*Narra Vera*
Llego a mi departamento con el tiempo justo para cambiarme de ropa para poder llegar a la oficina de mi jefe lo antes posible. Al ser estudiante de gastronomía no podía presentarme ahí con el delantal que usaba para las clases, así que todos los días debía hacer una parada obligatoria en mi departamento para ponerme algo más decente después de las clases.
Escojo una falda, un suéter negro y unas botas del mismo color, me perfumo y después de lavarme los dientes, salgo de ahí nuevamente para irme hacia la oficina.
Trabajaba como la asistente personal de uno los reporteros de la revista Men's Health, y la única razón por la que trabaja como asistente siendo estudiante de gastronomía, era porque ese reportero me pagaba mejor que cualquier otro empleo en la ciudad y también porque era el mejor amigo de mi madre.
Hace dos años me mude de Soria, una provincia en Castilla y León a esta ciudad para poder estudiar la carrera sin pensar que todo sería tan caro. Mi madre me ayudaba con lo que podía, pero apenas era suficiente para pagar mi matrícula y el alquiler de mi departamento compartido. A mi padre ni lo conocía así que con su ayuda no contaba.
Sabía que mi madre hacía todo lo que podía para ayudarme y no quería que ella tuviera toda la carga, por eso decidí tener un empleo y Julien, el mejor amigo de mi madre, también acababa de mudarse a Barcelona junto con su esposa y su hija de apenas un año. Así que mi madre habló con él quien aceptó darme un empleo de medio tiempo y una paga más que decente para poder solventar todos mis gastos, no podía quejarme.
Mi trabajo consistía en llevar su agenda y cumplir todos sus caprichos, solo por eso me pagaba lo suficiente para poder tener una vida despreocupada en Barcelona. Aunque últimamente mi trabajo era asegurarme que ese hombre siguiera con vida, que no le diera una congestión alcohólica y que llegará a tiempo a todas sus entrevistas, o hacerlas yo en caso de que el tuviera demasiada resaca como para hacerlas.
No sabía que había pasado, pero hace unos meses, después de que Julien regresara de Granada, algo en él había cambiado. Bebía por las noches y dormía por el día, apenas y era consciente de lo que sucedía a su alrededor y parecía importarle más que sus botellas de alcohol jamás estuvieran llenas a conservar su empleo.
Es por eso que cuando llegó hasta su oficina y lo veo recostado sobre su escritorio sobre sus papeles con un vaso de whisky vació en una mano y la botella en la otra, no me sorprendo.
Me acerco lentamente a él para asegurarme de que sigue vivo y cuando lo escucho respirar yo también lo hago. Intento despertarlo, sacudiendo levemente sus hombros, pero no parece funcionar.
Estoy pensando que hacer cuando escucho algunos golpes en su puerta, yo volteo a verlo, pero él ni se inmuta, así que abro la puerta y antes de que su jefe, que era quien estaba tocando, lo viera cierro la puerta tras de mi.
- Licenciado Cabrera, que gusto verlo.
- Vera, lo mismo digo. ¿Julien está ahí dentro? Necesito hablar con él.
- No, él no está. - Digo y me coloco frente a la manija de la puerta.
- ¿Se ha ido ya? Quería hablar con él de la entrevista que tendrá en unas horas.
- Si ya se fue, pero cuando regresé le diré que lo estaba buscando, tal vez pueda enseñarle la entrevista antes de que se publique en la revista.
- Vale, lo veré en un rato entonces, que tengas un buen día Vera.
- Lo mismo digo.- Le regalo mi sonrisa más forzada y cuando lo veo entrar al elevador regreso a la oficina de Julien con la esperanza de que ya se haya despertado.
ESTÁS LEYENDO
THE ONE
RomanceAlgo que empieza por un contrato, debe terminar por lo mismo, ¿no es así? Vera y Pedri se ven envueltos en un contrato que los unirá por un año en un intento de salvar la carrera de Pedri, quien está a punto de perderlo todo por los rumores que lo...