IMMORTALIS

Sobreexposición equina

                Κεφάλαιο τέσσερα

Tan pronto como Daila y Jason vieron la casa, sabían que eran semidioses muertos.
"¡Aquí estamos!" Drew dijo alegremente. "La Casa Grande, sede del campamento."

No tenía nada de especial o amenazante, solo era una mansión de cuatro pisos pintados de azul claro con toques blancos. Un porche con sillones, una mesa, una silla de ruedas vacía y campanas de viento en forma de ninfas convertidas en árboles giratorias. Jason y Daila podía imaginar a ancianos viniendo aquí para pasar vacaciones de verano, sentados en el porche y bebiendo zumo de ciruela mientras veían la puesta de sol. Sin embargo, las ventanas parecían resplandecer con enfado. La puerta abierta de par en par parecía a punto de tragárselos. En lo más alto, un estandarte de águila de bronce con el viento giró y apuntó directamente a su dirección, como si estuviera diciéndoles salid cagando leches.

Cada molécula en el cuerpo de Jason le dijo que estaba en terreno enemigo y al notar como la chica a su lado se tensaba, supo que ella sentía lo mismo.

"No se supone que debamos estar aquí", dijo Jason.

Drew pasó su brazo a través del suyo esta vez ignorando la mirada de la otra chica. "Oh, por favor. Estás perfecto aquí, cariño. Créeme, he visto un montón de héroes. Sin embargo ella si debería irse."

Drew olía a Navidad, una asquerosamente extraña combinación de pino y nuez moscada. Daila se preguntaba si ella siempre olía a eso, o si era algún tipo de castigo hacia ella y su nariz. Su delineador de ojos color rosa era como una patada en la espinilla. Cada vez que parpadeaba, se sentía obligada a apartar la vista. Tal vez su punto era mostrar sus ojos castaños. Era guapa, hasta ella podía admitir eso. Pero Drew hacía a Jason sentirse incómodo y no iba a tolerarlo.

Él pasó su brazo a la distancia tan suavemente como pudo. "Mira, te agradezco..."

"¿Es esa chica?" Drew hizo un mohín. "Oh, por favor, dime que no estás saliendo con la Reina de los muertos."

"Estoy delante de ti, así que si vas a intentar ofenderme al menos hazlo bien." respondió Daila con otro mohín lleno de sarcasmo.

Jason no estaba seguro de cómo intervenir. No sabía de que conocía a Daila y los únicos recuerdos que tenía de ella eran su risa y los de hacia unas horas, eso hizo que su estómago se revolviera molesto, como si le estuviera diciendo: ¿cómo puedes no recordarla imbécil?. Sabía que no debían estar en este lugar. No debía hacerse amigo de estas personas, y ciertamente no debía salir con uno de ellos. Aun así... Daila no le daba esa sensación la estaba abrazando cuando se despertaron en ese autobús, ambos sin más memoria que el nombre del otro. Él sabía que era su novia. Había sido valiente en la pasarela, la lucha contra los venti, y cuando Jason la había atrapado en el aire y habían quedado cara a cara, no podía fingir que no había sentido la necesidad de besarla. Pero el hecho de no recordarla dolía. Ni siquiera sabía su propia historia, solo sabia que ambas estaban entrelazadas.

Drew rodó los ojos ignorándola. "Déjame ayudarte a decidir, cariño. Mereces algo mucho mejor. ¿Un tipo con tu look y un talento obvio?"

Ella no lo miraba, sin embargo. Ella estaba mirando un derecho in situ sobre su cabeza.

"Estás esperando una señal", supuso. "Al igual que lo que apareció sobre la cabeza de Leo."

"¿Qué? ¡No! Bueno... sí. Quiero decir, por lo que he escuchado, sois bastante poderosos, ¿verdad? Vas a ser importante en el campamento, por lo que tu padre te reclamará de inmediato. Y me encantaría ver eso. ¡Quiero estar contigo en cada paso del camino! ¿Así que es tu padre o madre el dios? Por favor, dime que no es tu mamá. Te odiaría, si fueras un hijo de Afrodita"