Capítulo 07: Yo en Madrid, tú en Nueva York

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( CARLOS & MIRANDA )

Habían pasado al menos cinco años desde la última vez que Miranda Dawson había sufrido resaca

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Habían pasado al menos cinco años desde la última vez que Miranda Dawson había sufrido resaca. Así que, cuando el brillante sol de verano golpeó su rostro, sintió que su cabeza estaba a punto de estallar.

━Puta madre ━susurró, llevando su mano a su frente.

Se había quedado dormida sentada en el borde de la ventana, con los pies en la escalera de incendios. Miró el reloj en su muñeca, el cual marcaba el mediodía. Era jodidamente tarde, pero sabía que de habérselo propuesto, su sueño se habría alargado hasta, quizá, el anochecer.

Eso sí un montón de golpes desordenados no estuvieran taladrando su puerta... y su cabeza.

Mirandaaa ━una voz pronunció su voz de forma cantarina y aguda, alargando la A más de lo normal.

Talló sus ojos con las yemas de sus dedos, tratando de recobrar su paz mental. Pero los golpes y los gritos simplemente no se detenían. Se preguntó a sí misma si acaso eran los de la tienda de conveniencia de la que había sacado sus muebles que veían a embargarla.

━MIRANDA, ÁBREME YA, VI TUS PIES COLGANDO, NADIE MÁS USA CALCETAS DE SNOOPY ━exclamó una segunda voz.

Abrió los ojos, confundida, mirando hacia atrás, donde se encontraba la puerta ━¿George?

Se puso de pie de un brinco, y se arrepintió al instante al sentir como si su cerebro fuera golpeado por una roca. Llevó su mano a su frente mientras caminaba hacia la entrada: ¡por esto es que era resistente al alcohol! ¡Jodida resaca de mierda!

Abrió la puerta con curiosidad, y lo que encontró a continuación... nada pudo haberla prevenido.

Primero estaba Daniel, que, cómo siempre, sonreía brillante ante la situación. Llevaba una clásica camiseta blanca de I LOVE NY, con unos shorts y un par de deportivos negros. Luego estaba George, con el cabello peinado como si hubiera pasado diez horas dándole la secadora, hasta que quedó como el de un ídolo POP del 2010.

Finalmente, estaba Max. Pero no era la media sonrisa del rubio, ni el hecho de que era la primera vez que lo veía usando algo más que no fuera una camisa de Red Bull o un esmoquin lo que llamo su atención: en los brazos del neerlandés, había nada más y nada menos que un bebé.

No sabía si preguntar sobre qué demonios hacían tres pilotos que deberían de estar en Reino Unido apareciendo dramáticamente frente a su puerta en mitad del día, o sobre porque Max tenía un niño en sus brazos y una pañalera blanca con ositos de felpa colgando del hombro.

Decidió darles el beneficio de la duda.

Levantó la ceja ante Daniel, quien estaba en el centro y veía todo bastante entretenido.

━Expliquense.

La sonrisa del australiano se ensanchó aún más, si es que eso era posible ━. Oh, nada, solo dábamos un agradable paseo de mañana por el barrio y de pronto dijimos: ¿Por qué no pasamos a visitar a nuestra querida amiga Miranda? Sí, sí, ¿la recuerdas cierto? Aquella que salió huyendo después de besar a Carlos y no nos dijo nada.

𝐦𝐢𝐬𝐬 𝐚𝐦𝐞𝐫𝐢𝐜𝐚𝐧𝐚 | carlos sainz jrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora