placer de conocer en persona a Basko, el fiel compañero canino de Adrian. A pesar de su apariencia imponente, Basko mostró una alegría desbordante al verme y buscaba ansioso mis caricias. Me sentía contento de haber ganado la aprobación de Basko.


El trayecto desde el estacionamiento hasta el hotel se volvió un tanto incómodo, ya que, por alguna razón extraña, las ruedas de mi maleta se negaban a cooperar. Era frustrante, especialmente considerando que la maleta era nueva. No quedaba más opción que darle algunas patadas ocasionales para lograr que avanzara.


Al ingresar a la habitación, liberé mis maletas y me dirigí hacia Adrian para abrazarlo efusivamente. Un beso cariñoso en su mejilla selló el encuentro. Luego, me dispuse a organizar mis cosas y prepararme para disfrutar de una reparadora ducha, algo que había anhelado durante todo el trayecto desde Colombia y que había compartido con Adrian durante nuestro camino.


Adrian tiene un profundo amor por Bremen y compartía conmigo su conexión especial con la ciudad, contándome que había vivido allí durante una parte significativa de su vida y que muchos de sus amigos seguían en la zona. En un momento, me propuso: "What do you think if you take a shower and then we can go for a walk with Basko'' (¿Qué te parece si tomas una ducha y luego damos un paseo con Basko?Aunque me sentía exhausto y solo quería descansar, asentí y respondí: "Yes, of course, that's a really good idea for me. Maybe can we eat something? I'm really hungry."(Si, por supuesto, es una buena idea para mí. Quizás podemos comer algo? De verdad estoy hambriento) 

Aunque no obtuve una respuesta directa, me encaminé hacia el baño, me duché rápidamente, preparé mis cosas y nos alistamos para salir.

Mientras caminábamos, Adrian compartía detalles sobre la ciudad, pero mi mente estaba inmersa en la felicidad de estar allí, paseando con él y Basko, absorbiendo el aire tan diferente y admirando las magníficas construcciones que se presentaban ante mis ojos. Mis pensamientos dominaban mi atención, aunque aún intentaba prestarle atención a las palabras de Adrian. Buscamos algún lugar para comer, pero dada la hora tardía, la mayoría de los locales estaban cerrados, y solo encontrábamos bares concurridos. Dada mi incomodidad en lugares bulliciosos, le expresé a Adrian que no me sentía bien en esos ambientes.


Continuamos nuestro paseo, y mientras discutíamos algunos planes para la semana, llegamos a un lugar que, si estuvieras caminando solo a esa hora en las calles de Colombia, podría resultar en experiencias traumáticas o inseguras. Sin embargo, en este lugar, la única presencia que se sentía era la suya y la mía, creando un silencio absoluto.Al llegar al Ayuntamiento de Bremen, quedé impresionado por su belleza, con su arquitectura antigua y única. Quise tomar una foto, pero mi teléfono no era el mejor para fotografías, así que Adrian decidió capturar la imagen con su dispositivo y enviármela. Me sorprendió ver a personas durmiendo en las calles; aunque es una escena común en mi país, no esperaba encontrarla en una nación tan desarrollada como Alemania. Adrian me comentó que estas personas dormían así por elección, como una forma de protesta contra el gobierno. Aunque me parecía extraño, consideré que cada individuo tenía sus motivos personales.

Aquel AbrilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora