Capítulo 4: Un día con la Familia Jinguji. Una noche de pasión.

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Podían divisar una casa bastante grande que contaba con una estructura tradicional.

Estacionaron el auto y descendieron de él. Se acercaron a la puerta y tocaron el timbre. Posteriormente, la puerta fue abierta por una empleada de la casa, quien los guío a lo que parecía ser el living. En allí, los esperaba Masato vestido con prendas tradicionales y a su lado un pequeño niño de cabellos dorados de casi dos años.

— Buenas tardes, Itokki-kun.— saluda el peliazul y Akaya hace una reverencia.

A pesar de los años que se conocían, el peliazul seguía siendo igual de formal.

— ¡Buenas, Masato-chan, Aka-chan!— saluda alegremente mientras carga a su hijo en brazos.

— Por favor, tome asiento. Mitsuki-san, trae el té. — La señora abandonó la habitación para acatar la orden y Otoya se sentó frente a Masato, aún sosteniendo a un inquieto Syusuke.

— ¡Syu-chan, estas muy activo! ¿Qué sucede? — cuestiona el pelirrojo.

A Masato le brillaron los ojos, aunque no lo aceptara a buenas, a él le encantaban los niños, aún más después de haber tenido uno propio.

— ¿Ittoki-kun, puedo cargar a Syusuke? — preguntó el peliazul.

— ¿Uhh? ¡Claro! — el pelirrojo entrega cuidadosamente a su hijo.

— ¿Qué sucede, Syusuke? ¿Quieres jugar con Akaya? — Masato pronunciaba cada palabra con mucho cariño.

A todo esto, Akaya permanecía quieto, dado que desde que nació su madre lo había educado estrictamente. Todo lo contrario a lo que le enseñaba su padre, ya que Ren era un poco más irresponsable. Pero hiciera lo que hiciera, Akaya había heredado el carácter de Masato.

La señora Mitsuki llegó con el té y colocó todo sobre la mesa.

— Gracias, Mitsuki-san. Ahora, por favor, lleve a los niños a la sala de juegos — Mitsuki se retiró con Syusuke en brazos y de tras de ella, lo seguía Akaya, quien estaba muy ansioso por jugar con el pequeño peliazul.

— ¿Cómo has estado, Ittoki-kun? ¿Te pasó algo interesante últimamente?

El pelirrojo intenta hacer memoria, pero no había modo, ¡lo único en lo que podía pensar era en Reiji! Aquello sonroja violentamente al pelirrojo.

— ¡N-no, para na-nada! — contesta rápidamente.— ¡Mejor hablemos de otra cosa! ¿Cómo estás, Masato? ¿Cómo te va con Aka-chan? ¿Y Jinguji-san? No lo veo por aquí...— comenta, mientras miraba hacia todas partes.

— Gracias por preguntar. Me encuentro bien. Por suerte, Akaya es un buen niño y con respecto a Ren,... — el peliazul comienza a ser rodeado por un aura oscura.—... fue a hacer unas compras...innecesarias. —dice un poco molesto.

De repente, se oye el sonido de la puerta principal cerrándose.

— ¡Masato, ya llegué! ¡Hoy si que nos divertiremos a lo grande!— dice con una voz increíblemente sexy.

Masato al oír esas palabras, sabiendo a lo qué se refería el rubio, se ruboriza violentamente.

Cuando Ren entra al living, se da cuenta de la situación y no se inmuta en esconder nada.

—¡Hola, Otoya! Mira, fui a hacer unas compras, pero no me olvidé de ti, ni de Tokiya. ¡Les traje un regalo! — extiende el brazo para darle la bolsa que contenía el regalo dentro.

— ¿En serio? ¡Muchas gracias!- dice feliz e intenta agarrar la bolsa pero Ren lo amaga.

— Te lo daré con una condición. — dice divertido

La Familia STARISHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora