Capítulo II

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Requiem del corazón


3 de Agosto de 1968
Korea del Sur - Busan

Ecos de risas infantiles impregnaban el vasto jardín trasero de la opulenta mansión Park, tejiendo una sinfonía de alegría que trascendía incluso al corazón más receloso. Una exquisita pila de regalos, algunos de dimensiones generosas, engalanaba la entrada con un encanto indiscutible. Globos de tonos pastel que delicadamente suspendían de las sillas, y en ellos aguardaban con anticipación los invitados mientras compartían una expectante paciencia.

Parientes provenientes de distantes lugares se congregaban con un propósito unificador: celebrar el tercer aniversario de la encantadora Jin So, una pequeña prodigio que reposaba serena en los brazos de su orgulloso padre.

_ Pero que bella es - murmuró Giselle, madre de Jimin, con una voz impregnada de ternura mientras acariciaba el cabello de la pequeña - Dámela a mí - demandó alargando sus temblorosos brazos - Yo la tengo un rato, no deberías descuidar a los invitados. Min Ji debe estar atareada entreteniéndolos a todos ella sola.

En un gesto inconsciente, Jimin se volvió para observar a su esposa, inmersa en animadas conversaciones, percatándose de su propia falta de consideración al olvidar, por un instante, a los demás.

_ Gracias, madre - expresó con gratitud, confiando a su hija en los brazos de su abuela.

Min Ji, esposa de Jimin durante seis años, una mujer de treinta años, que portaba un vestido de tono rosa pálido y tacones que revelaban la suavidad de sus talones. Sus cabellos negros caían grácilmente hasta los hombros, enmarcando unos ojos negros profundos. Poseía una sonrisa cautivadora, una verdadera belleza encantadora.

Fue en los días primaverales de abril, un jueves del 61, cuando Jimin salía de una zapatería en el corazón del centro. Había adquirido un par de elegantes charolas especialmente para su amada madre, al percatarse de que los tacones que ella usaba a diario le estaban causando incomodidades. Fue en ese preciso instante, en la salida del establecimiento, cuando Jimin alzó la mirada y se vio cautivado por unos ojos que aguardaban ansiosos desde la otra esquina de la calle. Sin palabras, la sola mirada le generó un espontáneo rubor en sus mejillas que quemaban. La figura vestía un tono morado intenso, destacando entre la paleta neutra de colores. Su piel, al contraste con los rayos del sol, relucía y sus manos se cubrían con unos elegantes gloves negros, mientras el sombrero que llevaba puesto, le añadía un toque de misterio a su imagen.

En ese instante, una inesperada urgencia por cruzar y acercarse a ella se apoderó de Jimin. Jamás había sentido tanta anticipación por atravesar una simple calle, quedando sorprendido por el atractivo magnético de esa mujer. Cuando finalmente los autos dejaron de transitar, Jimin, impulsado por una fuerza inexplicable, se puso en marcha a pasos acelerados sin cuestionarse el motivo. Por otro lado, la joven, no tardo al percatarse de la presencia del apasionado joven de ojos azules, quedando completamente cautivada.

_ ¡Min Ji! - llamó Jimin -

_ Oh, querido...

_ Jimin, todo un hombre de ojos azules... y casado. ¡Mi hermana sí que lo hizo bien! - comentó con socarronería el cuñado, seguido de un suave codazo por parte de Min Ji.

_ Por cierto, Jimin, ¿cuándo viajarás a Inglaterra?

_ Será el próximo mes, aún no tengo la fecha exacta. Min Ji y yo planeábamos partir la semana entrante, mas no todo marcha bien...

_ Ya me lo esperaba - terció Su Bin, la esposa de Min Ho y cuñada de Min Ji - tienen una casa inmensa, negocios de autos, familia en el extranjero... tarde o temprano la desdicha había de visitarlos - finalizó, entre risas ahogadas -

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