Me Enamoré De Mi Secretaria

La entrevista

Ana Eliza

Al parecer el café que le tire, era amargo porque nunca había conocido a una persona tan molesta, arrogante pero a la vez llena de misterio y secretos como lo es el.

—Apúrate y dame tus papeles.—dice Chasqueando sus dedos.—no puede ser posible que seas tan distraída y tan lenta aquí busco rapidez.—Su tono de voz era totalmente molesto y arrogante que hacía que me doliera la cabeza

—Perdón señor.—dije mientras sentía como un calor de molestia recorría mi cuerpo era un completo idiota.—ahora entiendo porque las secretaria renuncian así de repente tendrá el maldito físico de un dios del Inframundo, pero un carácter de mierda.

—No te incumbe porque motivo mis secretarías han renunciado.—Contesto  de la manera más molesta que pueda a ver en este mundo.

No puede ser debo de dejar de pensar en voz alta o no se porque carajos lo oyó

-Lo lamentamos.—dije avergonzada ante la situación, al parecer hoy no es mi día de suerte estoy pidiendo que la tierra se abra y me trague por completo y me escupa en la cochinchina.

—Retírate nosotros te llamaremos si es que necesitamos de ti, aunque lo dudo una muchacha de 22 años que experiencia puede tener.

Me levante de la silla con una molestia que me invadía demasiado, que si no salía de esa oficina en los próximos cinco minutos era capaz de darle una bofetada tan fuerte que mi mano quedaría marcada en ese rostro tan perfecto que le dañaría el cutis.

Raúl

¿Cómo es que ella me hechiza con sus mirada, su cuerpo, su forma de ser?, me parece una chica en un millón como si nunca hubiera conocido a miles de mujeres para que fuera ella, una chica que ni si quiera es mi tipo, acaso será una hechicera sacada de algún libro estúpido, mi mente ya no analiza las cosas coherentes solo puras estupideces la mire tan distraía viendo la oficina.

—Tus papeles.— vi que no presto ningún atención, su distracción era mas de la que podía imaginar y me indignaba, no había mujer que no estuviera anonadada por mi, pero ella solo se fijaba en la oficina la cual siempre dije para mi era una cueva llena de frialdad y cosas que tan solo imaginar me erizan la piel.

-Tus papeles.—chasque los dedos para atraer su atención y ver esos ojos que me hicieron ver más que un físico en ella, pero en aquella mirada había algo de molestia por la acción que hice no podía evitar sentir esa atracción sentimental como sexual que si por mi fuera la aria mía en este mismo escritorio y en toda la maldita oficina.

—Ahora entiendo porque las secretaria renuncian así de repente tendrá el maldito físico de un dios del Inframundo, pero un carácter de mierda.—dijo de una manera molesta y totalmente distraída, al parecer está chiquita no sabe medir sus palabras.

—No te incumbe porque motivo mis secretarías han renunciado era tal mi molestia que me incitaba a castigarla, mi cerebro ya no estaba a la par con mis hormonas ellas las descontrola a en un santiamén , después de esa pequeña discusión que tuvimos le pedí que se retira, ya que si no lo hacía la tomaría de la cintura la besaría y la aria mía sin importa que ella quisiera.

Solté un largo suspiro cuando salió de mi oficina carajo está mujer me descontroló por completo, muchos la pueden ver y les daría asco o jamás se la tirarían, pero yo vi más allá que esa ropa horrenda de abuela que traía, la falda aguada de color marrón y hasta abajo de la rodilla no le favorecía en nada el culo que se carga, la camisa floreada que de seguro usaría mi abuela es una completa basura para el templo que tiene ella bajo esas prendas, carajo debo de dejar de pensar en ese adefesio de mujer que vi, aunque de adefesio no tiene nada, tome el teléfono que está conectado con la sustituta de secretaria que tengo o mejor dicho porquería porque no me sirve para nada.

—Tráeme ahora mismo los papeles la junta, rápido  y un maldito café.—El dolor de cabeza que tengo no va a desaparecer en todo el día así que tengo que tolerarlo pero la gente que tengo a mi alrededor no me ayuda en completamente nada.