Media mañana

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Buen día y que vivan los hombres.
Si, es cuando conoces a alguien que te da cosquilleos en la panza. Es el emoción de conocer alguien nuevo, te intriga aún más cuando es misterioso.

- Amiga yo... - se me acercó Clara, despeinada con el maquillaje y un horrible olor a alcohol.
- Está bien, conocieron a los chicos, se manijearon y se fueron. Entiendo que me llamaste estás perdonada.
Clara me mira de arriba a abajo confundida.
- ¿A dónde vas?
- A desayunar. - dije sonriendo mientras me ponía rimel.
- Amiga... - me dijo con tono de picardía.
- Con alguien.
-¿¡Quién!?
- Con... Santiago Caputo.
- ¿QUIÉN?
-Sh... Si.
- ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde?
- Aunque estás perdonada, no te mereces que te cuente aún. Pero por lo que veo vos si tenés mucho para contar. Nos vemos.
Le dí un beso en la frente y me fui. En serio apestaba.
Bajé y ya estaba, puntual. Fumando. ¿Fumando a las 9 de la mañana? Si.
- Buen día. - me dijo a secas.
- ¡Buen día! ¿Yo bien y vos? - le dije alegre, estaba de muy bien humor.

Estando sentados en el café, noté que la gente murmuraba y miraba. El viene de una familia muy rica y renombrada. También estaba teniendo un buen éxito laboral.
- El domingo definen entre ustedes quienes se quedan, ¿Tenés ganas de quedarte?
- En realidad entre nosotros no. Los líderes elijen.
- Espero que te quedes. - me dijo sonriendo levemente con un tono provocador.
Es llamativo como pasa ser la persona más seria a hablarme con un tono tan... No sé. Me sonríe de una forma que me seduce. No hace falta que diga mucho para entender, lo noto en su mirada. ¿Estaré exagerando? Apenas lo conocí anoche pero es que ¿Cómo no tener expectativas? La gente lo único que hace es idolatrarlo, ¿Por qué? ¿Qué tiene de especial? Además de su hermoso y sedoso pelo, sus brillantes ojos celestes y mirada penetrante. Creo que en este momento estoy sumergida en mis pensamie...
- ¿Cande?
Si, estaba literalmente disociando.
- ¿Qué? - dije exaltada.
- ¿Café o café con leche?
- Cortado está bien.
- Cande, quería invitarte a un club privado, no cualquiera entra. Pero vos estás invitada, tu grupo también. Para que no estés sola.
- Gracias, obvio. Ahí estaré. ¿Hoy?
- No, mañana. Necesito del compromiso de ustedes. No salgan hoy por favor, mañana temprano es la última jornada general y tienen que estar lúcidos.
- Está bien. Entonces... ¿El sábado?
- Si. Te mando la información.
- Emm... Pero aún no arreglo mi celular.
- Cierto. Bueno, sino lo arreglas para entonces, te digo bien mañana en la mañana. ¿Vamos?

Habiendo terminado de desayunar nos dirigimos a la jornada. Empezó más tarde justamente por la gala de anoche.
Llegamos y habían fotógrafos atrás de él, seguramente sale muy bien en las fotos improvisadas. Me sentí pequeña, lo admito. La gente quería entrevistarlo, sacarse fotos con él y yo... Simplemente iba atrás.

- ¿Perdón? Me falla la vista o te acabas de bajar del auto de Santiago Caputo. - se me acercó Martina.
- En el almuerzo les cuento todo.

Dentro del almuerzo las chicas me invadieron de preguntas. Querían saber todo y la verdad es que yo sabía tan poco. Solo que era mucho más que atractivo y lindo. Era... No sé, tenía algo que no se que.
También me contaron que reforzaron amistades. Los chicos de misiones probablemente se queden, si nosotras también, tendremos un grupo con quiénes salir a pasear.

Llegando al hotel se me acerca el denso de Valentino. Lo miré con cansancio.
- Perdón. Agito bandera blancas. - procede a darme una bolsa.
- ¿Esto qué es?
- Una enmienda.
¿Un teléfono? Bueno, su familia no es millonaria pero están bien posicionados económicamente como para "regalar" un celular a alguien bastante ajeno como yo.
- Es innecesario Valentino. Mi celular tiene arreglo.
- No, Cande. Perdón por todo, por lo de Catina...
- No digas su nombre.
- Me equivoqué. No quiero forzarte a nada. Quiero al menos ser un amigo. Realmente sos una persona que valoro mucho y en el pasado no supe hacerlo, sé que lo arruiné pero vale la pena tenerte. Simplemente quiero que estemos bien. ¿Podemos hacer las pases?
- Valentino...
- Por favor. Decí que si.
- No sé si estoy preparada para perdonarte. No es por vos, hiciste que la persona que más quería me fallara, me separé de su lado por tu culpa. Eso es lo que me duele aún. Puedo lidiar con vos, incluso llevarnos bien. Pero ¿Que seas un idiota? No.
- Lo sé. Sacarte el celular anoche fue innecesario. Estaba pasado de copas. Por favor, acepta el teléfono. Adelanto de cumpleaños, enmienda. Llámalo como quieras.
Está bien, me convenció.
- Trato hecho.

Noté que Clara escuchaba a lo lejos.
- No puedo seguir siendo tu amiga y no saber porqué terminaste con él. Sé que es un idiota pero... - dijo Clara.
- ¿Te acordás de mi amiga Cata? De la infancia.
- Si...
-Saca tus conclusiones. Recordarlo me trae tristeza y decirlo en voz alta me hace sentir humillada, otra vez.

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