Capítulo 34

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— ¡Natsuo!

Tenko reaccionó a tiempo para agarrar el pequeño cuerpo de Natsuo, el cuál temblaba con descontrol y lo recostó contra una pared del pasillo en el que estaban. El pobre niño se rió sin ánimos y se abrazo las rodillas, podía sentir su corazón latiendo en sus orejas.

Pasó muchísimo miedo. Jun era aterrador, grande y alto, no más que su padre, pero una vez estuvo lejos suyo perdió toda su compostura.

—P-Perdón, Ten-chan —tartamudeo con vergüenza —Como que me relaje y mis rodillas dejaron de responderme. Dame cinco minutos, por reloj. Cinco minutos y vamos para el carruaje.

—Puedo cargarte si quieres —propuso el mayor pero el albino se negó, lo que le hizo suspirar y revolver su cabello —Que terco eres. Bien, nos quedamos hasta que tengas fuerzas para seguir.

—Gracias.

Tenko se acomodo a un lado de Natsuo, de manera en que sus hombros quedaron juntos y podía vigilar los alrededores. No parecía que estuvieran en un lugar muy transitado por los estudiantes o los profesores, por lo que solo observó al albino. Estaba un poco pálido, pero por lo demás parecía encontrarse bien.

Los dos permanecieron en silencio por un tiempo, hasta que el albino miro al mayor un par de veces, de un modo divertido que hizo que el más alto tuviera que contener la risa. Ya que Natsuo lo miraba, dejaba de mirarlo y lo miraba otra vez. Parecía querer decirle algo pero no podía hacerlo. Por lo tanto, Tenko le coloco una mano sobre la cabeza y le miro de cerca.

Natsuo sintió su rostro caliente y su corazón acelerado. Tenko Shimura, para él, era muy bonito. Tenía el cabello rizado de un hermoso color celeste pastel y unos ojos rojos que le recordaban a un adorable conejito, aparte de que siempre era muy amable con él y lo cuidaba muy bien. Le quería muchísimo pero cuando lo tenía tan cerca, lo que pasaba pocas veces, se ponía muy inquieto y nervioso.

No sabía porqué, solo así se sentía.

— ¿Qué sucede, Natsuo? —le preguntó en voz baja el mayor — ¿Hay algo que te pregunté?

—Y-Yo solo quería saber tú opinión sobre cómo actúe con Jun-sensei —respondió nervioso y ansioso el albino —Si lo había hecho bien o si debí decir otra cosa. Quería actuar genial como Touya-nii pero siendo también amable en mis palabras como Fuyumi-neensan y no estoy seguro si lo logré o quedé en ridículo.

—Para mí que le diste de qué pensar a ese profesor idiota —gruño Tenko que seguía resentido por la actitud de ese hombre con el albino —No tienes de qué preocuparte. Lo has hecho muy bien.

— ¿Eso crees? Que alivio —suspiro el albino y se apoyo con comodidad en el hombro del contrario — ¿Sabes, Ten-chan? Estaba muy asustado cuando hablé con Jun-sensei, no parecía una mala persona pero daba algo de miedo y creí que se enojaría mucho conmigo por estarle respondiendo. Sé que puedo defenderme bien con mi magia pero las palabras me son complicadas y sentí que no quería perder contra Jun-sensei. Hum, es decir, estaba bien si él tenía sus puntos de vista respecto a mí y a mis hermanos, eso no lo puedo cambiar, pero quería que pensará bien en su investigación. Porque sería una lastima que algo tan bueno para los animales no pasará, ¿verdad?

Tenko asintió con la cabeza. Podía comprender bien el gran amor de Natsuo por los animales. Tenía montones de libros sobre todas las especies animales posibles, cuidaba de los cabellos lo mejor que podía a su edad y les enseñaba a otros de sus conocimientos para que los animales no salieran heridos. No compartía ese amor, pero cada vez que veía al pequeño niño demostrarlo se sentía cálido y feliz. Él solamente amaba a su perro y le tenía un poco de miedo a los caballos, aparte de que las aves no le gustaban porque muchas veces le cayó su defecación encima.

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