Cuando Se Terminó [2] |Iguro Obanai|

Capitulo 10

–20 años.

—Presente.

________ Sato.

–feliz navidad? — dijeron todos al unismo entrando a mi departamento.

–aun no son las 12! — dijo Iguro desde la cocina, quien estaba metiendo al horno el pavo.

–no le hagan caso — dije mientras todos se sentaban.

–______, ¿Hablaste con Iguro? — me susurro Kyojuro.

–aun no...lo haré cuando entreguemos los regalos.

Iguro salió de la cocina saludando, aún con el mandil puesto.

–vaya, pareces señora — bromeó Uzui, haciendo reír a Sanemi y al resto.

–ay si, que gracioso Uzui, me da mucha risa, mira "jaja" — disimulo reírse.

No se veía bien, en su mirada notaba lo mal que se sentía.

Eran las 11 pm, faltaba una hora para las 12 am.

El resto no dejaba de bromear, y jugar juegos de mesa, todo el ambiente se sentía cómodo, pero lo único que aún me dejaba pensando, era Iguro.

Podía notar como se distanciaba un poco en ciertas ocasiones y me miraba, hace poco fue y se encerró en la cocina, con la excusa de que iba a ver cómo estaba el pavo.

Fui hacia la cocina, buscándolo.

Y lo encontré ahí, con su cuerpo apoyado en la pared, pensativo, con las manos en su cabeza.

–¿Todo está bien? — pregunté, sin saber cómo hablarle.

–si, solo estoy pensando ¿Necesitas algo? — pregunto al pendiente de mi.

–tengo sed.

–ven — me llamo, agarró un vaso y la jarra de refresco, todos tomaban coca cola y vino, pero yo guardaba mi estómago para cuando sirvieran la comida.

Me sirvió refresco, lo mire atentamente, cada movimiento suyo, como movía sus manos y brazos.

–toma.

Tome en silencio, mientras lo veía, el horno sonó, el pavo estaba listo.

(.......)

Todos comían el pavo acompañado del vino, riéndose, contábamos nuestras anécdotas de pequeños, mientras esperábamos a qué fueran las 12.

Iguro estaba sentado a mi lado, pero aún así, ninguno se atrevía a hablar con el otro.

–¿Recuerdan cuando confundían a Muichiro con una niña? — todos soltamos una risa.

Muichiro se sonrojo.

–me decían que tenía cabello de princesa. — bufó.

–es que lo tienes — dije, mire a Iguro, tenía sus manos debajo de la mesa.

Y solo las ponía así cuando estaba mal.

Suspiré, baje mi mano derecha, agarrando su mano por debajo de la mesa. Sus manos estaban frías, como la porcelana fina.

Se sobresalto al sentir mi tacto, pues lo tome desprevenido.

–come. — dije en voz baja, pues en casi toda la velada, no había tocado su porción. — solo lo que puedas.

–______, te graduas la próxima semana, ¿No? — pregunto Shinobu, dándole un sorbo a su copa.

–si, están invitados por sea acaso. — dije, deje mi plato de lado, estaba llena.