En una tribu donde el invierno dura más que cualquier otra estación se encuentra el frío corazón del alfa de la tribu, que había dejado de sentir ese calor reconfortante en el pecho cuando amas a alguien cuando sus padres murieron.
No creyó poder vo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-¿¡Estas loca Ophelia!
Yo volteo los ojos. Ella se quiere escapar de mis brazos pero yo la sostengo y besó su cuello.
-Tranquila, omega.
Ella se separa de mi y me mira a través de sus largas pestañas y unos grandes ojos miel. Su cabello lacio y castaño callendo como cascadas por su curvilíneo cuerpo.
Solo me dedicaba a observarla.
-Tranquila, no ¿Como pudiste oírme? Me marcaste.
Fruncí el ceño.
-Izy, tu literalmente rogaste por ello.
Me levanto acomodando mi cabello que llegaba hasta arriba de mis hombros con mis dedos.
-Pero no tenías que hacerlo. Mis padres me matarán.
Patea el suelo con manía y yo sonrió.
-¡Mis padres te matarán! No, me niego. Tu madre ya no me querrá, tu papá da miedo cuando está molesto.
Ella tenía diecisiete y yo dieciséis. Pero a ella le costaba mucho más mantener la calma.
-No te marque cuando estábamos en celo y te molestaste. Te marque ahora que me lo pediste con tantas ganas y te enojas.
Ella sale de la cama aún desnuda y se pone su vestido con mis ojos encima.
-¿Te arrepientes?
Ella detiene sus movimientos al instante y me mira.
-Sabes que no.
Yo lo sabía. Pero debía controlarla.
Ella se acerca a mi y me besa.
-Pero deberás ir conmigo a contarle a mis padres.
-No me da miedo- Le digo y ella sonríe entre el beso.
-Lo se. Te amo por eso.
-Tambien te amo.
.🌼.
Izy y yo éramos pareja desde que nací. Nos escondíamos de mi madre en la escuela para darnos besos a escondidas. Y yo corte una de las flores blancas que mamá tenía dentro porque no habían flores para Izy en invierno, pero mamá tenía una colección en ellas y crecerían más.
Papá me regaño por eso porque mamá se puso a llorar. Pero la sonrisa de Izy lo valía todo aunque me dolió ver a mamá llorar.
Ellos no hablaban nunca de cómo se habían conocido por más que les preguntara muchas veces.
La gente vieja de la tribu tampoco hablaba de eso y me daba misterio.
Camine de la mano con izy y todos a nuestro alrededor nos miraba. Porque ella tenía una marca.
