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Te recuerdo conduciendo a mi casa en medio de la noche

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Te recuerdo conduciendo a mi casa en medio de la noche. Yo soy quién te hace reír cuando estás a punto de llorar.

En la vida, hay muchas situaciones en las que nos sentimos impotentes, como una escoria, como si todo lo que hiciéramos no tuviese el resultado que esperábamos

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En la vida, hay muchas situaciones en las que nos sentimos impotentes, como una escoria, como si todo lo que hiciéramos no tuviese el resultado que esperábamos. Así me sentía en ese instante. Con frustración, con temor... Pero más que todo, con angustia y desesperación.

Fue una fracción de segundo. Pude observar sus ojos oceánicos expandirse con sorpresa y una especie de miedo. Con suerte pude reaccionar a tiempo, retirando mi mano como Turbo y bajando mi mentón con una velocidad mayor que la del Rayo McQueen. El último latido acelerado abandonó mi cuerpo y estuve a punto de soltar un grito, si no hubiese sido porque me quedé pasmado y con los ojos extremadamente abiertos. Escuchamos la puerta abrirse.

—¡Miwa! —bramó roncamente, mirando a su hermana con furia. Yo sólo me quedé en mi lugar, imposibilitado para mover un sólo músculo o siquiera pensar. Estaba tan sorprendido que no podía ni formular una sola palabra. —¿Por qué siempre llegas en momentos inoportunos?

Lo miré. Levanté la mirada hacia él enteramente anonadado. ¿Qué quería decir con eso? Lo que estuvo a punto de pasar... Bueno, no es como si fuera algo muy afortunado... al menos no para él. ¿Qué pensó que podía ocurrir? Era obvio que iba a besarlo. Lo farfulló muy despacio, pero yo lo escuché. Estoy seguro de que ella también.

—¿Qué? ¿Acaso interrumpí algo importante, hermanito?

Nos quedamos en silencio. Tragué duro, buscando las palabras correctas para hablar. Finalmente suspiré, soltando todo el aire que había estado conteniendo sin darme cuenta y alcé la mirada hacia ella tratando de forzar una sonrisa que debió haberse visto muy estúpida.

—Oh, sí. Nuestra charla motivacional. —pronuncié soltando una pequeña risa que se escuchó como un lamento. Mierda. —Llévalo a casa, Miwa. Necesita descansar. Y dale pastillas para dormir, mira como está de alterado por el dolor.

No podía dejar de escuchar mi corazón. Me retumbaba la cabeza y sentía que me temblaban las manos y la cara. Debía verme terrible.

—Seguro que te ocasionó muchos problemas, Sho. —Habló suavemente mientras se acercaba. —Tranquilo, me encargaré de aquí en adelante. Ya puedes irte a casa.

𝐲𝐨𝐮 𝐛𝐞𝐥𝐨𝐧𝐠 𝐰𝐢𝐭𝐡 𝐦𝐞 'kagehina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora