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Al terminar las clases, Oda esperaba a Dazai fuera del salón.

—¿Sucede algo? — Le preguntó al verlo.

—No te preocupes pequeña. — le sonrió levemente. — Simplemente, llamé a tu padre y en un par de horas vendrá a una reunión. Tú no tienes que asistir, ¿entendido?

—Gracias.

—No es nada. Mientras, ¿vas a ir a casa?

—Chuuya me ha invitado a la suya.

—Me alegra que estés haciendo amigos. Nos vemos mañana, cuídate.

Oda le dio un par de palmaditas en la cabeza a Dazai y se fue. El castaño suspiró y empezó a buscar a Chuuya para ir con él.

No tardó demasiado en encontrarlo; estaba esperándolo en la salida.

—Ya tardabas.

—¡Lo siento! Estaba hablando con Oda.

El pelirrojo suspiró.

—Está bien. Vamos a mi casa.

—Vamos.

El camino fue de todo menos silencioso, el castaño tenía demasiadas preguntas y nunca se le terminaban los temas de conversación.

Podía parecer un poco agobiante, pero en el fondo Chuuya le tomó aprecio y lo escuchaba con toda la atención que podía.

Al llegar a su casa, Dazai quedó fascinado.

—¡Ohh! ¿De veras vives aquí?

—Sí. Sorprendente, ¿verdad?

—Es muy espaciosa... ¡y bonita! Que suerte...

—¿Tu casa no es grande?

—Digamos que no me gusta mucho mi hogar.

Después de decir eso, bajó su mirada y su tono de voz cambió, algo que siempre hacía cuando tocaban esos temas.

—¿Por qué?

—Ah... ¡por nada! — se hizo un breve silencio. — Vamos, enséñame tu casa.

El pelirrojo suspiró y lo guió por toda la casa.

Era bastante grande, se notaba que los padres de este tenían bastante dinero y podían permitirse una casa así.

Al terminar la ruta, se fueron al cuarto del pelirrojo.

—¿Tienes hermanos? — le preguntó el de vendas.

—Sí, una hermana mayor. Pero bastante más mayor que yo, es mayor de edad así que solo viene a veces a comer. Se llama Kouyou.

—Debe de estar bien tener hermanos. Yo soy hijo único.

—¿Hijo único?

El pelirrojo ladeó la cabeza, y Dazai no entendía por qué esa reacción.

—¿Hay algo mal en eso?

—¿No sería hija única?

El castaño tragó duro y se puso algo nervioso. Mierda. Debía tener más cuidado.

—Ah, sí, sí. Me despisté.

—Mmh, vale.

Después de eso, se hizo un silencio bastante incómodo entre ambos, pero el más bajito no tardó en romperlo.

—¿Jugamos a algo?

* * *

La tarde pasó demasiado rápida, sobretodo para Dazai, quien no deseaba bajo ningún concepto volver a su casa. Pero no podía levantar sospechas, así que asomó una pequeña sonrisa en su rostro y se despidió de Chuuya.

Daddy's boy? - [Soukoku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora