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Para: Kim Taehyung

De: Jeon Jeongguk

Cuando hayas terminado tu fascinante relato sobre quién hizo qué en un baño público, ¿crees que podrías volver conmigo al mundano mundo del trabajo?

Durante las siguientes semanas, Jeongguk se mejoró y pronto regresó a la oficina, haciendo todo el trabajo, dando órdenes a diestra y siniestra. Por otro lado, Jimin me preguntó constantemente sobre la situación y yo le aseguré que todo había vuelto a la normalidad.

Estaba mintiendo.

Debería haberme sentido aliviado la primera vez que me llamó idiota, pero no fue así. Las cosas ya no eran iguales, algo había cambiado en nuestra relación, de la misma manera en que un terremoto erosiona los cimientos de un edificio, la base de lo que éramos estaba cambiando, con piedras previamente firmes rompiéndose y cediendo.

Es una tarde lluviosa de finales de noviembre, cuando dejo de intentar descifrar la letra de Jeongguk. Tiro mi bolígrafo sobre el escritorio y miro ciegamente al vacío. El problema en el que pienso es en mí mismo. —He cambiado, no soy mas la persona que hace frente a su sarcasmo, que le devuelve toda la ironía, porque ahora siento que sé algo más sobre él, cuando lo miro no veo al imbécil arrogante. Bueno, veo eso, pero también veo al hombre que necesita un hogar pero parece que no puede permitírselo, veo al hombre vulnerable y retraído que no está acostumbrado a que cuiden de él.

Sin embargo, no creo que toda la culpa sea mía, porque debajo del sarcasmo y su lengua afilada, Jeongguk también es diferente. El sarcasmo es un poco menos mordaz, su lengua un poco más suave, y aunque las primeras veces que lo sorprendí mirándome desde su escritorio lo descarté como una coincidencia, la tercera y cuarta vez que sucedió no pude.

Suspiro y luego salto cuando Jeongguk pasa junto a mí: "Me alegro de que hayas decidido dedicarte a tragar moscas, Taehyung, pero tal vez debes concentrarte en tu trabajo de tiempo completo."

Me levanto y lo sigo hasta la oficina, tomando el maletín que dejó en el suelo. "¿Por qué has vuelto ahora? Pensé que la reunión no terminaría hasta dentro de una hora."

"Terminamos todas las cláusulas. Fue increíble, como uno de esos días en los que vas conduciendo al trabajo y hay luces verdes en todo el camino."

"Oh, claro." Respondo. "No hay luces verdes en el metro, sólo gente grosera y retrasos interminables."

"Aunque me interesa mucho oír los problemas de la gente pobre, no creo que sea el momento." Dice arrastrando las palabras, con una sonrisa en los labios mientras yo resoplo indignado. Se quita la chaqueta y la arroja sobre el sofá, me aseguro de que me oiga suspirar profundo mientras la cuelgo en el perchero.

"¿Puedo hacer algo por ti en este momento, más allá de recoger todo lo que tiras?" Pregunto.

Él me mira mientras se afloja la corbata y se arremanga la camisa. "Sí. Mira, ¿no quieres tomar asiento?"

Tratando de evitar mirar sus antebrazos, me siento con cautela en la silla frente a su escritorio. "¿Por qué dudas tanto en sentarte?" Pregunta con curiosidad.

"Bueno, no siempre me invitas a sentarme, Jeongguk."

Me mira estupefacto. "Sin embargo, tu trasero siempre parece llegar a esa silla."

"Hmm, sí, pero esa es mi respuesta habitual a tus órdenes, no suele ser la orden."

Me mira alzando una ceja. "¿Me estás diciendo que obedeces todas mis órdenes? porque honestamente, eso sería una novedad para mí."

You(r) Rules | KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora