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A un día de haber llegado y habiéndose ya instalado en la casa de sus abuelos, no tenía nada más que hacer, sus padres llegarían a solo unos días antes de Noche Buena.
Harry aún no sabía, cómo iba a contarles que había terminado con Ryan Spencer. Su padre mataría al alfa, si le decía que le había sido infiel con su mejor amiga.
Aburrido, se dedicó a recorrer toda la casa que solía amar de niño. Le gustaba que quedara apartada del pueblo y cerca del enorme bosque. Era una mansión estilo Victoriano, tan blanca como una paloma, con muebles y decoración tan antiguos como la reina de Inglaterra. El mayor orgullo de su abuelo Alexander, quien también ostentaba el título de Conde de Victoria.
Sus abuelos maternos tenían conexiones con la realeza inglesa, excepto su padre quien era un estadounidense y magnate trabajador venido a más, de una familia modesta. Sin embargo, había sido aceptado en la familia Cox con beneplácito. A pesar de la evidente diferencia social con su madre.
No había nada mejor para despejarse de Boston y olvidarse de lo que sucedió allí en los últimos días, que quedarse en ese pueblito.
Las últimas semanas antes de sus pequeñas vacaciones, habían sido desastrosas.
El estúpido de Ryan, su ahora ex novio le había sido infiel, con una de las animadoras de la universidad, y sobre todo, una de sus "amigas".
La estúpida Rachel McAddams y su tonto cabello rubio, rizado y sedoso.
De solo recordarlo, le recorría la rabia otra vez.
[...]
—¡Qué bonita, Harry! —Rachel se acercó para ver la bonita tarjeta de Navidad que había hecho a mano, para su novio Ryan. —¿Dónde la compraste?
—En realidad... La hice. —Se sonrojó ante el cumplido.
Harry era muy bueno haciendo manualidades, adornos, invitaciones, y las tarjetas de felicitaciones le salían de maravilla. Sus amigos a menudo, le pedían que les ayudara a hacer poemitas o cartitas de amor a sus novios.
—Sí, ya sabes. —Niall los interrumpió —Nuestro querido Harry es un romántico empedernido, un detallista, amoroso y cursi. —El chico se llevó un dedo a la boca y fingió arcadas.
Niall era un simpático omega rubio y su mejor amigo.
—¿Me la podrías vender? —Preguntó la joven. —Es para alguien especial... quiero pedirle que sea mi novio. —Rachel lo miro con ojos suplicantes. —Por favor Hazzie —Rogó haciendo un puchero.
Y Harry no pudo decir que no. Ya haría otra para Ryan.
[...]
El alfa rubio dejaba besos en su hombro y cuello mientras el trataba de estudiar sus apuntes. Le hacía cosquillas.
Tenía un examen importante y su novio no lo dejaba concentrarse.
—¡Ryan basta! —Chilló sonriendo —Me distraes amor. —Se quejó haciendo un puchero.
—Harry... —Pidió el alfa. El omega lo miró sin rendirse. —Ash... está bien. —Aceptó refunfuñando. —Me voy a clases. Te veo luego amor.
Ryan iba a retirarse, cuando de pronto el menor observó un objeto de papel plateado asomar por uno de los bolsillos de la chaqueta ajena, algo que le pareció levemente conocido.
—¿Qué es? —Preguntó tomando la tarjeta.
Oh no.
Abrió el papel desgarrando el contenido escrito. Era su tarjeta, la tarjeta de amor que había hecho la noche anterior y... Ryan la tenía.
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El Regalo Perfecto L.s.
FanfictionHarry termina con su novio, al descubrir que lo engañaba con una de sus mejores amigas. ¿Será mucho pedir un regalo de navidad más? Dónde a Ryan le den su merecido por ser un traidor. O donde Louis es un chico con un futuro difícil y Harry tiene tod...