Invierno
Blanca y vieja asesina eres, nieve,
que por siglos y milenios acechas
a la vida humana y a sus cosechas,
haciendo que la muerte se las lleve.
Invierno, tú que hospedas a la nieve,
al hielo y al granizo, y se los echas
al débil otoño en tardías fechas,
comienzas el año con calor leve.
Y nosotros, por siempre megalómanos,
aprendimos a disfrutarte bien,
retando al mundo. Así fuerte tómanos,
blanca tormenta; iracunda ven,
grande némesis de los pirómanos;
sea el mundo de nuevo tu rehén.
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Albar de jornaleros
Irradia Nix el cielo cual diamante.
Negra se ve la bóveda celeste.
Así sale Lorenzo por el Este,
termina la noche en fugaz instante.
Luz aún poca en el cielo, flamante.
Comienzan los pasos de aquel que honeste
su jornada, sea urbana o agreste,
y se resista a su muerte adamante.
Duerme el búho a nuestro son y musita,
memorias de fosco y anocheceres,
ante el gentío que ante él transita.
Privado queda el búho de placeres,
mientras que al día sueña y dormita,
buscando para alzarse atardeceres.
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Niebla
Claroscuro y penumbroso entelado,
grisáceo telón radial y opacante,
que bajas del cielo nube obturante
y tornas del hombre el ver opacado.
Ocultas el prado, que bien guardado
por tu sólido y severo semblante
se esconde tras de tí, y aguardante
espera de nuevo ser contemplado.
Temible ejército, fácil victoria
consigue, enfrentado al indefenso
llano, falto de levas y de gloria.
Conquistada queda, por gris incienso,
de la agreste lar toda verde historia,
sepulta tras muro de humo intenso.
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Soneto valsado
¡Oh vals! De tres en tres van tus compases.
De a dos lo han bailado cientos y aún
bien lo bailan, calzados en betún,
con medido cuidado y sin desfases,
bien juntos, hasta el fin de los jamases,
en parejas. La noche de Verdún
apareja en objetivo común
a rey y reina. Pareja de ases.
Escenario de nácares e intrigas,
doradas mascaradas y rosales
tiñendo de floral las nobles vigas
de reales palacios señoriales;
con tus acordes serenos abrigas
festivales boreales y australes.
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Vals asonetado
Círculos rítmicos, guerra de pies,
suave danzar el del vals al girar;
lentos, felices y alegres bailar
bellos compases de un rico francés.
Símbolo antiguo de estatus marqués,
condes y duques se han de procurar
a alguien que sepa también pendular;
más de una no, pues el vals no es de tres.
Máscaras rondan la noche boreal,
rojas y negras de gran resplandor,
cíclicas órbitas siguen en dual,
son melodías de guerra y amor.
Guerra calzando tacón de cristal
fine en silencio y nocturno dulzor.
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A un villano
Feliz será el villano de los ruros,
porque a él, los pesares de la gente
cuyas vidas escrutan bajo lente
aquellos reyes, tras sus altos muros,
no le importarán siquiera dos duros;
pues él es sabio tal que no consiente
que tan superfluo y frívolo aliciente,
sacado de negocios muy oscuros,
el ver le nublen de lo que es certero:
que es natura un tesoro sin igual,
que es la grande ciudad un agujero
en el que hace de techo lo formal,
y aquello que por norma no es sincero.
Cuán simple que es la vida, ¿no, al final?
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Mil y ocho versos polirrimos
PoetryUn poemario compuesto por 72 sonetos de diversa índole: principalmente autobiográficos, bucólicos y elegíacos. Aún no está terminado.
