Capítulo 8: ¡Feliz cumpleaños, Akaya!

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Era una mañana estupenda. Una leve y agradable brisa corría por el ambiente. Claro que eso era lo que menos les importaba a aquellas personas que estaban a las corridas en aquel salón de fiestas.

Habían pasado dos meses y hoy era el cumpleaños de Akaya.

— ¿Ittoki-kun, dónde pongo esto? —preguntaba una ayudante sosteniendo un arreglo de mesa.

— En las mesas del fondo —dijo el pelirrojo señalando el lugar mientras se disponía a ir a otro sector del salón.

La temática elegida había sido "Alicia en el país de las maravillas". El salón estaba bellamente decorado con tal ambiente, además de que contaba con peloteros y muchas áreas de diversión dependiendo de cada niño.

El pelirrojo se dirigía al patio donde lo esperaban un inquieto Masato y un relajado Syo.

— ¿Cómo les fue? —preguntó Otoya.

— Bien. El tema de la comida está listo —dijo Syo.

— Con respecto a la decoración, ya mandé a arreglar los últimos detalles. ¿Y qué hay de ti, Masato-san? —el pelirrojo se volteó hacia el peliazul.

— Tengo un retraso por parte del pastel

— Bueno, podemos mover esto y esto acá.... —murmuraba el pelirrojo mientras revisaba la lista de horarios.— Tranquilo. No hay nada de qué preocuparse. Ya moví algunas cosas y le da el tiempo suficiente al pastel para llegar justo a tiempo —dijo dando fin al problema.

— Perfecto. Ahora podemos relajarnos un poco —comentó el rubio sentándose en una silla siendo seguido por los otros.

— Repasemos lo que tenemos. A ver, la fiesta comenzará en una hora, en eso vendrán ya listo los niños y nuestros esposos —dijo dando por finalizada la organización.

[...]

Mientras tanto en la casa de Haruka y Tomo-chan, ambas se encontraban vistiendo a Syusuke y al cumplañero.

El pequeño peliazul tenía puesto unos jeans negros, una remera musculosa blanca y sobre esta una camisa color salmón abierta. En los pies, unos zapatillas negras que hacían juego con su pantalón. Akaya vestía un disfraz de príncipe que hacía juego con sus ojos azules y sus cabellos dorados.

Ambas chicas miraban embelesadas a su obra maestra. Tomo-chan no se aguantó más y fue corriendo a abrazar al pequeño príncipe.

— ¡Kawaii! —decía mientras depositaba pequeños besos en el rostro del rubio.

— Sí, quedaron muy lindos. Se nota que son hijos ex-idols —comentaba la pelirosa.

Desde pequeños a estos bebés se les notaba la clase de personalidad que tendrían. El hijo de Tokiya y Otoya, Syusuke, era más social, muy amable y extrovertido. En cambio, Akaya era más callado y educado imitando la personalidad de Masato, aunque había momentos en los que se parecía a Ren.

— Ne~ Haru, ¿No estás emocionada? Pronto nos darán a Tomoe —dijo suspirando feliz la pelirroja.

— Sí. Ya no aguanto más por tenerlo en mis brazos —decía la pelirosa imaginando esos momentos.

Resulta que a Haruka, viendo que todos a su alrededor comenzaban a formar una familia con niños, se le había despertado su lado materno por lo cual ahora ella también quería tener un bebé. A Tomochika le daba igual tener un bebé, con tal de ver feliz a Haruka ella también era feliz.

La pelirosa había decidido, después de preguntarle a su pareja, que adoptaran a un niño. Ella creía que era mejor brindarle cariño a un niño que lo necesitaba. Con ese pensamiento, visitaron orfanatos encontrando en uno de ellos al hijo de sus sueños.

La Familia STARISHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora