𝐈𝐍𝐒𝐎𝐌𝐍𝐈𝐎 ױ psh&nrk

V

2 días después, ahora todos estaban otra vez en casa, los 7 reunidos en aquel departamento.

—Les trajimos esto— Jay y Jungwon traían unas cuantas bolsas donde habían traído diferentes recuerdos de Japón, trajeron yukatas, aunque solo la parte del chaleco, para todos y amuletos tradicionales.

—No sabía que seguían haciendo de estos— Heeseung miraba un pequeño amuleto de porcelana roja.

—Fíjate que sí— Jungwon alzó sus hombros.

—Siempre quise una yukata— Jake festejaba en su lugar, el suyo era verde, de su talla.

—Es solo una parte, pero esperamos que les guste— Jungwon le entregaba a todos sus respectivos regalos.

—¡Sí!— Riki festejó en su lugar —negro, amo el negro.

—Solo trajimos dos negros, el de Riki y Jay, el de Jungwon es verde, Jongseong azul marino y como Sunoo lo pidió, es celeste.

—Woow, no pensé que en verdad lo comprarían— Sunoo fue quien pidió una yukata.

—Anden, pruebenlos.

Todos se colocaron sus respectivas yukatas encima de una remera, ahora parecían que estaban en un pueblo rural de Japón.

—¡Ya son las 10 y media de la mañana! —Seonwoo se alarmó viendo el reloj de la cocina —Vayan a cambiarse, vayan, vayan, a las 11 y media debemos estar en la empresa, el fanmeeting es a la una— los mandó a todos a sus habitaciones.

—Hyung— Ni-ki vio una pequeña oportunidad para jugar un poco.—Dejé algo de mi ropa en tu habitación ¿No?

—Ah, creo que si, vamos, tenemos que cambiarnos.— Sunghoon no sospechaba nada, pero Ni-ki traía una pequeña cajita en el bolsillo de su cárdigan.

Cuando entraron a la habitación de Sunghoon, este empezó a buscar la ropa de Ni-ki, pues a veces iba a dormir ahí y la dejaba en donde sea, pero eso no era para lo que en verdad Ni-ki había venido.

—Hyung— Ni-ki cerró la puerta con seguro cuando entró a la habitación.

—¿Si?— se dio la vuelta sonrojándose de inmediato por lo cerca que estaba su menor.

—¿No quieres jugar un poco?— y sacó aquella cajita rosada de su bolsillo.

—N-No puedo ir con esto al fanmeeting— Sunghoon se alteró sintiéndose algo extraño, era una pequeña bolita color rosa en su interior.

—Claro que puedes. — no le dijo que esa pequeña bolita se movía con una aplicación en el teléfono y un pequeño control remoto por las dudas. —de un momento ni lo sentirás subió su ropa interior y sus pantalones, dejándolo sentado en la cama. —no lo quites.— y salió de la habitación para irse a cambiar él.