𝐾𝐼𝑆𝑆𝐸𝑆╭☞❥𝑆𝑈𝑁𝐾𝐼

·:*¨༺ 𝑒𝑥𝑡𝑟𝑎 ༻¨*:·

-Bebé tengo mucho frío, porque no vienes y me abrazas un ratito, puedo enfermarme.

Kim no se aguantó la risa que se le escapó por la escena con pequeño drama de su pareja, ya que se había asegurado de que su cuerpo estuviera lo suficientemente caliente bajo todas las colchas que había preparado para cuando este viniera, y así podría hacer su proyecto tranquilo.

-¿Quieres que tu lindo novio enferme? -Sunoo no lo pensó más y se levantó sin dejar de reír negando con su cabeza, se acostó a su lado, con sus rostros de frente y abrazándolo con su pierna de la manera que acostumbraba.

-Te comportas como un niño Riki. -ambos sonrieron, y el menor no pudo evitar pasar tras su oreja varios mechones que cubrían los abultados cachetes sonrojados del castaño.

-¿Puedo darle un beso a mi hermoso novio? -dijo entregándole una de sus perfectas sonrisas.

-¿Porque estás siendo tan cursi hoy? -se cubrió su cara rápidamente.

-¿Porque intentas hoy destruir todos mis intentos por ser cursi? -quitó una de sus manos para seguir admirando su rostro. -¿Puedo?

-Claro que puedes hacerlo, también... puedes...tocarme. -dijo de manera suave todo avergonzado tomando una de sus manos y posándola sobre su espalda baja, se desconoció por completo esos segundos.

-¿Estas seguro de querer dar ese paso? Es decir apenas y nos hemos besad...

-Si creo que tienes razón, yo sabía que era apresurado pero no lo pensé mucho porque tenemos los años de confianza suficiente como para querer entregarte mi cuerpo y pensé que te sentías igual, yo...lo siento. -agachó su cabeza, cubriendo nuevamente su rostro con sus manos cuando en sus ojos amenazaron con salir unas cuantas lágrimas de pura vergüenza.

-Hey bebé no me malentiendas...-tomó sus mejillas rápidamente conectando sus miradas, haciendo pequeños círculos con sus dedos en las mismas. -...claro que me siento de la misma forma, te amo Sunoo y no podría estar más feliz de que me entregaras tu cuerpo, solo preguntaba para estar seguro de que así lo querías.

-Pues si lo quiero, Nishimura. -dijo casi en un berrinche. -y no es un capricho, yo te deseo desde hace más tiempo del que quisiera aceptar.

-¿Wow enserio? Eso si no me lo esperaba. -su expresión de sorpresa hizo sentir aún más tímido al contrario. -¿Y desde hace cuánto tiempo viene siendo eso?

Tomó su cintura con una de sus manos mientras la otra se mantenía en su mejilla repartiendo pequeñas caricias, caricias que este recibió gustoso cerrando sus ojos inclinando más su rostro a su mano.

-Yo creo que desde siempre. -dijo con sus ojos aún cerrados. -Siempre he querido estar cerca de tu cuerpo, desprendes un calor muy reconfortante para mi.

Dijo por fin abriendo sus ojos, su piel erizandose al conectar con los ojos de su novio, su rostro estaba tan relajado como siempre con esa hermosa sonrisa enamorada que lo adornaba, pero su mirada desataba algo nuevo, ese novedoso brillo e intensidad recorrió toda su piel.

-Bueno bebé, entonces no te haré esperar mucho más por eso, porque yo también lo he querido por mucho tiempo.

Dicho eso se acercaron a paso lento, sus labios tocándose tímidamente, mandándo una ligera corriente por ambas espaldas cuando sus labios comenzaron a moverse de manera pausada pero necesitada.

Las manos de Niki tomaron su cintura, moviendo su cuerpo sobre el suyo, quedando el mayor sobre su regazo.

Sunoo por instinto se dejó llevar, y cuando el menor mordió su labio inferior suspiró entusiasmado por las nuevas sensaciones que le estaba produciendo su nuevo beso, le dió más acceso a su cavidad bucal dejando que su tibia lengua recorriera cada rincón.

Cuando el menor lo recostó sobre la cama con el encima simplemente se dejó hacer, las manos de Niki lo recorrían cariñosamente dándole toda la seguridad que necesitaba, su corazón palpitaba con fuerza estaba casi seguro de que Niki podría oírlo, y podía jurar que este mismo se sentía exactamente igual, porque podía verlo en su mirada, aunque no lo expresara con palabras el podía verlo a través de sus ojos.

Por fin sus cuerpos se unirían, se entregarían en cuerpo y alma, sus corazones no podían estar más que contentos.