Capítulo 40

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Jin Ling estaba esperando que alguien llegara a salvarlo, pero al parecer esa persona que vino interrumpir la guarida de los Wens no se dio cuenta de que había alguien más en ese recinto.

Suspiro al pensar que tendría que esperar a recuperarse o que alguien llegara de casualidad para irse de ahí, pero viendo que el picor en su nariz se hacía cada vez más pesado, él intuye que moriría ahí, ya que según él, el olor de la carne cocida era a causa de un gas ácido que hacía que cualquiera que estuviera expuesto a eso empezará a desintegrarse, a ese paso si él sigue respirando eso sus pulmones se derretirían y moriría por la falta de aire.

Fue durante un segundo en que cerró los ojos que algo húmedo toco sus dedos, entreabriendo sus ojos la imagen de un perro Husky lo recibió.

Sus ojos se abrieron de par en par al darse cuenta de que ese perro era su pequeña Hada, trato de levantarse para abrazarla, pero no pudo, su cuerpo estaba débil, aun así gruñendo y maldiciendo, él se sentó con la ayuda de su pequeña, la lengua de Hada no tardo en mojar cada parte de su cara, estaba frenética por verlo bien.

—¿Cómo, como es que estás aquí? – pregunto Jin Ling a la vez que dejaba descansar su mano cuando Hada se recostó entre sus piernas, sabía que estaba preocupada por él.

Como era normal, Hada solo gimoteo como respuesta.

—Mi pequeña estoy herido, no creo que pueda irme de aquí – susurro a la vez que acariciaba su cabeza.

Hada solo se le quedó mirando un momento cuando esta se para y se va del lugar, fue ahí donde Jin Ling se dio cuenta de que Hada había entrado por una ventana, lo que no espero y a la vez sí, era que en la boca de ella traía un palo, era lo bastante largo y firme como para mantenerlo en pie sin que cayera al suelo.

—Por eso eres la mejor de todos los perros de este mundo – sonrió Jin Ling, y sabiendo que a su perrita le gustan los halagos, el no paro de hacerlo incluso cuando salió de esa habitación en la que estuvieron los miembros de los Wens.

—Wow, ¿tú hiciste esto? – pregunto cuando vio que la habitación estaba repleto de cuerpos derretidos, o por lo menos las partes más sensibles.

Caminando con cuidado, él vio como algunos miembros de la mafia Wen no tenían ojos, sus bocas en la mayoría se podía ver algo gelatinoso como partes de sus lenguas que aún seguían burbujeando por el ácido, por el rabillo del ojo, vio como uno de los hijos de Wen Ruohan no tenía cabello, parte del rostro no tenía su respectiva piel, era más la nariz de este estaba hueca, no estaba.

—Eso es perturbador - susurro Jin Ling ya saliendo de esa habitación.

Había sido gracias a su Hada que él pudo obtener una tela de ropa para tapar su nariz, no hacía falta mencionar que su pequeña también tenía sus orejas, boca y nariz tapadas con una tela, eso era con la finalidad de evitar que algún rastro del ácido los perjudica más de lo que estaban.

Jin Ling se dio cuenta de que su compañera era muy inteligente, la muestra de una granada era un claro hecho de lo que lo inteligente y sabía que era, se alegraba de tenerla y más aún se sentía agradecido con los Jiang por haberla cuidado y rescatado cuando la trataron de asesinar.

Ahora su único objetivo era ver que SiZhui estuviera bien y lo más seguro era vengarse de Wen Ruohan, pero ahora su prioridad era lograr subir al Jeep sin que gritara del dolor.

No tuvo éxito, con tan solo levantar su pierna fue fruto de su agonía, pero no fue tanto como el hecho de sentarse.

—AAH, mierda esto, haaa – trato de respirar, pero su cuerpo tenso le hacía un poco difícil relajarse.

Por el rabillo de su ojo, él vio como Hada le cerraba la puerta para luego ir al lado del copiloto, no supo cómo, pero ella agarró el cinturón de seguridad y lo abrocho, hizo lo mismo por su lado, quedando sentada como una buena niña, Jin Ling sonrió por lo raro de la situación.

—Te daría un dulce si tuviera – sonrió Jin Ling un poco más relajado – ve si hay algún remedio – ordenó.

Hada, como siempre, hizo lo que su amo le pidió y teniendo éxito ella le entrega un estuche.

Jin Ling revisando el contenido, él solo pudo alabar por los estúpidos que eran los miembros Wen, aun así él agarró la jeringa con heroína y se inyectó una pequeña cantidad.

Jin Ling frunció el ceño cuando sintió como gran parte de su cuerpo dejo de sentir dolor, se sentía relajado y eso era lo que necesitaba para manejar hasta el hospital, tenía que ir y ver si los Wens no habían ido hacia la mujer.

Grande fue su sorpresa que al llegar al subterráneo, Wen Zhuliu yacía muerto en el pasillo, más eso no era lo que lo tenía mirando hacía cierto punto, Wen Ning sostenía en sus manos un arma, su rostro estaba cubierto con algunas manchas de sangre.

—Wen Ning ella...

— Ella no está, Jin GuangYao se la llevo – gruño molesto por no lograr encontrar a su querida hermana.

Wen Ning, déjame ayudarte... - susurro Jin Ling justo antes de caer al suelo.

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gracias por leer :)

El Secreto de Jin LingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora