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Su rostro mostraba terror. Era como si un padre perdiera a su hijo, U.R.S.S salió de la tienda viendo aquella silla vacía. "Otra vez no" pensó.

Miró la calle y nada. La desesperación era mayor. Sus pasos se hicieron más rápido yendo en dirección contraria a la gente, tropezaba o chocaba con otros recibiendo miradas de odio.

_¡Augusto! _. Grito

La última esquina. Si no era ahí llamaría a las fuerzas especiales para cerrar toda la plaza...

Un paso, otro y...

El pequeño salió detrás de un callejón. Su rostro mostraba felicidad, había hablado con Nikita, todo acerca de su plan. La figura intimidante del contrario no lo exalto.

Dios sabrá que le haría ahora.

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Cómo siempre los soldados se reunían para comer y conversar. Había hombres tomando y fumando. Uno de se paró sobre lo que parecía ser una silla para llamar la atención de todos.

_El comandante ha pedido que alguien se ofrezca a vigilar el muro _. Ante lo dicho los hombres sobrios voltearon a ver al mismo sujeto, Alejandro.

Un hombre se paró y su mano se elevó de entre la gente. Alejandro se ofreció.
A medida que avanzaba recibía palmadas en la espalda e invitaciones de una cerveza. Se había ganado el aprecio y reconocimiento de todos por ser el único en querer seguir aquel trabajo.

Fue hasta aquella enorme pared y llegó hasta la cima.
Miró el otro lado, dónde se apreciaba a lo lejos el fuego, gente riendo y tomando. Parecían estar distraídos y sin más, bajo hacía el otro lado. Sus pasos se oían como ramas siendo pisadas, el aire movía bruscamente los árboles y al fondo de la carretera comenzaban las viviendas. Dió un suspiro, aseguró que su rifle estuviera cargado y se dirigió a una en específico.

Tocó la puerta y la sonrisa que recibió lo contagió de alegría.

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Sus besos eran bruscos, ambos desesperados buscaban más. Las manos se deslizaban por el cuerpo del otro y así fueron sus caricias provocadoras en los dos hombres. Louis lo miraba desafiante frotando sus miembros provocando un gemido cerca de sus labios.

Él sonrió.

Las noches entre ellos se hicieron frecuentes. Y allí mismo iba otra aventura, misma hora, mismo lugar, nadie en casa... solo ellos.

Las prendas caían en el camino a la cama, dónde gemidos y el sonido de la cama chocar bruscamente con la pared eran lo único que había. Alejandro miraba con deseo a su compañero que por la única luz de la luna dejaba ver sus ojos centelleantes y hermosas facciones.

_perfect _. Susurraba sin dejar tocarlo.

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En aquella cama estaban tirados ambos jóvenes. Alejandro acariciaba los cabellos de Louis cerrando sus ojos disfrutando de sus caricias.

_¿Recibiste alguna carta? _. Preguntó suavemente.

_No, tampoco tengo noticias de Augusto _.

Si. Lo mejor luego del sexo con su amante eran las conversaciones. Las noches que pasaron juntos sirvieron para contar todo sobre el otro. Louis sabía sobre su familia, dos hijas, lo que pasó con su jefe y hasta sobre Augusto y la cabaña lejos de todo.

Louis levantó su cuerpo levemente para observar el rostro del contrario _Seguramente está bien _. Dijo mientras lo miraba.

Alejandro observó lo que podía apreciar de su bello rostro por la luz de la luna que traspasaba con facilidad la ventana y la cortina. Su mano corrió un cabello atrás de su oreja y se frenó en su cachete, que con sus dedos acariciaba con amor aquella piel. Lentamente se acercó sintiendo sus labios rozar con los de el contrario.

_Debes irte _.

_Lo se... _.

Se paró sobre aquella cama recogiendo su ropa y salió de la casa.

El sonido del teléfono lo obligó a pararse. Mientras se dirigía a la sala tomaba un cigarro en su mano de una estantería y con un encendedor prendía su vicio.

_¿Descubriste algo más? _. Aquella voz familiar le daba dolor de cabeza.

_Eres molesto _. Replicó mientras tomaba una calada de su cigarro. _No dijo nada nuevo, lo mismo de siempre, su nombre y lo del jefe _.

_Ja! Vendes tu cuerpo y aún así no logras nada, te creía más astuto, USA _.

_Estoy haciendo más que tú en todos estos meses, tu padre nunca respondió la llamada estúpido. Inútil _. Grito desde la otra parte del teléfono mientras oía sus carcajadas. _So shut up communist _. De forma brusca colgó la llamada y apretó su entrecejo, debía acabar con esto rápido.

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Un Viejo Mundo Para Un País NuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora