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07/09/1990, Moscú, Rusia.
–Tu nombre es... –.
–Augusto, señora –.
Su nombre en realidad es República Argentina, hoy cumple 18 años y se vio obligado a buscar un trabajo estable.
–Sabes niño que todo últimamente está mal y... –.
bla bla bla.
Entendía que el país de U.R.S.S se caía a pedazos, literalmente.
Protestas, hambre, descontento, comunismo...
En aquella estancia, oficina, Argentina buscaba un trabajo pero sabía que no era fácil, sabía que había mejores personas con potencial en aquel trabajo para conseguir alimento y así, alimentar a sus familias, pero después de todo... Él también lo necesitaba, y realmente lo hacía si se quería ir de aquel país.
–Lo entiendes, niño –.
Arge bajo la cabeza, no deseaba seguir recorriendo las calles de la ciudad.
–Señora... necesito el trabajo, mi novia esta... mejor dicho, estamos esperando un bebe... –.
Aquella mujer frunció su ceño.
–Tienes 18 años, ¿cómo es posible que ya estes por formar una familia? –.
Mierda.
–Solo... Necesito poder sostener a mi novia, quiero un hijo que crezca mirando el esfuerzo de su padre y, y, sabemos bien que la crisis nos afecta a todos así que por favor... –.
-... –.
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–¿Lo conseguiste? –. Nikita miraba junto a los demás a Augusto.
–¡Por supuesto! –. Respondió elevando los papeles.
–¿Cómo? –. Preguntó Paul, uno de sus amigos del secundario. Mientras todos seguían detrás de Augusto.
–Oh, nada del otro mundo, fingir que estoy esperando un hijo –.
Todos frenaron al oír al más alto. La estupidez de Augusto llegaba a ser demasiado.
–¿Estás loco? –. Ksenia llevó sus manos a los ojos.
–Necesito el trabajo –.
–Pero mintiendo no te va a llevar muy lejos, si se enteran nunca confiarán en ti –. Paul intentaba hacer entender a su amigo.
–Está bien, ¿quién se ofrece a que lo embarace? –.
Una cachetada de Nikita resonó por toda la cuadra.
–Pobre Augusto –. Dijo Haus, su otro amigo acercándose a la mejilla de su amigo. –Me ofrecería como atributo para que me embaraces pero no soy mujer y tampoco tendría ganas de formar una familia en plena crisis económica, pero como no soy tu, el futuro trabajador de la mayor empresa de periódicos y noticias de la República, mejor no opino –.
–ja!, muy gracioso –.
–¿Viste? –.
Todos siguieron caminando, cada uno a su respectivo hogar. Sobre los atardeceres en los caminos de tierra, los tres siguieron hablando.
Un ambiente acogedor. Una melodía absoluta y perfecta.
Los edificios soviéticos, grises y hasta a veces tristes, pero se sentían como hogar. Veían las ropas tendidas danzar en el viento sobre los balcones, las luces de la plaza central colándose sobre las esquinas de las grandes construcciones, veían a los chicos lejos, en los parques.
Argentina sentía que su vida volvía a acomodarse, a ser normal y próspera. Su pasado comenzaba a pesarle menos y el rostro de U.R.S.S se comenzaba a ver borroso en cada recuerdo.
Tenía amigos, lo que tanto quiso de pequeño, tenía un hogar que lo acogía y cuidaba, Podía, por fin, proyectarse en un futuro, queriendo así cumplir su sueño de conocer más países.
Aquellos jóvenes subieron las escaleras de la casa, Nikita abrió la puerta, pasó junto a su hermana, los tres dejaban atrás la tierra de sus zapatos. Su madre los recibió con un abrazo y una cena implacable.
–Mои мальчики // Mis chicos! –.
Argentina miraba la escena frente suyo, voltea, hacia su izquierda.Un hombre sobre un sillón leía con tranquilidad un periodico. Su pierna encima de otra. Al sentir la presencia del menor decide por fin levantar su vista.
Sobre la puerta, el niño que tanto aprecio había crecido ya bastante y lo sabía desde que lo vio por primera vez. Veía un muchacho más feliz...
–Август... – Augusto... –. Dijo por lo bajo.
Arge, al oír su nombre por en su boca se sintió en casa, se sentía como un verdadero hogar.
–Александр... // Alejandro... –. Repitió su nombre en su boca.
Su llegada hace 2 años de aquel muro aún se sentía como la primera vez que lo conoció...
Sobre aquella casa, una familia perfecta se reunía para pasar el tiempo juntos. Bajo aquel techo un pequeño joven comenzaba a aprender a vivir.
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Un Viejo Mundo Para Un País Nuevo
Ficción histórica¿Qué harías si estuvieras desde que naciste encerrado con un hombre que te oculta del exterior? Escapar, obvio, es instinto querer vivir de otra manera, ver las cosas de otra manera, sentir las cosas... de otra manera. Argentina vivió con U.R.S.S d...