En los días que siguieron a la noche de revelaciones y vulnerabilidades compartidas, se instaló un cambio palpable entre Atsumu y Sakusa. No era un cambio que se pudiera señalar con certeza, sino más bien una sutil corriente de tensión que se asentaba debajo de la superficie. Para Atsumu, marcó el comienzo de una lucha silenciosa, una batalla personal que amenazaba con envolverlo en su abrazo implacable.
La realización de que había expuesto los rincones más oscuros de su corazón a Sakusa dejó a Atsumu sintiéndose expuesto, vulnerable de una manera que no había anticipado. El peso de su propia confesión colgaba pesadamente sobre sus hombros, un recordatorio constante de las emociones enredadas con las que lidiaba. El miedo, la duda de sí mismo y una sensación punzante de indignidad tomaron residencia en él, amenazando con sofocar cualquier atisbo de paz.
En un intento por recuperar el control, Atsumu se embarcó en un camino de aislamiento autoimpuesto. Evitaba los lugares donde sabía que estaría Sakusa, esquivando al hombre de cabello negro con precisión practicada. El gimnasio de entrenamiento, una vez un santuario de camaradería, se convirtió en un recordatorio inquietante de la intimidad compartida que se había desplegado entre ellos.
La presencia misma de Sakusa, una vez una fuente de consuelo, ahora provocaba una mezcla compleja de emociones en Atsumu: una combinación volátil de deseo, miedo y la inquietante pregunta de qué vendría a continuación. Cada mirada furtiva, cada roce accidental de sus manos, enviaba ondas de incertidumbre a través del corazón conflictivo de Atsumu.
A medida que los días se convertían en noches, Atsumu encontraba consuelo en su propia soledad, un refugio cruel que resonaba con el silencio ensordecedor de la autorreflexión. El tumulto dentro de él se manifestaba en noches sin dormir y en el interrogatorio implacable de sus propios sentimientos. ¿Qué significaba estar enredado en tales emociones por alguien a quien consideraba un amigo, un confidente, un posible amante?
La duda fermentó, convirtiéndose en un odio corrosivo hacia sí mismo que roía los bordes de la conciencia de Atsumu. Cuestionó la legitimidad de sus propias emociones, convenciéndose a sí mismo de que era una mera ilusión, un deseo fugaz que debía ser desestimado. El peso de las expectativas sociales, el miedo al juicio y la incertidumbre de la reciprocidad se convirtieron en barreras formidables, atrapando a Atsumu en una jaula de su propia creación.
En sus momentos de soledad, Atsumu lidiaba con la posibilidad de que hubiera alterado irreversiblemente la dinámica de su amistad. El miedo de perder a Sakusa, no solo como un posible compañero romántico, sino como un querido amigo, acechaba cada momento despierto de Atsumu.
La cancha de voleibol, una vez un campo de batalla donde luchaban codo a codo, ahora era testigo de la lucha interna de Atsumu. Los ecos de las pelotas golpeadas y las zapatillas que chirriaban se mezclaban con los susurros apagados de la duda que resonaban dentro de él. ¿Vería Sakusa de manera diferente ahora? ¿Se desmoronaría su amistad bajo el peso de deseos no expresados?
A medida que los días se desarrollaban, el abismo entre Atsumu y Sakusa se ensanchaba, alimentado por los intentos desesperados de Atsumu de navegar por el laberinto de sus propias emociones. Se convirtió en un espectro en la periferia de Sakusa, una presencia que se desvanecía, dejando tras de sí una sensación de pérdida, un vacío que Sakusa no podía comprender del todo.
En las esquinas silenciosas de su mente, Atsumu anhelaba la resolución. La incertidumbre, el aislamiento autoimpuesto y el cuestionamiento constante amenazaban con desentrañar la misma tela de su ser. Sin embargo, el miedo de enfrentar la verdad, de confrontar el enredo de emociones que los unía, lo mantenía cautivo en un purgatorio autoimpuesto.
La tensión no expresada persistía, arrojando una sombra sobre su vínculo una vez inquebrantable. Sakusa, ajeno a la tormenta que rugía dentro de Atsumu, se encontraba lidiando con la creciente distancia. Percibía un cambio, pero no lograba comprender la magnitud del vendaval emocional que amenazaba con consumir a su amigo.
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Bailando Por Ahi •Sakuatsu•
Fiksi PenggemarHinata anuncia que se va a casar, y eso golpea duro a Atsumu, Sakusa le intenta consolar, incluso si eso significa escuchar como el hombre que ama esta enamorado de alguien más.