15. Saturno pt. 2

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LUCIANO

El sol del mediodía se posaba en lo más alto del cielo, su cabello ondeaba con la brisa, estaba de espaldas a mi, sentada; los únicos sonidos provenían de las aves y el movimiento prolongado del agua en el lago, era un día hermoso, parecía que estábamos congelados en el tiempo, a veces pensaba en días así, con ella, cuando no podía conciliar la idea de que nunca estaríamos juntos, me parecía un sueño hecho realidad estar tirados en el pasto solo existiendo juntos.

La casa estaba lista, todo había terminado y tenía miedo de no verla más, pensaba mientras miraba las nubes con mis brazos sobre una almohada atrás de mi cabeza, decidimos festejar como una inauguración solo los dos, hicimos un pequeño asado y ahora bebíamos jugo mientras contemplábamos la belleza del paisaje y la compañía.

Soledad se dio vuelta después de un buen rato de darme la espalda, estaba como entretenida con el lago, cruzamos nuestras miradas y ella me sonrió, estiró su brazo, dibujo una caricia con su mano en mi mejilla, le sonreí de vuelta, dejo la mano sobre mi rostro un par de segundos más mientras me seguía mirando, me pareció que pensaba, que algo cruzaba por su mente, que me atravesaba más allá de mis ojos, sentí que una descarga eléctrica me recorrió el cuerpo; a veces me costaba tanto descifrarla. Acto seguido se acostó a mi lado, su cabeza reposaba sobre mi pecho, no dude que mi corazón retumbaba contra su odio, fuerte y desbordado, ese era el efecto que siempre había tenido en mi; caímos en un silencio cómodo entonces cerré mis ojos y me permití disfrutar de lo que siempre había soñado, la vida nos sonreía al fin.

—¿Has imaginado como sería una vida juntos?

Abrí los ojos y mire hacía abajo, solo podía ver la raíz de su cabello, guarde silencio un momento porque su pregunta me descolocó.

—Luciano...—Insistió

—Claro, durante mucho tiempo...

—¿Y ya no?—Cuestionó

—Bueno ya no es necesario— Saque mi brazo bajo mi cabeza para acariciar su cabello— Ahora lo estamos viviendo

Se quedó quieta, solo respiraba profundamente, espere su respuesta que no llegó, me preocupé... Tal vez no era eso lo que quería escuchar.

—¿Pero no te lo imaginas de otra manera?...

—No entiendo...—Arrugué la frente al no comprender a donde iba la conversación.

—Umm... Todo eso que pudimos tener de jovenes pero no pasó porque bueno yo elegí a otra persona...

Se detuvo un momento, note que a ella también le estaba costando organizar su idea para trasmitirmela

—...Has pensado en todo eso pero con esta versión de nosotros, en el presente

Me dejó sin palabras, para ser franco, estaba procesando sus preguntas y lo que venía entre lineas con todo lo que sugería, a decir verdad en los últimos años había desistido de ese deseo; cuando era más joven quería todo, podía ofrecerle todo, pensaba que ella sería la única mujer con la que aceptaría casarme, tener una casa, la dejaría involucrarse en mi trabajo cuanto deseara, iría a vivir a su pueblo si fuese necesario, no me separaría jamas de su lado, tendría los hijos que me pidiera; pensaba que solo por ella accedería a esas cosas, pero ahora no sabía que quería, todo era más complicado, ya no éramos unos jovencitos despreocupados, ahora las consecuencias eran más grandes y creo que me conformaba con lo que teníamos, hace mucho tiempo lo hice.

-ODIAME POR PIEDAD (Yo te lo pido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora