Cuando le pedí a Eris Sama que me aptitudes para ser el mejor mago del mundo nunca espere nacer en una aldea de locos, me preguntó si al menos podré cumplir el objetivo por el cual vine a este mundo o perderé la cordura en el intento.
¿"Yunyun", eh? ¿No recuerdo a nadie con ese nombre?
— Perdón por tropezar contigo. Dime, ¿no te lastimé, verdad?
Ella parecía estar bastante asustada. Tal parece que no confía en mis palabras. Supongo que es normal desconfiar de los extraños, aunque me sorprende esta actitud. Si hubiera chocado así con cualquier chico o chica, ahora mismo ya estarían reprochándome haberlos tirado al suelo.
— No, no te preocupes. También es mi culpa por no estar atenta. Estoy bien, no sufrí ningún daño.
¿Eh? ¿Pero por qué se echa parte de la culpa? Si yo fui quien la tiró al suelo.
Al mirarla fijamente a los ojos, ella bajó ligeramente la cabeza.
Tal como creí, esta chica parece ser bastante tímida.
En fin, parece que no quiere que le cause más problemas. Será mejor continuar con mis cosas. Aún quiero avanzar en mi partida de Pokémon.
— Bueno, Yunyun, lamento haberte ocasionado problemas. Si me disculpas, seguiré con mi camino.
Mis palabras la sorprendieron, y dándome una expresión de desilusión, dijo.
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— No, no pasa nada. Perdón por quitarte tu tiempo.
— Ah, no te preocupes por eso.
¿Quizás ella quiso que me quedara? Bueno, ya le dije que me voy, si me retracto, quedaría como idiota, ¿no?
— Bueno, nos vemos.
— Ah, adiós...
Empecé a caminar, pero al pasar por su lado, noté una expresión triste y melancólica. No sé qué le habrá pasado a esta chica, pero al final, solo soy un extraño. Será mejor que no piense mucho en eso y priorice mi partida de Pokémon.
Por suerte, no le pasó nada. Aunque a partir de ahora, será mejor que guarde mi partida. Nunca se sabe lo que podría pasar. Ahora, ¿a dónde debería ir? No quiero chocar con alguien otra vez, así que lo mejor será buscar la sombra de un árbol.
Mi partida avanzaba favorablemente; Bulbasaur ya pronto alcanzaría la evolución. No quiero tener un equipo con desbalance, así que es hora de subir unos niveles a Pidgey.
Pero al caminar varios pasos, ya no pude ignorar esa sensación de inquietud.
— ¿Acaso fui muy frío con esa chica?
De alguna manera, me sentía muy incómodo por la manera abrupta en la que me marché.
¿Cómo explicarlo? ¿Nunca han sentido esa sensación de que están olvidando algo y que si no lo hacen, más tarde se arrepentirán?
Giré para ver si esa chica no se había marchado, pero grande fue mi sorpresa al percatarme de que aún seguía en el mismo lugar.
No, no solo eso. Ahora que me doy cuenta, no se había movido ni un solo paso.
