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Habrán estado 6 horas sobre aquel tren, de Moscú a Kamenniki, el pueblo donde se crió era el lugar donde U.R.S.S quiso ir, si quería contarle la historia lo haría con el verdadero Augusto que una vez amó.

Tantas horas sirvieron para desenvolverse el uno y el otro y olvidar todo por un momento. Con el tren vacío, cada uno se sentía libre de expresar todo y así fue. U.R.S.S vio lo mucho que aquel niño había crecido y lo agradecido que estaba que no se pareciera a él.

Toda la historia que contaba Argentina de su vida era como algo mágico para el contrario, el cual, como anestesia fuera el habla del joven que lo hacía olvidar de sus grietas.

¿Cómo no recordarlo? ¿Cómo no recordar a ese pequeño Arge que dormía junto a él se emocionaba con cada regalo de navidad? Ese Arge que ahora era alguien alto y precioso, era una pena que esta navidad la pasará lejos de la familia que lo crió con verdadero amor y viera la persona que tanto lo hizo temer, morirse frente a él...

Cuando el tren paró en la última estación bajaron y caminaron un pequeño y nostálgico tramo, donde los árboles se mezclaban en la nieve y la laguna a lo lejos reflejaba un hielo perfecto, Arge y U.R.S.S bajaron la colina y el uno al lado del otro miraban con melancolía toda su vida allí.

La cabaña... o bueno, lo que quedaba de la cabaña con aquellas maderas consumidas por un antiguo fuego dejaron atónito a Argentina, su hogar anteriormente llamado así se había esfumado.

–¿Qué pasó? –.

–Fui yo... –. El mayor volvió a ver a Argentina al sentir su mirada asustada en su ser. –No me mires así, la noche que me enteré que el estadounidense te quería para ti sentí mucho dolor y no quería dejar pruebas... –.

El rojizo tomó la espada del menor y lo guió fuera de allí, a donde debían ir.

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–¿Esta era la razón por la cual no me dejabas jugar atrás de la cabaña? –. preguntó Arge mirando aquella lápida, llena de nieve y descuidada.

U.R.S.S solo nubló su mirada y miro con tristeza el amor de su vida. –Si. Ale, mi Ale, o Augusto... como otros lo llamaban... –.

Argentina lo miró ante tal declaración. Augusto. Cual nombre le pertenecía y formó parte de él fue el nombre del hombre que U.R.S.S tanto amo...

–No sabía que... amaste a un hombre... –. Dijo por lo bajo, por miedo de ofender pero solo recibió una risa cálida que lo envolvió.

–No te preocupes, acepte hace bastante aquel pecado de amar otro hombre, pero su pérdida me perturbo demasiado. Tu estabas junto a él y bueno, te adopte como una forma de curar aquel recuerdo... Luego de la guerra, luego de su muerte, volví al antiguo Berlín y busqué su cuerpo... estaba al fondo de escombros de guerra... lo traje aquí, donde te iba a criar y tal vez así poder sanar un poco mi herida de perderlo –. Decía mirando los copos de nieve caer sobre su rostro, refrescando aquellas heridas internas. –Argentina, ese siempre fue tu verdadero nombre, te comprometi a un destino alejado de todo. Lo lamento. Sabes mis pecados, lo cruel que fui con mis propios hijos y por eso se que mereces algo mejor –.

U.R.S.S se arrodilló en la perfecta nieve y comenzó a llorar.

–No necesitas ver esto. Como un hijo mata a su propio padre –.

–¿Por qué dice eso? –. Arge miraba aterrada la escena.

–¿Por qué crees? –. Como una sombra, una voz se oyó detrás de ellos, de los cuales, solo Arge volteo a ver asustado. Ucrania miraba la escena sin emoción alguna. –Este destino ya estaba escrito, Arge. Toda acción tiene consecuencias –.

–Vete, Argentina –. Su voz sonaba destruida.

–"El que no conoce la historia, está condenado a repetirla" –. Decía Ucrania mientras recargaba aquella arma en su mano. Argentina cubría con su cuerpo el destrozado de U.R.S.S, buscando que de alguna manera, lo que era obvio que pasaria, no pasara. Una pequeña parte de él insistió que todo podría solucionarse de otra manera, una más diplomática, pero en aquel momento había un niño, de los cuales su inocencia fue arrebatada desde chicos y sus actos fueron las consecuencias de otros. Ucrania buscaba venganza, y nadie se la quitaria.

–Él morirá de todas formas, lo sabes, ¡no es necesario! –.

–Ohh, claro que es necesario. El me quito todo y el que arrebate su vida sere yo –. Dijo acercándose a su padre. –Puedes irte en paz Arge, USA tiene un equipo delante de la cabaña para sacarte de la Unión Soviética –.

Ucrania miraba con disgusto al menor.

–Me da pena –. Ucrania miraba con tristeza al chico frente suyo, el cual, sabiendo todo, cada detalle, cada mísero momento que tuvo que pasar junto a la U.R.S.S deseaba defenderlo, hasta el último momento... –Lo sabes bien, lo mucho que nos lastimó –. Tomó la remera del contrario y tironeó detrás de él, provocando que cayera sentado y miraba a Ucrania desde abajo, con ojos lamentables y decididos. –Soy una víctima, tú eres una víctima... mi padre fue víctima también –. Decía mirando el hombre que lo creó, destruido, en su último momento de vida, agachado, con su último aliento probablemente llorando...

–Yo lo quería –. Dijo Argentina.

–Pero sabes que no fue alguien bueno –. Respondió encima de él –Me dejaba sin fuerzas y ensangrentado –. Dijo amenazando con apretar el gatillo al recordar cuando era niño –Tú... no viviste lo que yo y mis hermanos tuvimos que vivir ¡Y te puedo asegurar!... que ni siquiera un poco de arrepentimiento sentirá al recordar aquello... –. Decía amenazando con llorar.

Una escena que destruía. Tanto dolor en nochebuena, una fecha de felicidad era sucumbida por traumas y decisiones que marcarían un hito en la historia.

Ucrania se acercó al tan traumado y entristecido Argentina, que miraba el liquido negro y escuhaba la agonia del que una vez le daba besos de buena noches en su cama, el que una vez compartio momentos alegres, el que una vez le daba aquellas clases, en los regalos que recibio, en todos los libros que leyo, en la tardes tranquilas fuera de aquella misma cabaña, donde el miraba el lago y el a su costado, el por primera vez, se arrepintio... se arrepintió de aquella vez que huyo, que lo dejó solo, que fue su culpa que todo pasara...

sin tan solo... si tan solo no hubiera pensado en los demas paises, si tan solo hubiera disfrutado aquella navidad...

–Argentina... –. Ucrania tomó la camisa y lo intentó volver a traer a sí mismo, a que vuelva ser dueño de su cuerpo que miraba desconsolado. –Ya está, no hay vuelta atrás... –.

Al parecer, su regalo de navidad sería un claro recordatorio, de tener que dejar el pasado atrás.

–Solo vete –.

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Un Viejo Mundo Para Un País NuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora