El amanecer trajo consigo una atmósfera inusualmente tranquila. El señor Smith, siempre tan predecible, había sido el primero en conocer mis planes. A pesar de su habitual rigidez, parecía haber aceptado la situación con una calma sorprendente, sabiendo que llegaría aquella misma noche. Mi mente, sin embargo, estaba lejos de estar tranquila. La tendencia a sobrepensar cada detalle se había convertido en un obstáculo constante, especialmente cuando mis decisiones podían afectar a los demás.
Ese día, la casa estaba inusualmente silenciosa. Todos habían salido, excepto mi madre. Su presencia era un bálsamo para mi alma agitada. No estaba sola, no estaba atrapada en mis pensamientos sin nadie con quien compartirlos. Pero también tenía que mantener una fachada de fortaleza y seguridad. Si mostraba la más mínima señal de preocupación, ella lo notaría de inmediato.
-¡Alicia! El desayuno está listo- gritó mi madre desde la cocina. Me apresuré a lavarme las manos y me dirigí al comedor. El aroma que llenaba la casa era simplemente delicioso. Había preparado chilaquiles con queso, un plato que siempre me hacía agua la boca, y bolillos para acompañar. Y, como siempre, había preparado una taza de té de manzanilla, su remedio casero para casi todo.
-Ahh... ¡Esto huele increíble! ¿Cómo supiste que tenía antojo de chilaquiles- pregunté con una sonrisa en el rostro, mientras observaba cómo el queso se derretía lentamente sobre la salsa de tomate. -Muchas gracias- agregué, mi voz llena de gratitud y un toque de dulzura.
-Durante nueve largos meses, te llevé dentro de mí, y luego te vi crecer. ¿Realmente piensas que no te conocería?- Su voz, llena de un tono juguetón, resonó en la habitación mientras dejaba su plato y taza de café sobre la mesa. El aroma del café, de alguna manera, era diferente al de la cafetería... era reconfortante. Como si mi mente hubiera tejido una conexión invisible entre ese aroma y la presencia de mi madre.
Ante su respuesta, me limité a sonreír de manera vacilante, desviando mi mirada hacia el desayuno que se encontraba frente a mí. Esa respuesta fue suficiente para hacer que mi corazón latiera con nerviosismo. Pero antes de que mis señales de ansiedad comenzaran a ser notorias, decidí hablar.
-Pffft... tienes un buen punto.- Dije, intentando mantener la calma. -Y sobre lo de ayer... no habrá ningún problema, ¿verdad?- Mi voz se quebró un poco, revelando mi inseguridad. -Ya sabes, a mi papá no le gusta que esté fuera tan tarde, así que eso me preocupa.- Quería probar qué tan de acuerdo estaban mis padres con la propuesta que había hecho el día anterior.
Mi madre, al oír mis palabras, respondió con una voz llena de seguridad y firmeza. -Mira..- comenzó, sus ojos llenos de una determinación inquebrantable -lo único que queremos es que estés segura. Conoces bien cómo es el mundo allá afuera.- Hizo una pausa para dar un sorbo a su café, el vapor ascendiendo suavemente en el aire tranquilo de la cocina. -Y para mí, el turno no es tan malo. Estás a solo tres cuadras de aquí, así que si algo sucede, seremos los primeros en llegar.- aseguró, su tono tan sólido como una roca.
-Además.- continuó -a medida que creces dentro de la empresa, es mejor. Tus estudios no son nada baratos, así que esto podría ayudarte, ¿no crees?- Sus palabras eran como un faro en la oscuridad, guiándome hacia un camino seguro. -En cuanto a la casa, ya te lo he dicho, nosotros nos encargamos. Está bien con lo que aportas, solo concéntrate en la universidad ahora.- Su mirada se clavó en la mía, transmitiendo una mezcla de amor y determinación.
Cada palabra que pronunciaba me llenaba de una sensación de seguridad, pero también de tristeza. Me hacía cuestionar mi decisión... Pero después del incidente de ayer, ya no tenía miedo de ser lastimada. Al contrario, mi único temor era pensar que mi actual familia podría convertirse en algo más...
-Es verdad...- murmuré, asintiendo lentamente. -Supongo que papá entenderá que es parte del trabajo. Y además, puedo traerte café cuando salga.- dije, intentando aligerar el ambiente con un tono juguetón. Le dediqué una mirada bromista, sabiendo que bromear era la mejor manera de evitar los pensamientos invasivos que amenazaban con abrumarme. Y así, en medio de la incertidumbre, encontré un momento de risa y ligereza.
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The Hidden Window
FantasyEsta historia es una exploración profunda y cautivadora de la realidad y la fantasía, contada a través de los ojos de una joven que se encuentra en el umbral de ambos mundos. Nuestra protagonista, una chica aparentemente ordinaria, vive una vida tr...