Capítulo 5: Un día de muchas emociones 1/2

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Se despertó al sentir el inconfundible dolor de caderas. ¡Vaya noche tan movida que tuvieron! Se giró y miró al causante del dolor en su zona baja, le dirigía una mirada de reproche seguida de un puchero infantil.

En ese instante, el peliazul comenzó a despertarse, parpadeando hasta lograr despabilarse. Ambos se miraron, sin decir una sola palabra.

Azul y rojo se mezclaron en una mirada cargada de amor.

— Buenos días — saludó con un pequeña sonrisa el de mirada azulada.

— Buen-nos dí... — no pudo terminar de hablar, ya que unas increíbles ganas de vomitar lo invadieron.

Corrió a toda velocidad en dirección al baño para deshacerse de ese horrible malestar.

El peliazul lo siguió pero el pelirrojo cerró la puerta detrás de sí.

—¡Oye, Otoya! ¿Te encuentras bien?— preguntó preocupado.— ¡Ábreme, por favor!

—Ya me siento mejor. Tokiya, no te preocupes — decía un poco aliviado, pero sentía leves mareos.— Mientras me baño, ¿podrías ir a ver cómo está Syu-chan?

— De acuerdo. También iré a preparar el desayuno, así que luego de bañarte, baja a la cocina para desayunar.— sin decir más, se retiró de la habitación.

—¡Hai~!

Largó el agua de la regadera, sintiendo cada gota, bajar por su esbelto cuerpo, que no está mal decir que traía loco a Tokiya, además de haber dado a luz a una hermosa criatura que concretaba el amor incondicional del pelirrojo y el peliazul.

Tras finalizar su baño, se envolvió la cintura con un toalla y se miró al espejo que tenía en su habitación, viendo en su reflejo, las múltiples mordidas y besos que tenía marcadas en su abdomen. Luego, se visto con ropas sencillas. Cuando estaba dispuesto a bajar a la cocina, donde seguramente lo estaban esperando su esposo y su hijo, sonó su móvil.

— ¿Aló?

— ¡Hola, Otoya-san! ¡Soy yo, Akemi!— la voz del otro lado de la línea era dulce pero un tanto energética.

—¡Hello, Akemi-chan1. ¿Cómo estás?— dijo feliz.

— Bien, gracias por preguntar. Otoya-san, mi motivo de llamada es sobre temas laborales— el pelirrojo escuchó atentamente. — Tiene que volver a trabajar. Lo necesitamos para que modele para una revista de gran fama y reputación.

— ¡Wow, genial!— dijo emocionado.— Entonces, en una hora estoy allí. Por cierto, Syu-chan también irá.

— ¡Perfecto! ¡Podré ver a Syu-chan! ¡Los esperamos!.- colgó, finalizando la llamada.

El pelirrojo volvió a quedar solo, pensando en aquellos síntomas que lo hicieron sentir fatal. Trataba de convencerse de que capaz todo aquello se debía al estrés causado por ser padre, o quizás había comido algo en mal estado durante el día. Dejo de pensar en ello, para ir a la cocina.

Otoya observó la escena enternecido, desde el marco de la puerta de la cocina, se podía ver a un padre tratando de darle de comer papilla de manzana a su hijo.

— ¡Kyaa! ¡Qué hermoso! Quédense quietos mientras tomo unas fotos— sacó su móvil y los fotografió de pies a cabeza, mientras los otros dos permanecían estáticos.— ¡Y listo! Gracias por las fotos, lo pondré de fondo de pantalla para mi móvil.— dijo satisfecho.

A Tokiya le cayó un gotita estilo anime.

Todos estaban sentados en frente de la mesa para poder desayunar incluyendo a Syusuke, que estaba en su sillita para comer.

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