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Kurapika recogio su chaqueta y bufanda, tomo sus llaves y su laptop y por fin partio de su departamento. Camino por las calles frias y vacias como aquella milagrosa noche, pero esta vez con un rumbo; la Pan'emore. Se suponia que el local estaria abierto, y allí adentro lo esperaria su amiga al lado de la chimenea con una sonrisa, un jugo y un nuevo postre que probar. Sin embargo, al abrir la puerta solo se encontro con ciertos hermanos ocupando su lugar, por quinta vez en las ultimas dos semanas desde que vinieron por primera vez al local.

—¿Que hacen aqui? — preguntó Kurapika molesto al cruzar la puerta.

—¿No es obvio? Comemos — contestó Killua a lo lejos.

—¿Otra vez? Vayan a otra parte. — espetó el mayor caminando.

—Ni que fuera tuyo el lugar— contestó el albino mientras le daba una mordida a su waffle cubierto de chocolates.

Kurapika se quedo callado ante ese punto y apoyo su mano en la mesa del otro costado de la chimenea, donde Yanara se habia sentado por primera vez cuando se conocieron.

—Kurapika, ya lle-llegaste— dijo la pelirroja desde el mostrador, hablando con dificultad. Su pesadez capto la atención del rubio que al girarse se encontro no con su amiga si no con una bolsa gigante.

—¿Yanara?— alcanzo a decir anonado.

—¿S-Si?— contestó ella con todas sus fuerzas, sus piernas tambaleando mientras trataba de aguantar el peso por si sola.

—. . . — por unos segundos se quedo viendo aquella bolsa como esperando a que pidiera ayuda por si misma, pero la chica continuo avanzando de manera forzosa hasta pasar al lado del rubio y dejar delante de el la bolsa, es decir, en frente de Killua.

—¡Pedido listo!— exclamó triunfante Yanara— 9 granos de cocoa puros del bosque de las Nefas.

—¡¿Huh, solo 9?! ¡Yo pedí 3 bolsas 15 kilos! — se levanto exaltado el adolescente— ¿Estas tratando de estafar-

La chica en frente suyo lo miro por unos segundos con una sonrisa burlona que irrito al albino, pero antes de que pudiera quejarse ella abrio la bolsa del suelo y saco de ella un gran fruto del tamaño de una pelota de futbol— Esto es un grano de cocoa.

—Ah.

—Nari si yo fuera vos no lo dejo entrar más— dijo Alluka divertida.

—Despues de que sobrecargara la luz estoy seriamente pensandolo. — se quejó Yanara a la par que le tiraba un grano a el adolescente para que lo atrapara.

—Fue un accidente... — refunfuño Killua— De todas formas, ¿no sé supone eran 3 bolsas?

Yanara se rió levemente— Si, y hay vienen el resto.

Justo cuando dijo eso, de la cocina salió una chica cargando en sus brazos dos bolsas gigantes. Cuando llegó hasta donde estaba la mujer, asomo su cabeza por un costado.

—Jefa, ¿dónde lo dejo? — preguntó, su voz algo chillona pero agradable.

—Justo aquí. Y ya te dije que no me digas jefa, me siento vieja. — le señaló Yanara con un puchero— Quería presentarles a mi nueva camarera.

—Lo siento jefa... — se disculpo nerviosa ella, y luego cayó en sus propias palabras— Perdón... Un placer, soy Sunniva. — se presentó ella mientras se limpiaba el polvo de sus manos, para luego sonreír. Era una chica de baja estatura y apenas 20 o 19 años, sus ojos eran de un negro profundo y tenía un cabello de un celeste pálido corto hasta el cuello y ondulado.

—Sunny se quedará trabajando por una temporada, así que de vez en cuando los atendera en mi lugar. — explico la mujer alegre, revolviendo el cabello de la menor.

Tanto Leorio como Kurapika se mostraron algo decepcionados, mientras que a Alluka y Killua realmente no parecía importarles mucho.

— ¿Eso significa que no te veremos tan seguido?— pregunto Leorio, su tristeza evidente.

Yanara lo miro atónita y luego sonrió graciosa— Trataré de verte lo más que pueda.

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Kurapika llegó a la madrugada al local, lleno de esperanzas de encontrarse con su preciada amiga debido a la falta de clientela. Sin embargo, allí se encontraba solo una antena de un celeste pálido que salía de una chica riéndose a carcajadas, en la cara de un bien conocido anciano.

—¿Sr. Shisho? — llamo el rubio, haciendo que el hombre se diera la vuelta.

—¡Kurapika, gracias a dios que llegaste! — exclamó el jubilado con su voz ronca, haciendo golpes con su bastón para que trajera una silla — ¡Dale una lección a esta mocosa malcriada! Se está riendo en mi cara desde que comenzamos a jugar.

—No es mi culpa que usted sea tan malo — dijo ella con superioridad, mientras acomodaba el tablero para jugar con el Kurta.

—¡Ya verás, cuál sea la trampa que estés haciendo el la descubrirá!— exclamó Shisho apretando el puño con rencor.

—¿Recurres a un reemplazo porque te cansaste de perder? — se burló ella, y luego tosió un poco incomoda al notar los ojos de Kurapika observandola— Uhm, eh...

Ella balbuceo nerviosa y miro a otra parte, incapaz de mantener la mirada con el chico. Tosió incómoda y reinicio el reloj para ambos— Tu tienes las blancas, así que bon appettit.

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⏰ Última actualización: Aug 11 ⏰

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"Pan'emore" HxHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora