Ikari
—Creí que estaría casada, Señorita Meyer. —habla con la voz ronca. —Fue lo último que supe de ti.
—¿Eso fue lo último?
Asiente
—En mis planes estaba olvidarte, olvidar ese maldito baile.
Me muerdo el labio.
—Y sabemos que no te fue bien con eso.
—Tal vez no me lo propuse lo suficiente. —resalta.
Suelto una risa.
—No diga mentiras, Coronel o le crecerá la nariz.
—No cambies el tema, ¿Por qué no te has casado?
Me encojo de hombros.
—De hecho, para eso quería verte. —suspiro. —Necesito que me ayudes con algo relacionado con la boda.
Le cambia la mirada, los ojos le brillan más que antes y los hombros se le endurecen, al igual que la barbilla.
—Si, yo te puedo ayudar a escapar si es lo quieres, puedo llevarte a la central unos días o a mi apartamento y… —se calla de golpe al ver mi rostro. —¿No es eso, verdad?
Niego.
—No.
—Me largo.
Me da la espalda, toma una mochila que estaba apoyada en el borde del mirador y cuando está por caminar, la voz me sale.
—Quiero que me ayudes a escoger mi vestido de novia.
Se detiene, tarda en girar, pero cuando lo hace, me mira con el ceño fruncido.
—Estas loca.
Me acerco arrugando los labios.
—Tal vez, ¿Estoy loca por pedir ayuda?
Inclina la cabeza hacia adelante para estar a mi altura. Casi estamos respirando el mismo aire.
—Por pedir ayuda con una idiotez.
Me echo hacia atrás.
—¿Creés que las bodas son una idiotez?
—Las demás, no. La tuya, sí. —deja caer la mochila y me pasa el brazo por la cintura pegandome a su pecho con un solo movimiento. —Fingir querer a alguien.
—¿Cómo sabés que no quiero a Asen?
—¿Dónde estás ahora? —vuelve más fuerte su agarre. —¿Con él o conmigo?
Sonrío.
—Entonces qué, ¿Me vas a ayudar o no? —susurro sobre sus labios. —No voy a suplicar, Coronel
—¿Por qué te ayudaría a escoger un vestido que otro te va a quitar?
Me acerco rozando mi mejilla con la suya. Tengo que ponerme de puntas para alcanzar su oreja, la cual muerdo.
—¿Y por qué no me lo quitas tú?
Con eso le basta para levantarme con un brazo, mientras que con el otro me sostiene la pierna y me lleva contra uno de los muros que forman el camino, dejándome encima y con las piernas abiertas haciendo un espacio para él, quien me peina el cabello obligándome a verlo a los ojos.
—Repite eso.
—¿Qué cosa?
Su mirada se endurece.
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Prohibida Tentación 4
AçãoSaga Tentación Ikari Meyer siempre ha odiado a la mayoría de la gente, excepto a su familia. Ella no es la niña amable, sonriente o conmovedora que las demás personas puedan llegar a creer al verla. Se casará sin amor, pero ¿Qué no es lo que la may...