Levi Ackerman era un buen hombre.
Pagaba sus impuestos, no arrojaba basura, alimentaba a los gatos callejeros de la zona y rara vez se ponía enfermo.
La sociedad lo consideraría un buen hombre, un gran hombre, incluso teniendo en cuenta lo de los gatos callejeros.
¿Pero por qué un buen hombre sentiría cosas tan depravadas?
Erwin Smith también era un buen hombre.
Era el jefe de Levi en la librería que ambos regentaban.
Erwin era el dueño y Levi el gerente.
Erwin era siempre amable, considerado y brillante.
¿Cómo era posible que un hombre tan bueno invadiera así todos los pensamientos de Levi?
Levi admitió que últimamente los pensamientos eran más frecuentes.
Empezaron siendo tan pequeños e inocentes: Levi observaba a Erwin mientras reponía las estanterías, se quedaba mirándole demasiado tiempo cuando entraba con una prenda nueva, le escuchaba mientras tarareaba una canción en su despacho.
En algún momento, estos pensamientos se habían convertido en algo mucho más grande, mucho más desagradable de lo que Levi se había propuesto en un principio.
Estos pensamientos iban desde una mamada a altas horas de la noche en la sala de descanso, hasta sexo duro frente una estantería.
Levi veía estas superficies todos los días, y esos pensamientos entraban en su cerebro, provocando un profundo fuego en su vientre.
Había empezado a recurrir a masturbarse en el baño de empleados sólo para aliviar el dolor.
Era embarazoso, vergonzoso y pecaminoso.
Verás, era una librería cristiana.
Erwin era el padre Erwin, el sacerdote principal de la iglesia católica local llamada Santa Casa de Adoración de San Ymir.
Levi también era sacerdote y jefe de la clase infantil de esa misma iglesia.
Ambos vestían a diario sus habituales sotanas y alzacuellos, bien conocidos en la comunidad como "los curas libreros".
Incluso había artículos en el periódico local sobre ellos, sobre lo bondadosos y celestiales que eran estos dos santos hombres maravillosos.
Uno de esos artículos colgaba perfectamente enmarcado en la tienda, una foto de los dos hombres de pie, uno al lado del otro, sonrientes.
Ese día, Levi miraba fijamente la foto.
Analizaba con detalle el modo en que Erwin tenía la mano agarrada al hombro en la foto, cómo se le marcaban las venas de la mano, cómo ésta era tan grande y carnosa.
Levi colocó unos dedos delgados en el mismo lugar donde estaba la de Erwin en la foto, como si fuera a sentir alguna sensación fantasmal de que volvía a estar allí.
Aquel calor familiar empezó a subir en ellos, así que soltó rápidamente la mano e inspiró profundamente.
Contrólate, depravado de mierda.
Oyó el timbre de la puerta principal, señal de que había entrado un cliente. Tirándose del cuello, recobró el sentido y corrió hacia la entrada de la tienda.
Le recibió una de las monjas de la iglesia: la hermana Hange. Puso los ojos en blanco y gimió en cuanto sus miradas se cruzaron. La hermana le saludó con gran entusiasmo.
Aunque le ponía de los nervios, Hange era una buena amiga suya desde hacía muchos años. Su exceso de entusiasmo le resultaba a veces tedioso, pero aun así la esperaba con impaciencia.

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Holy Men - Eruri
FanficModern AU. El padre Levi Ackerman y el padre Erwin Smith son conocidos en su comunidad e iglesia como buenos sacerdotes, y famosos por la librería que regentan juntos. Pero el padre Levi ha empezado a tener extraños pensamientos sobre el otro sacer...