Capítulo dos: Acción.

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Me toma cuarenta y tres minutos, con treinta segundos, llegar a Chicago. Durante todo ese tiempo me tomé la libertad de investigar acerca de Alexander Taylor y su ejército de Rebeldes. Ni bien ingresé su nombre en la base de datos de MAH en mi sistema operativo, mil ciento diecisiete archivos, informes y anuncios de búsqueda aparecieron de él. En los principios de la década, cuando sus actividades en contra de los robots comenzaban, no había una imagen clara de su apariencia física. Solo se contaba con descripciones de ciudadanos que creían verlo pasar en algún robo en el cual nunca participó. Luego de una explosión en una gasolinera, las cámaras de seguridad de los androides que fueron recuperados, capturaron la imagen perfecta de Alexander Taylor huyendo de la escena del crimen. A partir de ese momento, los archivos de MAH fueron rellenados con una clara imagen del sujeto al cual yo debo atrapar.

La historia tras Alexander Taylor es complicadamente confusa, debido a que hay huecos sin llenar, huecos vacíos que podrían ser completados si él fuese retenido por la Policía de Androides Alta Gama y mantuviesen una entrevista formal. Taylor nació el 10 de Abril del 2576, a las 00:00 a.m. en Seattle. Convivía con una familia constituida por sus progenitores John Taylor y Mary Proctor de Taylor. Sin hermanos; padres muertos en 2585 en un accidente de tren, una falla en el sistema piloto. A partir de los nueve años, comenzó a vivir con su tía por parte de su padre, Gabrielle Taylor, hasta los dieciocho, cuando es finalmente un adulto. Desde 2594 hasta 2597, no hay registro de ninguna actividad que registre su existencia ni de cómo finalizó en Chicago sin que el Gobierno se enterase.

El tren da una sacudida y frena. Ahora hay una cantidad triplicada de personas que en el vehículo, de tal manera que un 15% de ellas deben ir paradas. Yo aparento ser el único en bajarse en esta estación cuando me levanto del asiento, y muchas personas automáticamente intentan ocupar mi lugar. Algunas de ellas —que me han acompañado a lo largo del viaje desde el Pentágono— me miran curiosos. Claro, ninguna persona «cuerda» podría bajarse en Chicago: la ciudad más peligrosa que pudiese existir en Claymouth.

Las puertas del tren bala se abren con un sonido hueco y metálico. Me bajo e, inmediatamente, inspecciono la estación. El vehículo se marcha rápidamente, sumergiendo todo en una soledad inmensa. Abro mi campo visual (el cual solo yo puedo ver) y escaneo el lugar en busca de movimientos sospechosos o signos de seres vivos. Nada. Me dirijo hacia la salida de la estación, sintiendo un dolor en el interior de mi piel, debido a la cercanía que mantengo con los imanes de los rieles. Salgo por las escaleras, subiendo de dos en dos.

Las calles de la ciudad están completamente desoladas. Ni un alma humana o un robot pasan por mi camino. Cada androide de seguridad que es colocado en Chicago, es destruido por los Rebeldes, impidiendo la penetración de la seguridad y el orden en los ciudadanos. No se podría decir que todos y cada uno de los habitantes de esta ciudad son parte de los Rebeldes, pero sí un 85%. Y aunque Chicago posee una población menor al 23,4% estable, las personas logran el acceso a armas nucleares y pueden acabar con cada androide que apareciese por su camino, aun siendo pocos. Por ese fui creado, para mezclarme y difundirme con ellos y poder acabarlos desde adentro.

Mi gran obstáculo ahora es encontrar a los Rebeldes liderados por Alexander Taylor. Podrían esconderse en cualquier sector de la ciudad, y rastrearlos me quitaría una quinta parte del tiempo que necesita el Gobierno. Podría escanear toda la ciudad, pero también me quitaría tiempo, no mucho, pero sí es importante su pérdida. Debido a que no tengo personas a mí alrededor para interrogar, decido utilizar la famosa «suerte» en los callejones del centro, cerca del edificio Willis Tower.

El primer callejón que visito está tan desolado como las calles del centro. Solo se escucha el constante golpeteo de las ratas entre los escombros. Basura apilada entre los lares y el susurro de las plagas rondando por el sector. Me doy por vencido después de escanear el lugar entero y no encontrarme con nada más que ratas como únicos seres vivos.

Fallas [Gay/Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora