𝐓𝐡𝐞 𝐨𝐭𝐡𝐞𝐫 𝐰𝐨𝐦𝐚𝐧 | 𝐉𝐊

02. 𝗛𝘂𝗺𝗶𝗹𝗹𝗮𝗱𝗮

⎯⎯ ¡¿Estás loca? ¿cómo se te ocurre enviarme un mensaje cuando estoy con mi esposa?!

⎯⎯ ¡Lo siento, pero hacía tiempo que no venías, yo también te necesito!

Sus lágrimas se derrochan por las mejillas mientras que el cuerpo parece hacerse pequeño cada vez que Jungkook le gritaba en lo que levantaba las manos para hacer valer su masculinidad y palabras.
Sabía que al enviar mensajes traería problemas por el acuerdo que tenían establecido. Sabía el lugar que le tocaba pero era injusto cuando de un día para el otro él hacía de cuenta que ella no existía en su vida.

Se sienta frustrado sobre el colchón, colocando sus codos sobre las rodillas y alojando una mano en sus ojos para no ver a su alrededor.
La femenina limpia su rostro rápidamente, hace un espacio entre las piernas del azabache para arrodillarse, pidiendo como súplica que la mirara y perdonara por tal acción.

⎯⎯ Venía a ti porque hacías que olvidara mis problemas. Pero ahora, ocasionas uno de ellos.

Dice finalmente.

⎯⎯ Amor, por favor, perdóname ⎯⎯ la suave voz de su amante resuena en sus oídos finamente como a él solía gustarle que le hablara. Los modales de la chica se habían amoldeado a las costumbres de Jungkook. Tomó sus manos haciendo que si o si tuviera que guiar su mirada hacia ella; besando sus huellas dactilares y posicionandolas sobre sus mejillas para que la tocara como si acariciara a un gentil cachorro.

A él le encantaba verla sumisa y débil. Le encantaba saber que tenía posesión sobre su cuerpo, que ella le pertenecía aunque no la amara como a su esposa.

⎯⎯ Nunca más volveré a hacerlo ⎯⎯ susurró la menor.

⎯⎯ Las palabras son vacías para mi, demuéstralo ⎯⎯ liberó sus manos lentamente, y durante la separación de pieles en lo que se quedaba confundida, pasó sus dedos sobre su miembro que era cubierto por la tela de un jean negro.

Desabrochó el cinto sin apartar la mirada de la más baja y bajó la cremallera en lo que sacaba hacia el exterior el pene un poco erecto. Brillando su rosado glande a la luz del velador que portaba la mesita de noche.

Mojó sus labios.

Estaba cansada de ser su servicio. Sólo quería que la amara como ella lo hacía, pero entendía que para tenerlo con su persona, debía hacerlo. Entendía que si no quería que se fuera con su esposa, debía cumplir con sus necesidades físicas y emocionales.

Era su amante, después de todo, y él esperaba tener lo que no obtenía de su matrimonio.

La lengua acaricia la punta del falo en lo que las manos sostenían a éste mismo. Sus codos son apoyados sobre sus piernas al estar entre ellas. Las rodillas comienzan a doler ya que llevaba mucho tiempo en esa posición y el suelo era rígido; no tenía asumido de que esto pasaría, simplemente quería conversar con él y que sus caricias estuvieran en su cuerpo en lo que permanecían acostados sobre el colchón.

El vello de su pubis era corto, así que apenas rozaba la nariz de la contraria cuando empujaba la cabeza para que todo su miembro ingresara de una vez a su zona bucal. Y no precisamente porque ella quería hacer eso: cuando Jungkook estaba apresurado, colocaba la palma de su mano en la cabeza de la chica y empellaba. No le importaba que se ahogara o tosiera, sólo quería llegar a su clímax.

Lágrimas se desprendían de las orillas de sus ojos. Pero procuraba disminuir el dolor al escuchar sus quejidos de excitación. El cabello enredado entre sus dedos, eran tironeados levemente para que sacara un poco de su miembro y así volver a introducirlo.

¿Qué valor tenía su persona después de humillarse? entregaba el corazón y cuerpo a cambio de nada.
A cambio de dolor, de tristeza, de llanto.

El móvil comenzó a sonar, quiso detenerse pero el azabache no soltaba su cabellera. Sonrió al ver el remitente, quería divertirse con las ilusiones de la menor, la maldad corría por sus venas. No era un buen tipo y lo sabía, pero al menos cuidaba a los que quería y eso sólo incluía a su esposa e hijo.

⎯⎯ Sarang (사랑) ⎯⎯ mencionó. Pudo sentir tensión bajo su mano. Por alguna razón le encantaba lastimar a Elisa porque sabía que ella seguiría estando disponible para él.

Volvió a empujar para que su miembro tocara la garganta de la chica. Ésta presionó la lengua sobre el falo para que tocara el paladar y así sucesivamente hasta sacarlo de la boca.

⎯⎯ ¿Algo del supermercado? ⎯⎯ rió ⎯⎯ eres tan traviesa ⎯⎯ bajó la mirada hacia Elisa, quien tenía pequeñas lágrimas saliendo de las orillas de sus ojos, no por lo que oía, sino porque su quijada dolía junto con las rodillas.

Eso incentivaba aún más al pelinegro. Era caliente. Se sentía un amo. Con su esposa la situación era equilibrada, y aunque la amaba tanto, no era suficiente para sentirse poderoso. No podía obligarla a hacerle un oral en ese estado ni someterla al sufrimiento emocional como lo hacía con Elisa.

Esa pequeña castaña era su juguete favorito. Con el delicado deliñado negro ahora recorriendo sus mejillas en dibujos de gotas. Labios gruesos rosados, ¿quizás había sido cruel al decirle que se aplique botox? ella era hermosa como la conoció, pero ahora que estaba siendo amoldada a su gusto, le gustaba más; como esas muñecas de vitrinas que tienes sólo para admirar.

Elisa colocó una mano en su pelvis para alejarse, estaba cansada, quería respirar bien, pero Jeon al ver esto, inundó su boca con el miembro a una velocidad descomunal, haciendo que su semen saliera disparado sobre el rostro de la chica en cuanto lo sacó.

Agitada, su cuerpo cayó sobre el suelo, en lo que el pelinegro seguía en el teléfono con su esposa mientras acomodaba su pantalón y salía por puerta.

Lo último que oyó antes del portazo fue un "estoy en casa de un amigo, demasiado aburrido para mi", suficiente para que su corazón se estrujara en lo que limpiaba su cara ahora sucia por el maquillaje y los fluidos con las manos.

Estaba hecha un desastre. Nuevamente había sido humillada por el amor.