Adriana.

16 1 0
                                        

Fui a explorar, y a buscar mas soldados y para recorrer las calles mas rápido subí a la azotea de un edificio y saltaba de una azotea a otra, entonces cuando empezaba a divertirme, escuche a lo lejos lo que parecia ser aullidos, acelere el ritmo y al llegar a donde provenía el desgarrador aullido, me encontré con un chico vestido con ropa de diversos deporte, llevaba un casco de fútbol americano negro, una camisa de hockey, unos pantalones, y unos patines, en sus manos traía un palo de hochey, su camisa, casco y patines eran negros y traían el símbolo infinito, nuca antes había visto a algún jugador con ese numero en su camisa.
Después de examinar detenidamente al chico, me di cuente que aquellas bestias lo rodeaban, eran una especia de animales que nunca había visto, no se como describirlo, todos ellos estaban hechos de hielo, tenían una mirada vacía, y lo atacaban sin piedad alguna, y el pobre chico no tenia armas se defendia con su palo de hockey, se estaba cansando a un ritmo demasiado acelerado, se notaba a kilómetros que estaba exhausto y que sin ayuda moriría, bueno supongo que como su "reina" no puedo dejarlo solo, tengo que ayudar a mis camaradas,¿no?, no lo puedo dejar morir frente a mis ojos.

- Amigo mio, mira que suerte tienes, soy una buena persona y he decidido que te ayudare.- Le dije con una sonrisa arrogante y de superioridad.

- Gracias, pero no quiero que una dama como tu se rompa una uña, intentando derrotar estas bestias imdomables.- Entonces una de esos monstruos salto y casi le quita su casco de una mordida. Tonto.

- Entonces si no quieres mi ayuda, yo lamento decir que... ¡MORIRAS CON LAS BESTIAS!.- Hice la sonrisa mas grande que pude y de mi espalda donde estaban todas mis espadas, desenfunde una espada a la que me gusta llamar "La Aurora Boreal".

Al ver que iba en serio el chico me grito- Cambie de opinión si quiero que me ayudes, por favor.- Es tan fácil manipular a las personas a veces, se acobardó rápidamente al ver que no bromeo.

- Como la reina piadosa que soy he decidido que te perdonare la vida, ahora, cierra los ojos y por nada del mundo los abras, te ha quedado claro.- El asistía y cerro inmediatamente los ojos.

Empecé a mover mi espada circularmente creando así una distracción, una hermosa aurora boreal, cuando los sinoes si así llame a esas bestias, como iba diciendo, cuando se distrajeron fue la perfecta oportunidad de cortarlos en pedacitos, en pequeños cubitos de hielo, entonces me di cuenta... Como es posible deje a uno con vida y no solo eso, se acerco lo suficiente a mi aurora boreal, como para teñirse en colores, y su mirada ya no estaba vacía, sus ojos reflejaban cariño y simplemente era una ternurita.

-Esta decidido me quedare contigo y te protegeré.

-Muchas gracias pero se cuidarme solo.- Entonces recordé que ese tipo seguía por aquí.- Pero debo decir que me tienes impresionado, muchas gracias por salvarme.

- No importa, como sea no hablaba contigo, hablaba con esta ternurita.- Me agache a tocar la pansita de mi lindo sinoes.

- Oye, te puedo pedir un favor.- Asenti ante su petición.- Me dejarias seguir a tu lado.- Se puso rojo como un tomate.

- Esta bien, pero promete que harás lo que yo diga cuando yo lo diga.- Porque no tener compañía conmigo así, al menos no me volvería loca.

- Yo lo prometo por vida, mi nombre es Anderson, y estaré dispuesto a hacer lo que tu me digas cuando tu quieras.- Así que Anderson, no parece muy fuerte pero servirá para no sentirme sola.

- Andy, entonces mucho gusto, soy la reina de este mundo, supongo que ya sabrás quien soy, basta de presentaciones, tenemos que seguir caminando, en busca de mas bestias de hielo.- Dije muy emocionada, y llena de adrenalina.

El tiempo congelado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora